Gibraltar, paraíso fiscal

Que Picardo haya lanzado una ofensiva para estrechar los lazos con su entorno es perfectamente comprensible. A los paraísos fiscales se les está apretando las tuercas. Otras fuentes financieras interiores y exteriores -la guarnición, el arsenal, el bunkering, el gran resort que iban a montar en la ladera este de la Roca- no están saliendo como se pensó y, encima, el dichoso referéndum del 23 de junio, que puede sacar al Reino Unido de la Unión Europea, dejándoles colgados de la brocha, les causa verdadero pánico.

Así que buscan establecer relaciones de todo tipo con el entorno para mantenerse unidos al continente. En realidad, se trata de un viejo sueño: extender la colonia -que vive de España- al campo de Gibraltar y, si es posible, a Andalucía. Lo hubieran conseguido si, en 1954, el general Cuesta Monereo no hubiese mandado levantar en el lado español una puerta frente a la Verja que habían levantado los ingleses. Fue el único error británico en los tres siglos del contencioso. Una puerta que les encierra, Y que ahora intentan derribar engatusando con baratijas a su entorno, gobernado por socialistas y podemitas.