«Estoy acostumbrado a este tipo de campañas; sé cuáles son sus fines y sus métodos»

Rajoy reaccionó con enfado, pero con mucha calma, ante la publicación de los mensajes de texto

«Estoy acostumbrado a este tipo de campañas; sé cuáles son sus fines y sus métodos» diego crespo

curri valenzuela

Una de las pocas personas de este país que no se sobresaltaron el domingo pasado al leer en la portada de un periódico madrileño la transcripción de los sms cruzados entre el extesorero del PP Luis Bárcenas y el presidente del Gobierno, ... Mariano Rajoy , fue precisamente este último. Hace más de dos meses, cuando Bárcenas cambió de estrategia y pasó de negar la autoría de sus supuestos papeles a reunirse con personajes conocidos y dejárselos ver, en La Moncloa ya sabían que constituían uno de los textos que el ex- tesorero consideraba letales para quien fuera su jefe político. «Que guardara esos mensajes de móvil explica muy bien la actuación de Bárcenas, un tipo que ha estado veinte años robándonos y mientras tanto montándose una coartada por si le pillaban», afirma un ex- dirigente popular cuyo nombre se encuentra entre los supuestos receptores de dinero negro de los que ahora habla quien en otro tiempo fuera su colaborador. Una frase que resume bien, a tenor de lo que relatan sus estrechos colaboradores, lo que piensa el presidente del Gobierno sobre todo este lío.

Aquel caluroso domingo 14 de julio Mariano Rajoy leyó los mensajes de texto y, mientras su móvil empezaba ya a alertar de los mensajes que le estaban empezando a llegar, desayunó y cumplió con su costumbre de andar 45 minutos a paso rápido sobre su cinta frente al televisor que le cuenta las noticias en inglés. Tenía por delante un día que se suponía iba a ser tranquilo. Los únicos habitantes de La Moncloa eran él, su mujer, Viri, y el escaso servicio de guardia. Su padre y confidente se había marchado ya a pasar el verano a Pontevedra; sus dos hijos, también. La mayor parte de sus ministros habían huido de los 37 grados de la capital: Jorge Fernández a Barcelona, Ana Pastor a Pontevedra, Alberto Ruiz-Gallardón a Málaga, Miguel Arias a Jerez… Sus colaboradores no tenían previsto despachar con él para nada y no había ocurrido en la parte de fin de semana transcurrida más incidencia que la fractura de muñeca sufrida por su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, mientras jugaba al fútbol el sábado en Barcelona.

Sin alterarse

Aquel domingo que iba a ser de descanso el teléfono no concedió un respiro al presidente: docenas de sms de gente amiga y de gente importante (« daría para varias portadas de periódico conocer esos textos », dice uno de sus colaboradores), llamadas de los ministros más amigos para darle ánimos… «Cuando leí los titulares me asusté -recuerda uno de estos ministros-; solo me calmé cuando escuché su voz. Estaba cabreado, sí, pero tranquilo. Volví a pensar en ese momento lo bueno que es que tengamos un presidente de Gobierno que no se altera».

«Tantos mensajes le reconfortaron», asegura uno de sus colaboradores, que explica así la fría reacción de Mariano Rajoy: «Es muy listo. Sabía de dónde proceden los tiros y los estaba esperando. Ha sobrevivido a tantas campañas que esta le pilló preparado». Aunque fuera la madre de todas las campañas.

Varios de los ministros y amigos le sugirieron ya el domingo que compareciera públicamente cuanto antes para dar su versión de los hechos. Rajoy les fue escuchando sin dar su opinión mientras encargaba a su secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro , que preparara un comunicado, que se emitió a última hora de la tarde, y que alguien del partido saliera a dar la cara en los telediarios, lo que le tocó a Carlos Floriano. En La Moncloa no hubo reunión alguna esa jornada y la decisión final, la de usar la comparecencia prevista para el lunes con el primer ministro polaco para hacer una primera declaración, incluyendo el titular «concluiré mi mandato», fue del presidente.

El presidente les ofreció la explicación que tanta gente está esperandoEl respaldo recibido que más ha apreciado Rajoy en estos días ha sido el que los empresarios más importantes de este país le brindaron el martes 16 durante un almuerzo en La Moncloa previsto de antemano. A cambio, el presidente les ofreció la explicación que tanta gente está esperando. Antes de que comenzara a servirse el menú (ensalada de puntillas con piñones y vinagre de Módena, suprema de dorada al tomillo sobre compota de tomate fresco, espuma de melón con salsa de chocolate, vino blanco Marqués de Riscal y tinto Viña Real), Rajoy tomó la palabra y durante unos diez minutos les ofreció este triple mensaje (transcrito por alguien que tomó notas): «Primero, yo ya estoy acostumbrado a este tipo de campañas que no parten de la oposición; sé cuáles son sus fines y sus métodos. Segundo, seguiré gobernando y haciendo las reformas que tengo que hacer. A mí nadie me va a torcer el brazo. Tercero, yo no tengo problemas con la Justicia y sí tengo mayoría suficiente para seguir gobernando».

Alierta de Telefónica, Sanchéz Galán de Iberdrola, Fainé de La Caixa, Roig de Mercadona, González del BBVA, Del Pino de Ferrovial, Brufau de Repsol, Barceló de Viajes Barceló... hablaron uno tras otro mientras todos comían, para apoyar al presidente. Al despedirse, y en un tono más informal, le animaron en plan «resiste, presidente» o «sabré yo de campañas que proceden del mismo sitio». Y a partir de ese momento, Rajoy retomó su agenda semanal con toda normalidad, sus ministros reconfirmaron que el presidente tiene aguante para eso y más y sus colaboradores se dedicaron a lidiar con la polémica creada por la oposición sobre si es urgente que comparezca en el Parlamento para hablar de todo esto, lo que ocurrirá «cuando piense que tiene que hacerlo, no cuando sea parte de una estrategia para hacerle doblar ese brazo que bajo ninguna circunstancia se va a dejar doblar», en boca de uno de sus allegados.

La reacción de Rubalcaba

Buena parte del enfado de La Moncloa se dirige ahora, una semana después de aquel «domingo de los sms, al líder de la oposición por sus declaraciones alarmistas: «Cada vez que escucho a Rubalcaba decir que el Gobierno está paralizado por culpa de Bárcenas, estoy por traerle a que vea mi despacho atiborrado de papeles», asegura un ministro. La normalidad está regresando, según se ve, a la vida política.

«Estoy acostumbrado a este tipo de campañas; sé cuáles son sus fines y sus métodos»

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