Otra vez la seguridad energética en manos de la geopolítica

Tras la guerra de Ucrania, el conflicto entre Israel y Palestina, y el riesgo de que se extienda a otros países árabes vuelve a poner encima de la mesa la vulnerabilidad de Europa y la necesidad de reducir su dependencia de zonas inestables

29/10/2023 a las 19:53h.

La invasión rusa de Ucrania descolocó a los grandes países europeos, especialmente a Alemania, sobre sus planes y apuestas para garantizar el abastecimiento energético. Si hasta ese momento, ni la guerra fría, ni los conflictos regionales en distintas partes del mundo habían afectado a los ... suministros de petróleo o gas, desde ese momento, lo han hecho y mucho. La arriesgada apuesta de Alemania de prescindir de la energía nuclear y convertir al gas ruso en su principal fuente de suministro energético le está costando ahora muy cara. Mientras, países como Francia, que ha apostado por las nucleares, que le permiten reducir su dependencia energética de otros países; o Estados Unidos, con el desarrollo de tecnologías como el fracking, están pasando mucho más de puntillas sobre el problema generado con la necesidad de reducir a marchas forzadas la dependencia del gas o el petróleo ruso.

En un seminario sobre ciberseguridad y seguridad energética, organizado por Iberdrola y el Instituto de Estudios Estratégicos, que se celebró el pasado jueves en el Ceseden, el coronel Ignacio Fuente Cobo, abordaba esta cuestión y explicaba lo caro que puede salirle a un país equivocarse en sus planes para garantizar el suministro energético. Y recordaba cómo los principales países occidentales han cambiado sus estrategias todos ellos en la misma dirección, disminuir su dependencia para disminuir al máximo sus riesgos geopolíticos. Así lo ha hecho Estados Unidos, que en su ley de Reducción de la Inflación prevé 369.000 millones de dólares en inversiones estratégicas, durante diez años para desarrollar energía eólica y solar. De este modo se consigue un doble objetivo, fomentar las energías limpias, pero también reducir la dependencia de combustibles fósiles, en manos de países 'no amigos'.

Europa, por su parte, ha apostado por diversificar las fuentes de energía, almacenar combustibles, incentivar la reducción del consumo, y apostar por las energías renovables. Además, presionada por Francia, ha aceptado incluir la energía nuclear dentro de las energías verdes.

Los resultados de estas políticas están permitiendo a los distintos países europeos reducir su dependencia rusa, aunque con algunas trampas. Acabamos comprando petróleo ruso, aunque no sea directamente; hemos reducido el consumo de gas, pero en un invierno especialmente suave, y hemos cambiado de proveedores de gas, de un país hostil, como Rusia, a otros complicados como Azerbayán, o nos hemos traído gas de Estados Unidos, pero a un coste elevado.

Y en esas estábamos cuando hace apenas tres semanas Hamás realiza el mayor ataque contra Israel de la historia, y recrudece un conflicto que de extenderse a Oriente Medio, puede provocarnos nuevos problemas de abastecimiento de combustible. Porque no olvidemos que los principales productores de petróleo están en esa zona.

La necesidad de acelerar la independencia energética de Europa se hace ahora más urgente si cabe, y no podemos permitirnos el lujo de equivocarnos en los planes de suministro ni de rechazar energías, como la nuclear, por razones exclusivamente ideológicas, porque lo pagaremos caro. La moratoria nuclear nos ha costado ya a los españoles casi 6.000 millones de euros, y no se puede olvidar que en el mundo de la energía no hay amigos.