Los controles y la coherencia

En la dirección nacional del PP se considera «muy difícil» establecer controles para valorar la posibilidad de que alguien propuesto para un cargo pueda ser imputado por algún delito en un futuro a corto plazo. El argumento de uno de sus principales dirigentes refleja muy bien lo que ocurre: las luchas internas son tan cainitas a nivel local que en Génova se desoyen sistemáticamente las denuncias de unos compañeros sobre otros por considerarlas interesadas.

El resultado: se encuentran hoy con un presidente regional dimitido por estar imputado en dos casos de corrupción distintos en poco más de un mes.

En el caso de Cs, hoy es el momento de recordar su apoyo al alcalde socialista de Granada, Francisco Cuenca, imputado por un juzgado de Sevilla por presuntos delitos de prevaricación, malversación y usurpación de funciones públicas por su actuación en el control de los cursos de formación cuando desempeñaba el cargo de delegado provincial de Economía. El juzgado sevillano ha desestimado ya el recurso del alcalde en contra de su imputación, un trámite aún pendiente de resolución en el caso de Sánchez. La distinta vara de medir quedó patente hace meses cuando exigió que el PP se comprometiera a apartar de su cargo a cualquier imputado por corrupción para apoyar la investidura de Mariano Rajoy; un compromiso que no pidió a Susana Díaz para colocarla de presidenta de la Junta.

Aunque puede que su mayor incoherencia sea la de haber negociado la dimisión del presidente murciano con su interlocutor favorito en la dirección del PP, el coordinador general y responsable de Organización, Martínez-Maillo, que está imputado por supuesta administración desleal.