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El ex número 2 de Interior allana el camino a Fernández Díaz: Lo sabía, pero la Kitchen era legal

Esgrime una exclusiva de ABC de 2014 para justificar que hubiese una operación policial sobre Bárcenas

Cuestiona los mensajes intervenidos: Dice que los hay mal datados, otros son reenvíos y otros están mal relacionados

Isabel Vega

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Todas las miradas estaban puestas este jueves en la declaración como investigado que iba a prestar por primera vez el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez. Se había hecho de rogar, lleva imputado desde el mes de enero pero por una cosa o por otra, no había llegado a comparecer. Sí constaba ya en las actuaciones alguna de sus opiniones sobre la operación Kitchen, ese supuesto operativo parapolicial para sustraer información comprometedora del PP al ex tesorero Luis Bárcenas a espaldas del juzgado. Se trataba de una batería de SMS recibidos de quien fue su jefe, el ministro Jorge Fernández Díaz , que versaban sobre el tema. También había WhatsApp de cosecha propia en los que despotricaba del vacío que le estaban haciendo. Avanzaba que no pensaba caer solo.

Pero ante el juez Manuel García Castellón lo que ha defendido es que no hay por qué caer. Esgrimiendo una exclusiva del ABC de 2014 que destapaba vínculos de Bárcenas con la camorra italiana , se ha aferrado a que se trataría de una investigación legal de la que no tuvo por qué sospechar nada, habida cuenta de el turbio entorno del tesorero que aireaba la prensa.

Y la prensa ha salido más de una vez. En su opinión, son los medios quienes se han inventado la Kitchen, porque él estaba allí y nunca conoció nada con un nombre parecido. Sí supo que algo había, pues fue el ministro quien le pidió que se enterase de si era cierto que Sergio Ríos, el chófer de la familia de Bárcenas, había sido captado como confidente. Hizo la gestión preguntando a Eugenio Pino, el uniformado com más rango entonces en la Policía, y éste se lo confirmó. Y hasta ahí su reporte a Fernández Díaz, conforme ha aclarado casi en la recta final del interrogatorio.

Si bien al inicio parecía dar por sentado que despachaba sobre el operativo para ir informando al ministro , el juez, el único además de su abogado al que ha aceptado responder, ha repreguntado en busca de concreción: Le dio ese dato, y alguna otra revelación a la que tuvo acceso, como que se seguía la pista del dinero en las Antillas. Y poco más.

Ha puesto el acento en que él ni estaba en el día a día, ni sabía si la policía entraba o salía de dependencias de Bárcenas , ni tenía conocimiento de que le hubiesen robado unos teléfonos móviles viejos y hubieran volcado la información a un portátil. El comisario Enrique García Castaño, que se encargó personalmente de aquel trámite, dice que el ordenador, del que obra recibo a cargo de los fondos reservados, era para él y el volcado, también. Martínez asegura que no tenía conocimiento, de modo que poco podía trasladar a su jefe . Y del escaso botín que obra en el sumario como fruto de la Kitchen, unos papeles manuscritos del tesorero y su mujer así como algunas facturas, ha cuestionado que los investigadores lo sitúen como fruto de un «robo» cuando los mismos papeles salieron en la prensa.

Los mensajes, inexactos

De por qué Fernández Díaz, en plena imputación de Martínez, soltó a Vozpopuli que no sabía nada de Kitchen, sólo la decepción. Martínez ha comentado que le molestó aquel gesto -lo que ya se deducía de los mensajes enviados a sus amigos que obran en el sumario- y que motivó que llevase los SMS ante notario . Por escrito a sus cercanos dijo que no pensaba caer solo. Hoy ha matizado buena parte de los mensajes que podrían ser incriminatorios, como ese en que supuestamente, Fernández Díaz le habla de un volcado que había sido «un éxito». Ha justificado que es un reenvío de un tercero.

También ha cuestionado el relato del informe policial que reconstruye sus conversaciones con García Castaño: Algunos WhatsApp están, según ha afirmado, mal datados y otros parecen correlativos cuando fueron enviados con «cuatro meses» de diferencia. Suavizaba así el principal puntal de la imputación del ministro, que este viernes declara como imputado después de haber puesto por escrito en el juzgado que los mensajes estaban «manipulados».

En cuanto a Rajoy, Martínez le ha sacado de la ecuación . Ha comentado que lo que habló con él alguna vez sobre Bárcenas es que el tesorero estaba intentando implicar al entonces presidente del Gobierno en la trama pero él estaba tranquilo porque no tenía nada que ocultar. El mismo sentir que le había trasladado también Fernández Díaz. De Kitchen, nada de nada.

Fondos reservados: Es lo que hay

Uno de los temas más áridos de la declaración, según las fuentes consultadas, ha sido el más delicado. La imputación de Martínez lo es también por malversación puesto que al chófer de Bárcenas se le pagaba con fondos reservados. Cuando ha explicado como funcionaba esa partida discreta, se ha explayado en detalles técnicos para al final llegar a la conclusión de que el sistema es mejorable, pero es el que hay.

A Interior lo que llegaba era simplemente el detalle de lo gastado consignado con el «nombre ficticio» de la operación que se había sufragado, pero ningún pormenor sobre en qué se había empleado -confidentes, compras, gastos corrientes o qué-, conforme ha declarado. Ahí acaba su responsabilidad como supervisor del asunto, en confiar en la buena fe de los profesionales que hacen uso de esos dineros. También en esa operación en torno a Bárcenas que considera lícita.

Conexión Villarejo

Y el comisario jubilado y en prisión provisional José Manuel Villarejo, ha tenido su propio apartado temático. De acuerdo a las mismas fuentes, Martínez ha explicado que le conoció porque el ministro le dijo que tenía que reunirse con él , ya que traía información bajo el brazo. Era entonces su jefe de Gabinete y Juan Cotino, el director general de la Policía, le había conminado a asistir. En aquella reunión le contó averiguaciones sobre el ático del expresidente madrileño Ignacio González y entablaron relación.

Para cuando la época de Kitchen, a partir de 2013, lo que le constaba es que Villarejo tenía órdenes expresas de reportar sus averiguaciones al Centro Nacional de Inteligencia y que también colaboraba con la Fiscalía Anticorrupción. Dice que le consta una reunión en diciembre de 2012 con el fiscal Jefe de aquella época, Antonio Salinas, y su número dos. También tuvo constancia de que por alguna razón que dice desconocer, la relación del polémico mando con la casa que gobernaba Félix Sanz Roldán saltó de pronto por los aires. Se quebró la comunicación.

En cerca de tres horas, Martínez rebatía así la declaración de García Castaño, que en su tirar de la manta en la Audiencia Nacional acabó llevando a los investigadores hasta el móvil del exnúmero 2 de Interior y así, a la imputación de Fernández Díaz. Pero también pone a este en un compromiso, pues en público y en su escrito al juzgado viene negando la existencia de la operación. Está por ver si mañana el ministro quiere declarar y si se aferra a esa licitud, lo que implicaría reconocer su conocimiento, o sigue negando haber tenido nada que ver en lo que se cocía en el ministerio que comandaba.

 

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