La reducción de diputados autonómicos, ¿«cacicada» o medida necesaria?
Los partidos políticos no acaban de ponerse de acuerdo mientras la iniciativa está cerca de convertirse en realidad en algunas comunidades
La reducción de diputados autonómicos, ¿«cacicada» o medida necesaria?
«En la actualidad, el trabajo que tienen que hacer los diputados autonómicos es casi casi poner las comas». Lo dice Miguel Córdoba Bueno, miembro de la Fundación Ciudadanía y Valores (Funciva), preguntado por ABC justo en un momento en el que se reaviva ... el debate sobre su función, después de que la reforma del Estatuto de Castilla-La Mancha , que incluye la reducción de algo más de 20 diputados autonómicos, diera la semana pasada su penúltimo paso en el Congreso antes de ser elevada al Pleno de la Cámara.
No es un debate nuevo, pero sí es hasta ahora el proyecto más avanzado. Ya antes de las elecciones, el ahora presidente del Gobierno Mariano Rajoy, anunciaba su intención de reducir diputados. Y Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a La Moncloa, con las elecciones cerca, no tenía «ningún empacho» en asumir la idea del PP para un gran acuerdo nacional que redujera y adelgazara el Congreso, el Senado, las comunidades, los parlamentos autonómicos, los ayuntamientos y las diputaciones. Hoy, no obstante, las palabras más utilizadas por el socialista en referencia al proyecto castellanomanchego es «cacicada», «pucherazo electoral» o «atentado al pluralismo político». El PSOE se opuso al proyecto de Madrid, y ha anunciado que hará lo mismo en Baleares, Comunidad Valenciana o La Rioja.
«Lo que está claro es que el mundo autonómico y municipal necesita un cambio, que cueste menos a los contribuyentes», dice Córdoba. Con la entrada de la Unión Europea como agente legislador, además del Gobierno central, el nivel de trabajo de los diputados regionales se ve muy reducido con respecto a tiempos anteriores. «Es posible que los diputados autonómicos tengan que hacer alguna vez algo, pero para tener a tanta gente, en 17 parlamentos autonómicos, cobrando un sueldo fijo y para hacer un trabajo que no sea super necesario, es evidente que hay que ver cuántos hacen realmente falta», dice.
También Juan Díez Nicolás, vicepresidente del Foro de la Sociedad Civil, es partidario de reducir parlamentarios. «Las comunidades autónomas tienen competencias, pero no hace falta esta avalancha legislativa. La maraña legislativa que se está creando es de miles de folios diarios», asegura. Al final, cuenta como ejemplo, no vale tener una licencia de caza a nivel estatal, sino que hay que tener una por cada comunidad autónoma. «Tan importante o más que reducir el número de diputados es reducir su actividad», dice el politólogo. Y recuerda que, en Estados Unidos, hay muchas legislaturas de estados mayores que España, como sería el caso de Texas, que se reúnen pocas veces al año, sólo lo suficiente para ver las necesidades legislativas que hay. «Incluso ha habido años que no se han reunido porque no había nada que legislar. Aquí, como están para legislar, legislan. Es como si le das un martillo a un niño, pronto descubrirá que todo necesita ser golpeado».
De hecho, la diferencia política de lo que pasará con veinte diputados menos en las Cortes regionales es poca. Según destaca Córdoba, «en la actualidad, al final los políticos miran al portavoz de su partido a la hora de votar. Lo de votar en conciencia solo se ve en las películas norteamericanas».
Y si realidad en España no es como una película norteamericana donde cada uno de los parlamentarios vote en conciencia enfrentándose a su partido, sí que tiene despachos, coches, sueldos, comidas, dietas, facturas de luz o teléfono… ¿Qué conlleva la reducción de parlamentarios autonómicos? En cifras de ahorro, en Castilla-La Mancha sólo 24 diputados menos son también 1,3 millones anuales que pueden destinarse a otros menesteres.
Pero, ¿qué ocurre con la representatividad? «Los partidos hablan de representatividad, pero tendrían que aportar algo a cambio», dice Córdoba, quien también es defensor de que se profesionalice la labor de los parlamentarios y se abandone la retribución de un sueldo mensual por el de dietas. «No tiene ningún sentido tener tantos diputados autonómicos, ha habido una inflación de puestos», asegura, aunque tampoco es partidario de que se eliminen las instituciones regionales.
Por su parte, Díez asegura que quienes alegan que la reforma es un «atentado contra el pluralismo» llevan «la argumentación al absurdo». «No soy partidario del bipartidismo, ni de tener tres o cuatro partidos, pero de ahí a decir que un centenar de ellos deban obtener representación es diferente», explica. «A nivel nacional se presentan más de 70 partidos y sólo una decena obtiene escaño. ¿Debemos dar un escaño a los partidos que tienen cinco o seis votos?», se pregunta. «Tiene que haber un pluralismo, pero no puede ser ilimitado. Si no, todos los ciudadanos crearían su propio partido».
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