«Oí el estallido desde mi casa, pero la empresa me dijo que me tranquilizara»
MADRID.«Estaba en mi casa cuando escuché el estallido, fui a la ventana y al ver el humo me di cuenta de que sí, seguro que había pasado algo en el trabajo de Juan Carlos. Llamé enseguida a la empresa y me contestaron que no ... me preocupara, que no le pasaba nada a ningún trabajador y que me tranquilizara, y ahora ya ves...». Estas fueron las palabras de Saturnina Viña, la compañera sentimental de Juan Carlos Buenestado, ingresado en la unidad de quemados del Hospital Universitario de Getafe y uno de los heridos más graves del accidente ocurrido en la refinería de Repsol-Petróleo en Puertollano. La madre de Buenestado, Alfonsa González, sólo acertaba a decir entre lágrimas, «¡Ay Dios mío que mi hijo es el que peor está!». Antonio Rodríguez, secretario general de FITEQA-CC.OO., en Ciudad Real, y cuñado del citado trabajador, no quería precipitarse a la hora de hacer declaraciones, pero lamentaba que «no hubiera una unidad de quemados en Puertollano y que tuvieran que desplazarse a Madrid en este tipo de accidentes cuando ya ha habido muchos en el pueblo» y aseguraba que «si se cumplen los procedimientos de trabajo tal como están diseñados, el riesgo de tragedias se reduciría a cero. Desde la empresa se achucha para que vayas más rápido y a veces te saltas los procedimientos; yo no sé si es esta la causa pero...». El resto de familiares de los ingresados esperaban preocupados nuevas noticias de los médicos.
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