Feijóo corta más cabos con el 'casadismo' y afianza su modelo de PP

El PP continúa el desmontaje del anterior proyecto, anula la venta de la sede y se renueva en Europa

El líder de los populares sí acepta parte de la herencia recibida en puestos clave y en congresos regionales

Sede nacional del Partido Popular en la calle Génova, a 30 de mayo de 2022, en Madrid (España) EP

Alberto Núñez Feijóo ha llegado a Génova con sus tiempos bien definidos, sin precipitarse en sus decisiones y sobre todo con orden. Porque el gallego es un político ordenado al que espanta el caos, en la política en general y en los discursos ... en particular. Cada cosa a su tiempo, se oye en el PP de forma machacona, sin entrar en polémicas estériles o cortinas de humo , y con el foco situado en «la máxima prioridad» , la economía. Paso a paso y sin armar mucho ruido, Feijóo ha ido imponiendo su estilo propio, su manera pragmática de entender la política y su modelo de partido, que implica el desmontaje, pieza a pieza, de lo que pudo entenderse alguna vez por 'casadismo'.

Ojo porque ese desmontaje no implica una demolición total. Es algo mucho más práctico, para acabar con lo que, a su entender, ya no sirve, y quedarse con lo que siga siendo útil. En dos meses se ha visto la mano de hierro de Feijóo para poner fin a medidas, puestos y situaciones que no encajan en su proyecto, y al mismo tiempo ha dado rienda suelta a su pragmatismo y no ha dudado en contar con personas que trabajaron con Casado, si podían resultar útiles en su proyecto, como es el caso de los tres portavoces parlamentarios.

La mano de hierro de Feijóo se ha dejado ver dos veces durante esta última semana. El pasado lunes se confirmó desde Génova el frenazo y marcha atrás en una las decisiones más llamativas , y viscerales, de Casado como presidente del PP: la venta de la sede nacional del partido, a la que relacionaba con los casos de corrupción del pasado. En febrero de 2021, tres días después del desastre electoral del PP en Cataluña, Casado anunció ante el Comité Ejecutivo Nacional el cambio de sede del partido, para romper con el pasado de corrupción que estaba siendo investigado.

La anterior dirección del partido dejó muy avanzado el proceso de venta, aunque dentro del PP muchos no comprendían la decisión: «La culpa del desastre en Cataluña no fue de la sede ni de la corrupción del pasado, fue de los errores de bulto de Casado y del partido», apuntaban fuentes populares. Apenas dos meses después de llegar al despacho más noble de la séptima planta, Feijóo zanja la cuestión. Ni habrá venta ni el nuevo PP está dispuesto a relacionar el inmueble, en la calle Génova 13 de Madrid, con la corrupción. «Los edificios no tienen culpa de nada y la intención es seguir aquí», sentenció Elías Bendodo , coordinador general del PP, después del Comité de Dirección del lunes pasado en Génova.

El frenazo en la venta de la sede de Génova ha sido recibido con una enorme indiferencia por parte de los populares, todo hay que decirlo. Las preocupaciones en el partido son muchas y variadas, y en la larga lista que podría hacerse no hay sitio para esa cuestión, de la que se hizo bandera en un pasado reciente.

Cambio en Europa

Esta misma semana se ha producido otro cambio importante dentro del PP, en este caso en su delegación europea. En el congreso que el Partido Popular Europeo ha celebrado en Róterdam, además de elegir al alemán Manfred Weber como nuevo presidente, se eligió a Esteban González Pons como vicepresidente, uno de los diez con los que cuenta esta organización. El español quedó décimo por número de votos, y solo otro aspirante quedó por detrás de él. La entrada de Pons en la estructura orgánica del PPE supuso, de hecho, la salida de otro español de ella, el histórico Antonio López-Istúriz , secretario general desde hacía 20 años.

El navarro López-Istúriz, que aspiraba a seguir en su puesto hasta 2024, vio cómo Feijóo apostó claramente por una persona de su máxima confianza, González Pons, como representante de la 'cuota' española en el PPE. El navarro, con extraordinarios contactos entre los líderes europeos, había sido secretario general con Aznar, con Rajoy y con Casado, pero no sobrevivió a la llegada de Feijóo, que se estrenaba en ese tipo de cumbres y en la relación con sus colegas del continente. Puertas adentro, la elección de Pons se interpreta como una victoria clara sobre López-Istúriz, con el que mantenía un enfrentamiento y una relación complicada. Pablo Casado apostó por el navarro, en el que se apoyó en sus relaciones con los líderes europeos , y relegó a Pons, con el que no tenía una estrecha confianza. Fue Casado quien sustituyó a Pons como portavoz en el Parlamento Europeo y situó en su lugar a Dolors Montserrat.

