entrevista
Xavier Trías: «Yo me siento catalán; si esto es ser español, a mí me va bien»
El alcalde de la segunda ciudad de España tendría que hablar de Barcelona, pero el desafío independentista todo lo eclipsa. No obstante, defiende la «marca Barcelona» para salir de la crisis
mayte alcaraz
Xavier Trias (Barcelona, 1946) es pediatra, tiene una nuera suiza y es segundo de doce hermanos. Viene al caso tan extravagante pasaporte para una entrevista porque, durante la charla que sigue, el alcalde de la segunda ciudad española esgrime tales títulos para explicar en términos familiares el desafío independentista ... que lidera su presidente y amigo, Artur Mas. Olvidaba que también su vecino, porque el desafecto al resto de España ha conseguido unir, al menos geográficamente, a un presidente autonómico y a su primer alcalde, tradicionalmente en disputa de poder. En una misma plaza, la de Sant Jaume, comparten vecindad Mas y Trías. Inevitable la traslación a Madrid: es como si Ignacio González y Ana Botella tuvieran los despachos a veinte metros de distancia. Impensable circunstancia sin que saltaran chispas hasta por la servidumbre de paso. Pero el oasis catalán es así. Tan solo pelearon por la peatonalización de la plaza: ganó el regidor y Mas tuvo que dejarse el coche en casa. Solo eso. Amor de partido en los tiempos del cólera . La —por momentos tensa— conversación (educada siempre gracias a la suma cortesía del alcalde con ABC) arranca por las espinas. Y sobre las espinas dice: «Hemos de sacarlas».
— ¿Es usted independentista?
— No soy independentista pero votaré a favor de la independencia.
— Es como si me dice que es celiaco y se va a comer una barra de pan.
— Se lo explico: es la única posición que nos dejan. Cataluña tiene una situación económica muy mala. Es un motor que genera mucha actividad y la gente ve que no tiene salida. Y además hay muchos que hieren a los catalanes, en cuestiones relativas a la lengua.
— Pero si son algunos gobernantes catalanes los que no cumplen sentencias del Supremo y el Constitucional, precisamente sobre la lengua...
— No es así. Aquí las sentencias se respetan porque si no, vas a la cárcel. Lo que es evidente es que según esas sentencias, la Constitución no es buena, porque hace 15 años el TC decía que estaba bien la educación en Cataluña...
— Entonces pudieron estar bien las cosas, pero los Gobiernos toman decisiones que conculcan las leyes y los tribunales tienen que velar por ellas...
— Aquí se cumplen. Yo escucho mucho lo de que esto de las autonomías se ha acabado. Y es equivocado. La riqueza de España es esa, que es distinta.
— Me va a decir aquello de que España es un Estado plurinacional, que por cierto secundó Zapatero...
— En la Constitución se hizo una cosa inteligente que fue hablar de nacionalidades. Después vino el café para todos, pero lo que no puede ser es que para dar a los demás te quiten a ti.
— Eso, alcalde, se llama solidaridad...
— Siempre digo que el problema de Cataluña es el grado de dependencia, que recibe órdenes del Estado para tomar decisiones cotidianas. Y cuando el grado de dependencia es excesivo no van bien las cosas. ¿Cómo es posible que no podamos gestionar el aeropuerto?
No será la única vez en que el alcalde de la Ciudad Condal toma el papel de periodista. Tanto, que ha de recordársele que quien pregunta no tiene la llave del Estado ni representa más que a su medio. Pero el talante afable de Trías le lleva a abordar la entrevista como si fuera una conversación a dos. Quizá para hallar, también él, respuestas ante tanto desconcierto. Está sentado en un sillón del despacho que heredó en 2011 del socialista Hereu, correlato de un tripartito al que acusa de los males de Cataluña.
— El tripartito lo hizo muy mal . Nos llevó a una situación económica nefasta, lo que puso en evidencia los grados de dependencia. Esto nos ha obligado a ir a pedir dinero al Gobierno central.
