Hallan los restos de saharauis españoles fusilados hace 37 años
Encuentran en la excolonia dos fosas con ocho cuerpos de hombres y niños ejecutados por los marroquíes en 1976
Hallan los restos de saharauis españoles fusilados hace 37 años
Un pastor beduino del Sahara Occidental se topó el pasado mes de febrero en medio del desierto con lo que creía que podían ser restos humanos. El hallazgo ha servido para que un equipo español descubra, por vez primera, los cuerpos de ciudadanos saharauis, ... algunos con nacionalidad española documentada, aparentemente ejecutados por el Ejército marroquí. Se han identificado en dos fosas los restos de ocho varones, dos de ellos menores de edad. Hay serias sospechas por parte de los investigadores de que hay muchas más víctimas bajo la arena del desierto.
Más allá del accidental –pero decisivo- descubrimiento del nómada, el testimonio de Ali Said Daf, de 50 años, ha sido esencial como testigo ocular directo para saber qué pasó el 12 de febrero de 1976, cuando se habían cumplido más de tres meses de la Marcha Verde del rey Hasán II para ocupar la colonia pero quedaban dos semanas todavía para que la bandera española fuera arriada en El Aaiún de forma definitiva.
Ali Said Daf, que entonces tenía 13 años, había ido por orden de su padre a recoger los camellos para acercarlos a beber al pozo que hay en Amgala, en la provincia de Esmara. Al llegar con los animales vio que militares marroquíes estaban deteniendo a gente y pronto él estuvo entre ellos. “Me registraron y me dieron patadas y bofetadas”, cuenta a ABC durante una entrevista en el campo de refugiados saharauis de Dajla, en el sur de Argelia.
“A las 18 horas llegó un oficial en jeep con una pistola en el cinturón y dijo que le trajeran a los perros. El primero fue Mohamed Mulud. Sacó su DNI cuando le dijeron que se identificara. ‘¿Dónde está el Polisario perro?’, le preguntó el oficial, al tiempo que cogió un fusil y le disparó justo en el corazón. Seguidamente le hizo lo mismo a Abdelahi Ramdan”, relata el testigo.
“Después me llamó a mí. En el momento en el que me apuntó me agarré a sus pies y después me agarré a la espalda de un soldado marroquí. El soldado me pidió que dijera ‘Viva Marruecos y Viva el rey’ para que no me hicieran nada. Cuando lo dije, el militar le dijo al oficial que ya no podía matarme. El oficial me tiró entonces a un camión y después a los demás les pegó un tiro en la cabeza”.
Ali Said Daf pasó la noche en manos de los marroquíes. Afirma que escuchó las voces de un grupo de saharauis y a continuación disparos sin poder ver directamente qué estaba pasando. “Por la mañana vi un gran entierro y comprobé que habían matado también al grupo de por la noche”, añade.
La prolijidad del testimonio sobre lo ocurrido aquel 12 de febrero de 1976 es asombrosa, aunque quizás más asombroso es el hecho de que cuanto relató a los investigadores españoles en sus entrevistas previas quedó reflejado al localizar las fosas el pasado mes de junio. En la documentada como número uno yacían seis cuerpos (Salma Daf Sidi Salec, Sidahmed Segri Yumani, Salama Mohamed-Ali Elkarcha, Salma Mohamed Sidahmed y los menores Bachir Salma Daf y Sidi Salec Salma). En la número dos, los de Mohamed Mulud Mohamed Lamin y Mohamed Abdalahe Ramdan.
“Siempre tiendes a pensar que las cosas no son como te las están contando. Piensas que los restos serán inservibles para determinar su identidad… Esto es lo que iba pensando en el camino, por el desierto”, explica Francisco Etxeberria, profesor de Medicina Legal de la Universidad del País Vasco (UPV), director técnico de la investigación. “Lo más sorprendente es ver que lo que hallamos coincide con todos los testimonios previos que teníamos. Fue una sorpresa enorme. No estaba previsto que lo tuviéramos tan fácil: la ropa, los objetos personales y hasta los DNI”.
La falta de humedad ha permitido conversar también casi intactos varios billetes de cien pesetas con el rostro de Manuel de Falla, monedas, medicinas, un vaso de té y hasta el rosario musulmán que los familiares de una de las víctimas habían descrito con precisión antes de desenterrarlo. También estaban allí los casquillos de las balas.
«Me pidieron que gritara: "viva Marruecos, viva el Rey"»
Los saharauis reclaman todavía información sobre unos 400 desaparecidos en el conflicto. Marruecos hizo pública en 2010 una lista con víctimas de la represión de los denominados “años de plomo” del reinado de Hasán II. En ella aparecen cuatro de los ocho identificados por el equipo español pero con datos que, según las investigaciones son inciertos. De Ramdan, por ejemplo, se dice que fue detenido el 22 de febrero de 1976 (diez días después de su ejecución) y trasladado a Esmara, donde habría muerto en una fecha sin precisar.
Centenares de desaparecidos
Las fosas fueron halladas en medio del desierto, en zona bajo control del Frente Polisario pero supervisada por la ONU y a unos centenares de metros del muro que levantó Marruecos durante la guerra con el Frente Polisario que terminó con el alto el fuego de 1991. Los militares marroquíes destinados en esa construcción de arena y piedras con más de 2.000 kilómetros en sus diferentes tramos fueron testigos en la distancia del trabajo de los investigadores españoles junto a varios familiares de los ejecutados. Por si hubiera alguna duda, la genética también ha confirmado las identidades, señala el profesor Etxeberria.
Tomadas las muestras necesarias, los cuerpos volvieron a ser cubiertos donde se encontraron a la espera de que un organismo internacional acabe de avalar el proceso. Será entonces cuando las familias puedan enterrarlos, más de 37 años después.
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