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Rajoy ordenó compostura al PP tras los aplausos al 155 en el Senado

El Senado autoriza a Rajoy, con el 80 por ciento de los votos, a intervenir en Cataluña, pero deja fuera el control a TV3

Panorámica del Senado durante la sesión de ayer EFE
Itziar Reyero

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El Senado marcó ayer la respuesta a las horas más graves de la democracia española , tan negras como las de aquel 23-F de 1981, según se encargó de señalar el presidente, Mariano Rajoy, que subió a la tribuna para pedir la autorización de la Cámara a la aplicación del artículo 155 de la Constitución. «Ha llegado el momento de que se imponga la ley , no contra Cataluña, sino para impedir que se abuse de Cataluña», anunció solemne el presidente, que recabó el apoyo mayoritario de la Cámara, un 80%. El debate previo, en tedioso bucle de los argumentos de siempre, no estuvo a la altura de la cita histórica. Tampoco hubo solemnidad en las formas.

PP, PSOE, Ciudadanos, Coalición Canaria, Foro Asturias y UPN votaron sí a devolver a la legalidad a las instituciones catalanas con medidas coercitivas nunca antes exploradas en nuestro sistema autonómico. En contra se posicionó Podemos y los nacionalistas de ERC, PDECat, PNV, Bildu y Compromís. Nueva Canarias se abstuvo.

La Cámara Alta validó las medidas que le solicitó el Ejecutivo, a excepción de la referida a someter a control del Gobierno a TV3 y el resto de medios públicos catalanes. El PP aceptó a última hora esa petición del PSOE . Los socialistas, en cambio, retiraron su enmienda para introducir una moratoria que dejara en suspenso el 155 si había convocatoria de elecciones autonómicas. La propuesta, desesperada, buscaba «aprovechar cualquier resquicio» de diálogo «hasta el último minuto» con Puigdemont. Pero el PP se mantuvo firme, sin aceptar el canje.

La confirmación de que el Parlament se disponía a proclamar la república catalana liquidó las ilusiones socialistas y su portavoz, Ander Gil, anunció de inmediato que retiraba la enmienda. «Han dado un portazo», reconoció al fin el grupo socialista, que avaló así la ejecución inmediata del 155 sobre las instituciones catalanas.

No hubo fisuras entre el PP y el PSOE, con la salvedad del expresident José Montilla (PSC), que se ausentó de la votación para evitar respaldar la limitación del poder autonómico que él representó. Montilla siguió el trance desde el Salón de Pasos Perdidos del Senado. Francesc Antich, expresidente del Baleares, tampoco acudió a votar con tal de blindar el débil tripartito que mantiene al PSOEen las islas.

La otra modificación, menor, afectó al control del Parlament, que quedó ayer disuelto. A petición de Coalición Canaria, se quitó el plazo de 30 días para hacer un filtrado previo a las iniciativas que fueran ilegales.

Trámite triste

La votación en el Senado tuvo lugar apenas cuarenta minutos después de que el Parlament proclamara la ruptura formal del marco constitucional. Fue un trámite triste, sin aplauso final por expresa orden de Rajoy, que tuvo que reprender a su grupo después de ver atónito cómo la bancada del PP fallaba a la cita con la Historia festejando el anuncio de que el Gobierno cesará al presidente Carles Puigdemont y a sus consejeros por arrasar la ley y el Estado de Derecho. El resto de grupos también se lo recriminó.

«No hay nada que celebrar», censuró el portavoz socialista, que reclamó compostura también a Podemos tras ver cómo Irene Montero se fundía en abrazos con Ramón Espinar tras un discurso furibundo dirigido contra el PP: «El 155 es un síntoma de ruina. Están rompiendo España más que nadie» , aseveró tras un intercambio fraternal con ERC.

En el instante en el que, a las 15.27 horas, el Parlament proclamaba la república catalana, el portavoz del PP, José Manuel Barreiro , se desgañitó desde la tribuna del Senado: «Cataluña seguirá siendo España».

En los escaños de ERC y PDECat nadie atendía ya, conectados a la realidad paralela de Cataluña. «El 155 nos dará más fuerza» , aventuró Josep Lluís Cleries , incapaz de decir si volvería o no a su escaño. Mientras, un parlamentario de ERC se hizo fotos en la tribuna con la bandera de España. Otro ayudante se quedó a comer el menú subvencionado del Senado.

El independentismo catalán, con la ayuda de Podemos y de Bildu, se quejó de censura en el Senado. «Se habla mucho del pleno del Parlament de Cataluña del 6 y 7 de septiembre, pero aquí muy democrática no parece esta decisión», denunció el portavoz del PDeCAT después de que la Mesa de no calificase sus votos particulares y de Podemos, que pretendían tumbar el 155.

El PNV, que la víspera vio cómo se le escapaba el compromiso de Puigdemont de convocar elecciones sin DUI, avisó de que la crisis territorial ha entrado en un túnel de difícil solución. «Aplicar el 155 supone un punto de inflexión de difícil retorno», aseguró su portavoz, Jokin Bildarratz . En su rostro, como en el de la mayoría de los senadores, se adivinaban los aires de funeral ante el naufragio de la política.

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