Rajoy modera su tono en la segunda sesión del Debate del estado de la Nación

«Yo le tomo más en serio a usted que muchos de los suyos, y mi trabajo me cuesta» o «no vuelva usted aquí a decir nada, ha sido usted patético», son algunas de las frases más comentadas sobre la intervención del presidente del Gobierno de ayer.

Sin embargo, este miércoles Rajoy se ha mostrado más templado e incluso ha expresado su preocupación tras el desmayo del portavoz de Compromís, Jopan Baldoví, en la tribuna del Congreso.

El momento más tenso de la jornada se ha producido en contestación a Sabino Cuadra, de Amaiur. Aunque en un tono plano y pronunciando con lentitud, el presidente ha calificado de «repugnante» la intervención del portavoz de la coalición abertzale después de que este acusara al Ejecutivo de estar más cómodo cuando ETA estaba activa.

Hoy en los pasillos, la intervención de Rajoy era uno de los temas más comentados. Varios diputados del PSOE han querido reiterar que Rajoy «perdió los papeles» con Sánchez.

«Rajoy estuvo faltón, desafortunado», ha opinado el portavoz socialista de Economía, Juan Moscoso. También la exministra Trinidad Jiménez ha incidido en que Rajoy «perdió los papeles» y estuvo «muy desafortunado». Para el veterano Enrique Serrano, el debate de ayer se desarrolló en un «tono vivo» y con cierto «exceso» por parte del presidente.

A su vez, varios diputados del PP han defendido la actuación del presidente del Gobierno, negando que se produjera una falta de respeto. De hecho, Martínez Pujale portavoz de Economía del PP en el Congreso ha sostenido que Rajoy usó con Sánchez un tono acorde al hecho que el líder socialista afirmara que los diputados populares no tenían «vergüenza», expresión que usó después de que los integrantes del Grupo Popular le reprocharan desde sus escaños que recordara el ‘caso Bárcenas’.

El presidente del Congreso, Jesús Posada, ha explicado que él es partidario de cortar a los oradores cuando utilizan «un lenguaje claramente ofensivo» y que, desde su punto de vista, el «patético» de Rajoy no es un «adjetivo degradante». «La confrontación política tiene que ser abierto y solo intervengo en casos en que realmente se rompen todas las reglas de la relación entre personas», ha zanjado.