Ahora, Feijóo ha 'rescatado' a Pons, le ha situado como uno de los dirigentes más fuertes de Génova, en su puesto de vicesecretario de Política Institucional, con competencia directa en Justicia, Defensa y Política constitucional, y ha apostado por él en el PPE, como hombre clave para las relaciones con los líderes europeos.

Sin líneas rojas

Cuando el equipo de Feijóo llegó a Génova, después de su elección como presidente nacional en el congreso de Sevilla , dejó claro que no se sentía condicionado por las decisiones de la anterior etapa. Y se refirieron en concreto a la renovación del Consejo General del Poder Judicial, bloqueada desde hace más de tres años. En su primera reunión con Sánchez en La Moncloa, el pasado 7 de abril, Feijóo aceptó retomar las conversaciones de forma inmediata, con Pons como interlocutor por parte del PP. Quisieron partir de cero, sin prejuicios ni vetos programados.

Las condiciones que había impuesto Casado, como líneas rojas para cualquier acuerdo, dejaron de existir. Si con el anterior presidente del PP el acuerdo parecía prácticamente imposible, Feijóo ha remarcado que su intención es que se produzca la renovación, aunque los contactos con el Gobierno se han congelado hasta después de las elecciones andaluzas del 19 de junio. Si el PP anterior exigía una ley previa que garantizara que «los jueces son elegidos por los jueces», a Feijóo le vale un compromiso por la regeneración.

Otro de los objetivos inmediatos de Feijóo cuando fue elegido presidente del PP fue cerrar los debates internos del partido, que lo habían desangrado en los últimos meses. Así, una de sus primeras decisiones, que rompió con la etapa pasada, fue la convocatoria urgente del congreso regional de Madrid, para que Isabel Díaz Ayuso fuera elegida presidenta del partido. Durante dos días, 20 y 21 de mayo, los populares se reunieron en Ifema en un congreso que fue la apoteosis del 'ayusismo' y consumó el borrado absoluto del 'casadismo' en la memoria colectiva del PP, al menos de forma pública.

Adiós a las injerencias

La relación de Génova con los barones territoriales del PP es uno de los cambios más significativos dentro del partido en los últimos años, una ruptura del modelo piramidal para implantar en la práctica otro federal, por mucho que este sea un término que produce urticaria a muchos populares. Para empezar, el nuevo PP surgió como un 'triunvirato', con Feijóo, Moreno y Ayuso como líderes fuertes y un pacto no escrito para respetar el espacio de cada uno.

Desde Génova han fulminado cualquier tipo de injerencia en los territorios, sobre todo en las comunidades donde gobierna el PP. Fuentes territoriales populares describen así la situación actual: «Ahora hay tranquilidad, es lo que mejor define al partido. Desde Génova ya no nos llaman para darnos ninguna instrucción ni mucho menos para imponer nada. Hay un respeto total hacia los presidentes regionales».

La dirección de Casado y García Egea dejaron pendientes una decena de congresos regionales cuando salieron de Génova, algunos de ellos auténticos polvorines que heredó Feijóo, con riesgo cierto de explosión interna. Sin embargo, el nuevo PP, que lleva semanas recorriendo todas las comunidades para hacer un informe certero sobre la situación del partido en cada región, no tiene ninguna intención de imponer candidatos ni de impulsar relevos traumáticos. En Extremadura, el escenario era de alto riesgo, pero esta misma semana se ha resuelto como le gusta a Feijóo: sin sangre, sin choques y por las buenas. Uno de los posibles candidatos, el portavoz del PP de Extremadura y alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro , ha renunciado a presentarse, por lo que María Guardiola se queda como candidata única en un congreso que se celebrará el 16 de julio.

Lo más significativo es que Guardiola era la candidata de Casado y Egea, y el equipo de Feijóo, tras consultarlo con José Antonio Monago, no ha tenido ningún problema en dar el visto bueno a esa solución sin causar ninguna herida interna. Ese será su objetivo en otros congresos de 'riesgo', como los de Asturias, Cantabria, La Rioja o Cataluña en el futuro. Feijóo primará la posición y criterio del presidente regional y las soluciones de consenso para evitar unas primarias que cada vez gustan menos en el partido.

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