con permiso
El empleo de maquillar los datos de empleo
El Gobierno y sus perfectos ecos mediáticos han convertido los datos de empleo en España en una piñata que pasean a conveniencia y rompen de manera calculada para crear apariencia de eficacia. Lo cierto es que seguimos sin datos de fijos discontinuos, los contratos indefinidos caen, los jóvenes y las mujeres sufren cada vez más los rigores del paro y los autónomos están en lo más crudo del crudo invierno
El viacrucis laboral de los jóvenes: sueldos 35% más bajos y precariedad
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz
Empleo récord, es el mantra repetido estos días desde La Moncloa en la convicción -testada con tenacidad- de que una trola repetida se reviste de credibilidad. La receta es ancestral: una sopa de datos donde se mezclan realidad y ficción, un toque de comparativas ... a tiempos pasados para que se pierda la noción del presente y, fundamental, un chorro generoso de propaganda desde los medios adictos para que hasta quienes carecen de empleo duden de sí en verdad lo tienen.
Ahora resulta que España es el modelo de creación de empleo en Europa, que la reforma laboral de hace dos años del PSOE y de Sumar son las nuevas tablas de la ley de creación de felicidad y riqueza y que este bendito poliedro de geometría variable antes conocido como España es El Dorado para la Seguridad Social. Pues... resulta que seguimos sin datos del número de fijos discontinuos un año después de la promesa del Gobierno -representada en la persona, sobre todo, de la sin par vicepresidenta Segunda y ministra de la cuestión, Yolanda Díaz- de facilitarlos de manera urgente. Otra mentira más para la colección. Y que una economía tan avanzada como la sanchista reconoce al menos 2,7 millones de parados, cifra que superaría holgadamente los tres millones si de una vez se afloraran los maquillajes y juegos florales.
La transparencia no es, desde luego, el fuerte del Gobierno. Pero da igual, porque aquí lo que cuenta es decir y no hacer. Después, si alguien protesta, se le acusa de reaccionario ultraderechista y se le increpa por no alegrarse por los positivos mensajes que otros se han tomado la molestia de fabricar para él desde bien temprano. Es la España de Pedro Sánchez y su muro. Advertidos estábamos.
La experiencia personal de cada cual es el mejor medidor. ¿Vive usted mejor? ¿Y sus hijos? ¿Se siente usted más seguro y protegido ante el futuro? Pues eso. Los organismos independientes, como Fedea por ejemplo, no pueden decirlo más claro. Ni más alto. Las medidas adoptadas por la 'vicechuli' Díaz en materia de desempleo no solo no ayudan a regresar al mercado laboral, sino que lo desincentivan y hasta malogran el uso de dinero público. Desatiende Fedea el matiz de que ese es precisamente el objetivo buscado: lo importante no es incentivar el esfuerzo y premiar el talento, sino levantar una España de paguitas y subsidios que vayan minando la moral de unos y otros. ¿Para qué trabajar si el dinero llueve del cielo? ¿Para qué buscar trabajo si resulta más fácil lograr una ayuda pública?
Mientras esto sucede, Francia y Alemania se frotan las manos tentando a nuestros jóvenes mejor cualificados con ofertas laborales que sin ser del otro mundo están a años luz de lo que esta España de muros y cizaña puede ofrecerles. Y es que el mundo de la inteligencia artificial, del algoritmo y los datos se está construyendo más allá de los Pirineos y aquí nos miramos el ombligo con la cantinela de que vivimos en el mejor país del mundo. Puede ser que así sea, pero esa orilla habrá que alcanzarla con sangre, sudor y lágrimas, sin autocomplacencias ni mucho menos con falacias.
Levantar la persiana cada mañana es llorar. Ser autónomo es un drama. Las mujeres siguen pasando las de Caín y son el colectivo más numeroso entre quienes buscan trabajo. Y los jóvenes, ¡ay los jóvenes!, son quienes de verdad encarnan el mito de Sísifo y no Sánchez, condenados a subir una y otra vez la piedra hacia no se sabe dónde.
Las conclusiones del estudio 'Presente y futuro de la juventud española. Una perspectiva socioeconómica' elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Universidad de Valencia para la Fundación BBVA son también demoledoras. La investigación destaca que los jóvenes están más expuestos a los vaivenes del ciclo económico y la calidad media de sus ocupaciones es peor. Los datos irrefutables y bien fundamentados, un drama tras otro (¿le ha echado un vistazo querida vice?, lo mismo dejaría de lanzar mensajes 'superguáis' de irrealidad virtual cocinada): el 25,4% de los jóvenes trabaja con contratos a tiempo parcial, 12 puntos por encima de la media, la tasa de temporalidad dobla el promedio, y los sueldos son claro reflejo de la precariedad laboral de nuestros jóvenes, que en el caso de los que tienen entre 16 y 29 años son un 35% inferiores a la media, amén de que el progreso de sus ingresos a lo largo de la vida laboral está siendo más lento de largo que en otras etapas. Además, el 53,2% de las personas en esa franja de edad tienen dificultades para llegar a final de mes, 5,4 puntos porcentuales por encima del promedio de la población. ¿Sigo ministra?
La generación más preparada no merece esta desazón ni tener que caminar por un chapapote de dificultades, incomprensión y desilusión. Parece una buena carta para los Reyes Magos, que quizás a esta hora sigan por ahí, con permiso de Sánchez y sus compadres republicanos.