El salario mínimo y los informes que no interesan

El Banco de España aseguraba que el incremento restó entre 0,6 y 1,1 puntos porcentuales a la creación de empleo ese año, con especial incidencia entre los jóvenes y los mayores de 45 años. La traducción de estos porcentajes es que se dejaron de crear hasta 180.000 puestos de trabajo. BBVA, por su parte, auguró un impacto negativo en la creación neta de empleo que podría alcanzar entre 20.000 y 75.000 puestos de trabajo durante 2019, mientras que a medio plazo, y en ausencia de incrementos en la productividad que lo compensen, el impacto podría ser mayor y superar los 160.000 empleos. Advertía además, que la medida afectaría a colectivos especialmente vulnerables, además de a sectores y regiones expuestos a la utilización de contratos ligados al SMI.

No contento con estos informes críticos, el Ministerio de Trabajo encargó sus propios estudios. De hecho, según publicó ABC el pasado viernes, el departamento de Yolanda Díazgastó más de 50.000 euros en informes que demostraran el impacto positivo de subir el salario mínimo. El primero de ellos, que ha ocultado hasta ahora, advertía de la pérdida de casi 30.000 empleos. Y eso sí, señalaba que había tenido efectos positivos para reducir la desigualdad. En los siguientes, y ya vamos por el quinto, se encargó que se dejara a un lado cómo afectaba al empleo, y se estudiara solo el impacto en la reducción de la desigualdad. O lo que es lo mismo, se encargaron informes ad hoc para justificar las medidas del Gobierno, con lo que esto supone de un mal uso de los recursos públicos.

Hace bien el Gobierno en encargar análisis que estudien cómo afectan sus medidas a la economía y a la sociedad. Pero un informe hecho a la medida, y ocultando los riesgos, no sirve absolutamente para nada.

En las últimas semanas estamos viendo una historia similar con la subida de los impuestos a la banca y a las energéticas. Pero especialmente a la banca. Cuando el Banco de España y el Banco Central Europeo han advertido de su posible impacto sobre la concesión de crédito, el Gobierno, con su presidente a la cabeza, han tratado de desprestigiar a quien hacía las críticas. El problema no es ya solo que se ponga un impuesto temporal para hacer frente a gastos derivados de la desbocada inflación, el problema es que ya se está planteando que esos impuestos se conviertan en permanentes. Así se lo han pedido al Gobierno algunos de sus socios, y se han comprometido a estudiarlo.

Haría bien el Ejecutivo, en caso de aplicarlos, que parece que sí, en analizar su impacto sobre el crédito, la inversión y la economía antes de apostar por convertir en permanentes estas tasas temporales. Pero mucho me temo que hará lo mismo que hasta ahora. Hacer estudios a la carta que le digan lo que quieren oír. Y total, como son números, la propaganda gubernamental será capaz de ocultar la realidad de las cifras.

Aunque quizás, la situación que está viviendo el Ejecutivo con la ley del sí es sí, que está permitiendo recortar las penas a los condenados por abusos y agresiones sexuales, le haga recapacitar. Si no hubiera sido tan soberbio y hubiera escuchado las advertencias, quizás no estaríamos donde estamos.