Ventajas y ahorros de las bombas de calor frente a la calefacción de gas y gasoil

Uno de los elementos más contaminantes son las calderas de combustibles fósiles que acaparan casi el 40% de la emisión de gases nocivos que emitimos a la atmósfera. Estudios recientes apuntan a que una caldera de gas natural de alta eficiencia emite alrededor de 80-100 gramos de CO2 por kilovatio-hora (kWh) de energía térmica producida. Mientras, una caldera de gasóleo emite aproximadamente 165 gramos de CO2 por kWh. La estrategia europea se dirige a ir reduciendo este tipo de calefacción por las bombas de calor. Concretamente, el REPower EU se ha marcado como meta para 2030 instalar 30 millones de bombas de calor adicionales a las 20 millones ya existentes. Unas bombas de calor que deberían alimentarse con energía renovable, fotovoltaica, solar o hidráulica, eliminando así la utilización de gas y petróleo, fuentes energéticas contaminantes y que Europa no produce. Así, las bombas de calor pueden funcionar en casi todos los edificios, proporcionando cero emisiones y calefacción y refrigeración supereficientes para hogares y empresas.

Hace un año, Cambridge Econometrics y la Asociación Europea de Bomba de Calor (EHPA) publicaron un informe que analizaba los beneficios socioeconómicos de una implantación rápida de los mencionados objetivos europeos sobre bomba de calor. Es un amplio estudio que aborda los efectos en cada país europeo, mediante simulaciones y aborda aspectos de sostenibilidad medioambiental, macroeconómicos y en el consumidor final.

Respecto a España, el estudio destaca el crecimiento del 20% en las bombas de calor durante 2022, aunque apunta a que aún queda mucho terreno por recorrer, ya que siguen dominando las calderas de combustibles fósiles y se estima que hay unos 8,5 millones de calderas de gas y de gasoil en funcionamiento.

Desde el punto de vista macro, las simulaciones de Cambridge Econometrics muestran que una transición acelerada a bombas de calor serviría para impulsar la economía española, lo que supondría un incremento de un 2,3% del PIB anual en 2030, en comparación con un escenario sin cambios. Además, se crearían más de 250.000 empleos adicionales para 2030, principalmente en el sector servicios donde se alcanzarían los 160.000.

La transición a viviendas más eficientes y la instalación de bombas de calor también mejoraría la seguridad e independencia energética de España. La demanda de hidrocarburos en los edificios se reduciría en un 35% para 2030, comparado con 2022. De esta forma, España reduciría su gasto en importación de energía en 2.000 millones de euros entre 2022 y 2030, con 1.000 millones de euros de ahorro en importaciones de gas.

En cuanto a los usuarios de las bombas de calor, los beneficios vendrían tanto por el coste del consumo como por la propia instalación de la caldera. El estudio indica que los consumidores españoles también se beneficiarían de la transición a edificios más eficientes y a bombas de calor, incluyendo una reducción de más de un 14% de la factura de la calefacción y cerca de un 3% de aumento de la renta neta en 2030, en comparación con un escenario sin cambios. Las bombas de calor supondrán una opción con un coste competitivo para los consumidores, al ser un 50% más baratas que las calderas de gas, si se tiene en cuenta su ciclo de vida útil.

Con el fin de lograr los objetivos de energía y clima a 2030 y reducir la dependencia energética, la UE lanzó en la segunda mitad de 2021 un amplio paquete de reformas normativas (Fit for 55). En el caso concreto de las bombas de calor (para climatización de edificios), hay modificaciones relevantes en tres normas europeas que implican tener que adaptar las correspondientes normas nacionales. Así, se debe crear un nuevo mecanismo de comercio de derechos de emisión que aplica al sector de edificios, según el cual tendrán que pagar por sus emisiones incluidas las correspondientes a su climatización. Este nuevo mecanismo ha de ser incorporado a la normativa nacional no más tarde de junio de este año y la ley no ha sido ni siquiera trasladada al Congreso.

También hay nuevos requerimientos de eficiencia energética en edificios, tanto para nuevos como para rehabilitados, que han de plasmarse en la correspondiente normativa nacional no más tarde de mayo de 2026, salvo en lo relativo a la nueva prohibición de no ofrecer ningún subsidio para la instalación de calderas autónomas alimentadas por combustibles fósiles, la cual deberá plasmarse en la normativa nacional antes de enero del próximo año.

Existe, además, un nuevo objetivo (indicativo) de energía renovable en edificios, con sus medidas asociadas, cuya fecha tope para trasladarlo a la normativa nacional es mayo de 2025.