Las escuchas a la trama corrupta del «procés» confirman la degradación del secesionismo

En el auto que afecta a David Madí , exsecretario de Comunicación de Artur Mas e ideólogo de la Crida Nacional per la República, se ve claramente cómo desprecia al expresidente de la Generalitat Quim Torra , al que califica de «subnormal político profundo»; a Oriol Junqueras , de quien afirma que «tiene un punto de desequilibrado», o a David Bonheví , líder del PDECat que va en silla de ruedas, de quien comenta que es «un trozo de carne, es un auténtico subnormal».

Xavier Vendrell , exsecretario general de la Vicepresidencia de la Generalitat en la etapa de Carod-Rovira, exmilitante de Terra Lliure y con un claro ascendente sobre ERC, tampoco se queda a la zaga en cuanto a sus valoraciones sobre algunas personas. Por ejemplo, a Puigdemont se refiere en alguna ocasión como el «hijo de puta de Pelomocho» , lo que no indica precisamente una gran sintonía con el fugado de Waterloo.

Después de leer las opiniones de Madí sobre Torra los investigadores sospecharon, y así lo reflejaron en sus informes enviados al titular del Juzgado de Instrucción 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, que la reciente inhabilitación del presidente de la Generalitat por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña no provocaría grandes protestas en la calle, como de hecho así sucedió. Una hipótesis que estaba avalada además por el hecho de que «tampoco Xavier Vendrell y ERC tenían interés alguno en que las hubiese», ya que estaban más interesados «en el anticipo de las elecciones autonómicas para poder alcanzar la Presidencia de la Generalitat».

Las investigaciones realizadas por la Jefatura de Policía Judicial de la Guardia Civil de Cataluña apuntan a que los dos empresarios independentistas, uno muy influyente en el ámbito convergente y el otro en el de ERC, aprovecharon la inhabilitación para reforzar el discurso de la supuesta represión en Cataluña y continuar con su estrategia . «Madí impulsando que él y sus allegados asuman el mando de Junts per Catalunya», y Vendrell y los republicanos para potenciar a su candidato de cara a conseguir la Presidencia de la Generalitat.

«Tanto es así -relata uno de los autos- que David Madí presionó para que Jordi Sànchez (expresidente de la ANC y encarcelado por el «procés») fuese elegido secretario general de Junts per Catalunya, aun reconociendo que «si un día se tiene que hacer un follón de narices, nadie tiene ni puñetera idea de cómo hemos de materializar la independencia», un claro reconocimiento de la descomposición del movimiento secesionista, que ni siquiera sabría cómo actuar al segundo siguiente de conseguir sus objetivos. Madí quiere que además de Sànchez sea Puigdemont quien lidere su formación política en este proceso.

Vendrell, según uno de los autos del juez, tiene una influencia muy importante en el mundo independentista, hasta el punto de que mantiene frecuentes contactos, telefónicos y personales, con Puigdemont . De ahí que se le dé verosimilitud a la frase que el empresario atribuye al fugitivo en el sentido de que «hay que hacer presidente a Pedro Sánchez, aunque sea gratis», para añadir que «si los suyos lo saben, lo matan».

Algo más tarde, tras la anulación de los permisos penitenciarios a los presos del «procés», Vendrell afirmó que «es el momento de dar hos... al PSOE y a Podemos... Que son unos hijos de puta... Apuntar los cañones sobre la cabeza de estos mamones, que dispare todo dios, que son unos hijos de puta si no le dan la amnistía» , para quejarse luego de la actuación de «Pelomocho» en este asunto.

Además, este empresario apostó porque «ERC participe en el Consell per la República», creado por Puigdemont, aunque Gabriel Rufián, según el juez, desprecie ese nuevo organismo y «lo considere un chiringuito». De nuevo se ve claramente el enfrentamiento entre las distintas facciones.

Tras analizar el sumario, las defensas de los acusados en este caso pedirán la nulidad del mismo al considerar que las escuchas son ilegales.