Shinzo Abe, peregrino con Rajoy
El primer ministro japonés y el presidente del Gobierno elogian su relación en Santiago
Shinzo Abe, peregrino con Rajoy
A Shinzo Abe, primer ministro de Japón, le han impresionado dos cosas de España. La primera la relataba en una entrevista concedida este domingo en ABC :«La rápida recuperación económica». La segunda, la confesaba ante la prensa en Santiago, la ciudad que ayer visitó ... con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como anfitrión:la Catedral de Compostela. El máximo mandatario nipón recaló en la capital gallega durante algo más de cuatro horas dentro de la gira europea que está manteniendo y que concluirá con una cumbre en Bruselas este miércoles. Ambos dirigentes destacaron « las excelentes relaciones» —en palabras de Rajoy— entre sus países. «Aspiramos a fortalecer aún más los lazos bilaterales que unen Japón y España», amplió Abe.
Acompañados de sus respectivas esposas, Akie Abe y Elvira Fernández, se convirtieron por un breve periodo de tiempo en peregrinos. Rajoy recibió al matrimonio japonés en el aeropuerto de Lavacolla y de ahí se trasladaron al Monte do Gozo, insignia de los últimos kilómetros del Camino de Santiago. Pero el punto clave de su itinerario fue la Catedral, donde cumplieron con los ritos jacobeos. Con algo de antelación sobre el milimetrado horario previsto, los cuatro llegaban a la plaza del Obradoiro. «Mariano, pide algo bueno al Santo para los españoles», vociferaba una de las asistentes, que recibió una mirada de aprobación del presidente.
También se encontraban en la zona media docena de compatriotas de Abe, a los que el primer ministro no tardó en ver y saludar. Con una bandera nipona con bastones del Camino como mástil estaba una pareja de peregrinos. Junto a ellos, tres jóvenes estudiantes. Una de ellas, Wakana Mizuno, indicaba que se encuentra de intercambio en Compostela estudiando desde hace seis meses. Más tarde, durante su discurso ante los medios de comunicación en el Hostal de los Reyes Católicos —donde Rajoy le ofreció un almuerzo antes de su marcha—, Abe colocaría a esos ciudadanos como «fiel reflejo de los lazos estrechos entre Japón y España».
El deán de la Catedral, Segundo Pérez, recibió a la comitiva frente a la fachada del Obradoiro, mientras Rajoy ejercía de guía para Abe al darle a conocer los monumentos que forman el perímetro donde termina el Camino. También allí esperaban el presidente de la Xunta, el alcalde santiagués y el delegado del Gobierno en la Comunidad gallega. Todos subieron hasta las cubiertas del santuario, por las que pudieron pasear gracias a su tejado escalonado. Después, accedieron al interior para contemplar el botafumeiro desde una de las naves laterales.
El remate de la estancia del primer ministro de Japón —que a las 15.45 horas ponía rumbo a París— fue el Parador compostelano. En su capilla se produjo un intercambio de obsequios entre ambos dirigentes. Fue el propio Abe quien solicitó darle cierto realce a este instante. Rajoy le entregó cinco botellas de vino de denominaciones de origen gallegas. «Los vinos españoles son los mejores del mundo, para qué vamos a negar la evidencia —presumió el presidente—. Y como estamos en Galicia, lo más razonable es que le haga entrega de un albariño de las Rías Baixas con el ruego de que lo promocione también en Japón». Su regalo fue correspondido con tres caldos del país asiático. Abe entregó tres sakes, el vino típico de su país, todos con especial significado.
El principal fue el conocido como Katsuyama Akatsuki, típico de Miyagi, la región de la que era nativo el primer embajador japonés que hace cuatrocientos años recaló en España. Esa efeméride es precisamente la que ha propiciado el Año Dual España-Japón en el que se enmarcaba la visita de ayer. Le antecedieron otras como la del Príncipe heredero de Japón, Naruhito, en 2013, que disfrutó de varias ciudades españolas, también entre ellas Santiago. Otro de los sakes era del entorno de Fukushima, «la zona afectada por el terremoto de 2011 que Rajoy visitó amablemente» en octubre. La última, de Yamaguchi, la circunscripción electoral del propio Abe.
La lluviosa Compostela —que está hermanada con el Camino de Kumano japonés, una ruta similar a la del Apóstol— lucía soleada en una jornada de la que se hicieron eco catorce medios de comunicación nipones que formaban parte del séquito del primer ministro, compuesto por dos Boeing 747 de la Fuerza Aérea Japonesa. Abe agradecía «la cálida acogida del señor Rajoy y su esposa a pesar de ser domingo». «He podido visitar una ciudad que tiene una larga tradición e historia. He podido ver la misa y la Catedral. Me he quedado muy impresionado», reconocía.
Comentaba, asimismo, que le alegraba «muchísimo» que en los últimos cuatrocientos años España y Japón hayan «mantenido vínculos de manera incesante» . Elogió «los preciados pescados y mariscos» de Galicia, de los que pudo disfrutar en la posterior comida que sirvió para «compartir la confianza que ya tenemos entre nosotros».
Las mujeres de la comitiva almorzaron por separado. Con Fernández de anfitriona, se unieron para acompañarlas en un restaurante de la capital la ministra de Fomento, Ana Pastor, y la presidenta del Parlamento regional, Pilar Rojo. Feijóo permaneció en la comida con Abe y Rajoy, que según explicaron fuentes de la embajada asiática, serviría de «avanzadilla» para la cumbre en la UE. «Espero que la visita del primer ministro sirva para fortalecer las relaciones entre los dos países», ambicionaba Rajoy, quien no ocultó su orgullo «como santiagués» por celebrar en ese lugar esta pequeña cumbre y no en Madrid como suele ser habitual.
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