España ante su quinta presencia en el Consejo de Seguridad de la ONU
El Gobierno de Rajoy aspira a volver a participar en la toma de decisiones sobre asuntos de relevancia internacional doce años después
jaime g. mora
«Las solemnes sesiones de septiembre de la Asamblea General de la ONU tiene varios fines -escribe Inocencio Arias , embajador en Naciones Unidas en el periodo 2003-2004, el último bienio en que España fue miembro no permanente del Consejo de Seguridad-. Para ... que los líderes mundiales expongan sus puntos de vista sobre los problemas del momento en el marco privilegiado de la Asamblea. Contactar con determinados estamentos de la sociedad estadounidense. Y el más provechoso: reunirse con la finalidad de resolver contenciosos entre dos países y pedir o chalanear un voto determinado».
Esta semana, el 25 de septiembre, Rajoy pronunciará su primer discurso ante la Asamblea General desde que fue elegido . Su participación no se limitará a eso: el presidente asumirá personalmente la defensa de la candidatura de España para hacerse con un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad para los años 2015-2016. La decisión definitiva no se conocerá hasta octubre de 2014 y los rivales son Nueva Zelanda y Turquía .
De conseguir el nombramiento -el Gobierno cree que tiene opciones-, sería la quinta vez que España se sienta en este organismo. Lo lograría doce años después, el intervalo de tiempo que ha habido aproximadamente entre las anteriores participaciones.
España es desde 1999 el octavo mayor contribuyente al presupuesto regular de la ONU
España ingresó en la ONU en diciembre de 1955 y fue por vez primera miembro no permanente en el bienio 1969-1970. Volvería en 1981 y después en 1993. Solo nueve años después, en 2003, España se codeaba de nuevo con las primeras potencias del mundo en los convulsos años de la Guerra de Irak . «Esta vez España ha sido elegida con un un intervalo menor, de diez años con respecto a su presencia anterior en el Consejo. Esta reducción del intervalo refleja un fortalecimiento de nuestra posición en la esfera internacional», escribía el diplomático Rafael Dezcallar.
España es desde 1999 el octavo mayor contribuyente al presupuesto regular de la ONU, por delante de países como Rusia y China. Con la crisis, no obstante, se ha producido un descenso en las contribuciones. Un déficit que el Gobierno quiere compensar participando en todas las iniciativas que se promuevan en el seno de Naciones Unidas . Y es que, según un estudio realizado por la consultora Reputation Institute , España ha logrado mantener su buena reputación y se sitúa en el puesto 16 de los 57 analizados.
Los temas que durante décadas han tratado los políticos españoles en la ONU son los referidos a Gibraltar y el referéndum de autodeterminación en la antigua colonia del Sáhara Occidental . Fue a partir de 1989, cuando España estrechó vínculos y comenzó a participar en misiones de paz. Entre ellas, las más recientes de Haití o Afganistán . O la de Minugua (Guatemala) en 1994.
Además de participar en misiones de paz, el Consejo -los miembros no permanentes no tienen derecho a veto como los cinco permanentes- se ocupa de tomar otras decisiones vinculantes para los Estados como decretar sanciones o autorizar el uso de la fuerza cuando la paz esté en peligro. Sigue también la labor del Comité Antiterrorista , órgano creado tras los atentados contra las Torres Gemelas de EE.UU. en 2001. España pasó a presidirlo en 2003, y aporta su experiencia en la lucha contra el terrorismo.
Estos son los activos que hará valer el Gobierno de Rajoy para imponerse a Nueva Zelanda y Turquía, que cuentan con mucha influencia entre los pequeños países del Pacífico y de la Commonwealth el primero, y entre el mundo musulmán el segundo.
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