Ábalos tilda de éxito su encuentro con Delcy y asegura que no sabía que Illa se vio con Koldo

En un tono campechano, visiblemente cómodo durante el interrogatorio, e incluso respondiendo entre risas a algunas de las preguntas de sus señorías, Ábalos ha desechado toda responsabilidad, siquiera política, en el caso Koldo. «No tengo claro que haya habido ninguna trama», ha llegado a afirmar, y ha subrayado que todas las empresas que contratan con la administración pública lo hacen con vocación de ganar dinero. «¿Hay alguna que no?». El exministro ha asegurado que no sabía «nada» de lo que sucedía a su alrededor ni del incremento patrimonial de su hombre de confianza, Koldo García, que, en todo caso, según ha reiterado en la comisión, se produjo tras su salida del Ministerio de Transportes.

Ábalos ha reconocido que tenía una relación meramente profesional con Víctor de Aldama, comisionista del caso investigado en la operación Delorme, pero ha negado siquiera conocer al supuesto cabecilla de la trama, Juan Carlos Cueto. «No lo conozco de nada», ha garantizado. Sobre la capacidad de García en la toma de decisiones en el Ministerio de Transportes, ha sido tajante: «Ninguna». «Es posible que alguien se sintiera influido por el nivel de confianza que tenía conmigo, pero era tan fácil como venir a preguntarme, ponerle en cuestión o no hacerle caso», ha añadido el ahora diputado del Grupo Mixto, que ha insistido, como hizo en el Congreso el día de la detención de su ex mano derecha, en su «sorpresa» ante los hechos que están trascendiendo a la opinión pública.

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Por no saber, Ábalos ni siquiera conocía, siempre según su versión, la reunión del exministro de Sanidad Salvador Illa y García en el Ministerio de Sanidad. El propio candidato del PSC a la Generalitat admitió ese encuentro en su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso que investiga la compra de mascarillas durante la crisis del coronavirus, y después lo reiteró en la del Senado, en la que dijo que la conversación duró solo unos minutos porque el exasesor de Ábalos se presentó sin cita previa. «Estaba en la televisión y sale la intervención del exministro de Sanidad. Contesté: 'Si lo dice Salvador Illa, le creo'. Pero yo no supe nada y él mismo ha declarado que tampoco me dio parte», ha respondido Ábalos, interpelado por esa reunión entre García e Illa en el Ministerio de Sanidad.

El exministro de Transportes, según ha dicho, despachó las contrataciones al subsecretario Jesús Manuel Gómez García, quien tenía experiencia en cuestiones de hacienda. Al final de la comisión, en unas breves declaraciones a los medios, Ábalos ha aseverado que tiene la «tranquilidad» de no haberse llevado «nada». Ahora, tras asumir su «muerte política», intentará evitar la civil, según ha dicho a los senadores de este órgano, donde el PP trata de poner contra las cuerdas al Gobierno por su implicación en el caso Koldo.

Como no podía ser de otra manera, los senadores han interrogado al exministro sobre su encuentro con Delcy Rodríguez, vicepresidenta venezolana con sanciones que le impiden pisar suelo de la Unión Europea, la madrugada del 20 de enero del 2020. Aquella noche, le llevó al aeropuerto García -que en el ministerio ya no trabajaba como chófer sino como asesor, pero que según Ábalos le permitió llegar antes que movilizando su coche oficial- y Ábalos coincidió en la terminal privada de Barajas con Víctor de Aldama. ¿Qué hacía allí el comisionista del caso Koldo? Ábalos ha asegurado que nada tenía que ver con su precipitada visita al Adolfo Suárez Madrid Barajas y que es una cuestión que tendrá que aclarar el empresario.

Según Ábalos, acudió aquella madrugada a Barajas en «misión diplomática» para evitar la entrada en España de la vicepresidenta Rodríguez, que acompañaba al ministro de Turismo venezolano, con quien Ábalos sí tenía relación previa. Fue él, y no la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, porque esta se encontraba fuera del país. A preguntas del senador Ángel Pelayo Gordillo, de Vox, Ábalos ha tildado esa «misión diplomática» de «éxito» y ha garantizado que las supuestas maletas con las que llegó Rodríguez al aeropuerto de Madrid no existieron nunca. «Es de los bulos mejor instalados en este país. No existieron las maletas», ha zanjado.

«Hemos podido ver el tamaño del avión. Introduzca cuarenta maletas. Miren a ver si caben. Luego, en un alarde de imaginación, las vamos a llenar. ¿De qué? ¿De oro, cocaína, dólares? Métale peso y ahora intente despegar y cruzar el océano», ha dicho Ábalos, y ha añadido que todas las investigaciones por este encuentro han quedado en nada. Este asunto ha provocado un rifirrafe posterior con el senador del PP Alfonso Serrano, quien ha puesto en duda la no existencia de esas maletas -le ha preguntado irónicamente si comprobó personalmente que el límite de maletas con oro o cocaína que cabían en ese avión era 37, y no cuarenta como se publicó- y ha incidido en la «casualidad» de que De Aldama estuviese en el aeropuerto la misma madrugada que el entonces ministro acudía al encuentro con la vicepresidenta de Nicolás Maduro. «No existieron las maletas», ha reiterado Ábalos.

En la comparecencia, la más larga hasta ahora en la comisión de investigación del Senado, ha habido también tiempo para debatir sobre ética. Y en esa discusión casi filosófica, el exministro ha dirigido varios dardos contra su expartido, al que acusa de haberlo expulsado llevado por la «arbitrariedad» que según él impone la actual polarización política.

«La ejemplaridad no consiste en saltarse las normas, sino en hacerlas cumplir. Las normas [en alusión al código ético del PSOE] dicen que se pide el acta cuando estando imputado entras en la fase de acusación o juicio oral, yo no estoy ni investigado. Yo creo que los proyectos políticos se fundamentan en los derechos de las personas. Lo contrario nos lleva a proyectos muy autoritarios», ha contestado Ábalos al senador de Ibiza-Formentera, Juanjo Ferrer. Después, a Josu Estarrona, de Bildu, le ha dedicado otras dos frases con dirección a Ferraz: «En este contexto de pedir carnaza se suelta lo más barato, que era yo» y «Todo lo que excede de la norma es arbitrariedad».

El asunto también ha copado gran parte del interrogatorio de Alfonso Gil (PSOE), con quien hasta hace poco compartía militancia: «La ética o es compartida o es una ética de secta, ¿qué quiere que le diga? Tenemos que avanzar en una norma para todos. Eso es el Estado de derecho. A mí las éticas particulares… en el 81 ya abandoné esas tentaciones. Estuve en organizaciones que sacrificaban la libertad de las personas. Y algunos tenemos vena liberal dentro del Partido Socialista». La sala Clara Campoamor del Senado, testigo de la reivindicación liberal de Ábalos.