— Luego no parece que el resto de españoles, sobre todo los que peor lo pasan, tengan la culpa del grado de dependencia catalán con respecto a la hucha común, sino la mala gestión de PSOE, ERC e ICV. Vamos, en otras palabras, ¿no será que se han tapado las vergüenzas financieras o la corrupción, que afecta hondamente a CiU, con independentismo?
— Pero si tú eres motor, has de tener herramientas que te permitan salir. Los políticos hemos de ser honestos y parecerlo. Eso nos afecta a todos, del mayor al más pequeño. Y luego están los sentimientos.
Hablamos de sentimientos. Yo le cuento cómo un AVE me ha traído en poco más de dos horas de Madrid a Barcelona, un ejemplo de vertebración imposible en un escenario en el que, como plantea el nacionalismo excluyente, lo suyo fuera suyo y lo mío, mío.
— Mire, por ejemplo con la capital mundial del móvil el Estado se ha portado muy bien . Con otras inversiones tengo quejas, por ejemplo con la obra de la estación de La Sagrera. Pero con la ministra Ana Pastor tengo muy buena relación, lo que hace que algunas cosas se hayan colocado en su sitio.
Toca explicar, con el primer símil familiar, la secesión. «Escuche, yo tengo once hermanos. Imagine usted que dos de ellos [otras Comunidades que no son Cataluña] están mal de dinero y la familia se reúne para ayudarles cada mes con una cantidad. Bien, luego llegan las vacas flacas y yo [Cataluña] ya no puedo aportar nada. Me siento con el resto de hermanos y me dicen que tengo que seguir poniendo dinero y que yo me busque la vida para arreglar mi situación. ¿Eso es justo?»
Pregunta sin respuesta. Pero la había: por ejemplo que al hermano venido a menos [Cataluña] no solo no se le ha cerrado la puerta sino que se le ayuda por parte del resto de la familia [España]. El alcalde recala ahora en Suiza para espejar a Cataluña y, nuevamente, hacer pedagogía con un miembro de su familia.
— Esto en Suiza no se plantea. Yo tengo un hijo casado con una suiza y sé bien que allí los cantones hacen política de Estado y todos se sienten suizos. Son capaces de matar por Suiza.
— Pero será usted consciente de que muchos de esos cantones tienen menos autogobierno que Cataluña y que ustedes no parece que vayan a matar por España...
— Sí, pero ellos tienen tan poco grado de dependencia que no saben ni cómo se llama el presidente.
— Hombre, pues eso dice poco de la vertebración de aquel Estado, si es que es así. Y quizá tengan menos dependencia porque han hecho mejor las cosas...
— Sí, es verdad que cuando no hay una mala situación económica todo es más fácil. Pero también le digo que cuando había dinero a punta pala no me hicieron la estación...
Camino del salón de Plenos recorremos el vestíbulo y la escalera gótica del edificio del Ayuntamiento, una auténtica galería de arte, con esculturas de Gargallo, Llimona, Navarro Subirachs, Marès, Miró y Clarà, Queda hablar de Europa.
— ¿Le han dicho suficientemente claro a los catalanes que independencia es sinónimo a salir de los tratados de la UE?
— Bueno, la gente sabe los riesgos que se corren. Pero déjennos hacer la pregunta porque no es seguro lo que va a votar la gente. Pero quiero pensar que no nos echarán...
— Eso dicen ustedes: luego está Barroso, Van Rompuy y Juncker, hace dos días en ABC, que dicen justamente lo contrario...
—Nos van a perdonar. Mire, yo soy pediatra (es su tercera referencia personal): lo importante es que no se haga la infección y para eso hay que vacunar; si se produce el mal, cuanto antes el tratamiento, mejor; si termina en intensivos, has de tratarlo para evitar las secuelas. Porque si no, muere.
Y ahora, la pregunta que todo independentista quiere (o no) que le hagan.
— ¿Se siente usted español?
— Me siento catalán; si esto es ser español, a mí me va bien.
Xavier Trías: «Yo me siento catalán; si esto es ser español, a mí me va bien»
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