Relevo de Rubalcaba
No todos los barones del PSOE apoyan a Susana Díaz
El extremeño Vara, el asturiano Javier Fernández, el catalán Pere Navarro y el castellano-manchego, García Page, prefieren esperar a ver si hay «agua en la piscina»
No todos los barones del PSOE apoyan a Susana Díaz
Cuando, el jueves 29 de mayo, nueve barones socialistas animados por el exvicesecretario general José Blanco, entre otros dirigentes, se animaron a dar el paso y pedir a Susana Díaz que acepte ser secretaria general del PSOE, parecía que la suerte estaba echada a favor ... de la presidenta andaluza y en contra de Eduardo Madina y Pedro Sánchez.
La inercia de muchos años de funcionamiento de «aparatos» no cambia de la noche a la mañana, pero como la iniciativa llegó después de que se diera por hecha la consulta a los 200.000 militantes el 13 de julio , esta vez la cosa no está tan clara. O, como dice uno de los que no se ha pronunciado, «vamos a esperar a ver si hay agua en la piscina».
Además, muchos de esos nueve barones no controlan al completo sus federaciones. Baste un ejemplo: fue salir el valenciano, Ximo Puig, en apoyo de Díaz , y, media hora después, hacerlo su competidor en las primarias del PSPV, Francesc Romeu, a decir que Puig no había consultado a nadie antes de tomar esa decisión.
Quizá por eso, otros cuatro importantes barones, de los que se habló poco: el extremeño Guillermo Fernández Vara; el asturiano, Javier Fernández; el catalán, Pere Navarro; y el castellano-manchego, Emiliano García Page, se han abstenido de pronunciamientos a favor de nadie.
No es ningún secreto que Vara tiene una estrechísima relación con Eduardo Madina , el posible competidor de la presidenta andaluza y, por eso, cuando le telefoneó José Blanco para ver si se sumaba a la operación, le dijo que no. Y luego fue a los periodistas a remarcar su oposición a que Susana Díaz pueda compatibilizar sus puestos en Madrid y en Sevilla.
La Secretaría general del PSOE, insistió Vara, debe «ejercerse con plena disponibilidad» y «no a tiempo parcial», al tiempo que criticaba a los barones implicados la «incoherencia» de pedir un día el voto de los militantes para elegir secretario general y al día siguiente decir quién se prefiere para liderar el partido. Está apoyado en este punto por su antecesor, Juan Carlos Rodríguez Ibarra , contrario a que los socialistas elijan un «monarca absoluto».
Pavor a un «desembarco»
Más callado, pero no menos rotundo, ha estado al respecto el asturiano Javier Fernández. Comparte con los extremeños un rechazo a las formas que está exhibiendo el socialismo andaluz desde la llegada de Díaz a la secretaría general del PSOE-A; esa propensión a ganar por goleada y a hacer notar el peso de la principal federación socialista.
Fernández ve con pavor un «desembarco» de la andaluza en Ferraz y recientemente declaró: «Espero que nadie esté pensando en impedir que Eduardo Madina» pueda competir en la elección del 13 de julio.
En cuanto a Pere Navarro y el PSC, son los que más fácil han tenido desmarcarse de la operación de los barones para «entronizar» a Susana Díaz. Formalmente son otro partido distinto del PSOE y eso le ha dado más margen de maniobra a Navarro para decir: «Nosotros, neutralidad».
El PSC será clave en la elección del próximo secretario general en la votación del 13 de julio porque, con más de 22.000 militantes, es la segunda federación tras la andaluza (45.000), y quiere ver qué ofrecen todos los candidatos, además de Díaz y Madina, el diputado madrileño Pedro Sánchez y el candidato de la corriente minoritaria Izquierda Socialista, José Antonio Pérez Tapia .
Detrás de esa consideración se esconde también el rechazo que suscita en el partido catalán el supuesto «desembarco» andaluz con un discurso «españolista» que eche por tierra todo el trabajo «federalista» llevado a cabo por Alfredo Pérez Rubalcaba en estos dos años y medio.
Quien sí ha supuesto una sorpresa por su no apoyo, en principio, ha sido el castellano-manchego Emiliano García Page. Tras descartarse en la competición por la Secretaría general socialista advirtió que no iba a apoyar a nadie porque el papel que corresponde a los barones es «respetar por completo el procedimiento e intentar no interferir» y que sean los candidatos los que hablen.
García-Page cree que hay que intentar que este debate, que es interno porque sólo votan los militantes, «no se convierta en un galimatías para la gente»; ya que muchos españoles se han sentido «desconcertados» por los «vaivenes metodológicos» del congreso.
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