'Jerapellina' y 'nefelibata'

Murtra cuelga sus artículos en Twitter y yo lo sigo. Le dedicó uno a los fondos europeos donde dice: «Para conseguir nuestros objetivos deberemos ser capaces de no polemizar, saber exigir, entender qué errores son esperables y realizar un esfuerzo colectivo de responsabilidad, ambición, sobriedad y gestión».

El que más reacciones despertó entre sus lectores fue uno que publicó en abril de 2021 sobre las puertas giratorias entre el sector público y privado. Como es lógico, por su propia trayectoria de la mano del PSC, defendió su existencia y consideró que «es bueno que los líderes públicos entren y salgan del sector privado». Según él, es positivo que los políticos vayan al sector privado porque así «aprovechan sus relaciones de confianza, esenciales en transacciones complejas, se intercambia conocimiento y se alinean las estrategias público-privadas. También se evita que los partidos políticos tengan que preocuparse de sus excargos y estén condicionados por ellos».

Sus lectores no compartieron los argumentos de Murtra. Es innecesario reproducir los comentarios de sus seguidores. Sin embargo, yo comparto su idea de que no debemos excluir por principio las puertas giratorias ya que esto, en teoría, privaría de talento al sector público y al privado. Pero la regla fundamental debería ser siempre el mérito, no las relaciones de confianza, como plantea él. En España es muy visible el resultado vicioso que el constante trasiego de políticos, técnicos comerciales y abogados del Estado entre los dos grandes mundos ha creado: un capitalismo de amiguetes que es la regla de conducta de todos los jugadores de las grandes ligas de la economía española. Empezando por Indra, la casa que preside Murtra. jmuller@abc.es