Ajuste de cuentas
El caso Escribano
La compra de EM&E por Indra confunde tamaño con estrategia y clientelismo con política industrial
El asalto de Enusa (22/10/25)
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Iniciar sesiónIndra estudia la compra de Escribano Mechanical & Engineering (EM&E) con una prisa que debería alarmar más que entusiasmar. La operación se presenta como un paso más hacia la creación de un 'campeón nacional' de la defensa, pero los números y las circunstancias invitan ... a la cautela. EM&E es una empresa familiar cuyo crecimiento se disparó en 2019 al calor de los contratos públicos y del apoyo del Ministerio de Defensa. El estudio de sus cuentas públicas desde 2015 muestra un endeudamiento abultado, muy superior al que cabría esperar en una compañía de su tamaño. Buena parte de su expansión se ha financiado con créditos garantizados y anticipos de programas gubernamentales. La rentabilidad operativa es volátil, el flujo de caja libre escaso y el pasivo total se aproxima a los cien millones. En resumen: no es una joya tecnológica, sino una empresa con más deuda que músculo.
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A este cuadro financiero se suma un conflicto de intereses que haría sonrojar a cualquiera. Los hermanos Escribano, propietarios de EM&E, son accionistas relevantes de Indra, con un 14,3% alcanzado en diciembre de 2024 gracias a una financiación cuyas condiciones y detalles se desconocen. Ángel Escribano fue designado presidente de Indra el domingo 19 de enero de 2025, el mismo día en que Marc Murtra dejó el cargo vacante para irse a Telefónica. En ninguno de los dos casos se conoce el informe de idoneidad previo que, según los estatutos, debía elaborar la comisión de nombramientos.
De esta forma, los hermanos Escribano están en los dos lados de la operación de compra de EM&E. Aunque se abstengan o nombren un comité independiente 'ad hoc', el hecho de que el consejo de Indra esté trufado de políticos socialistas o que el comité independiente nazca con dimisiones casi inmediatas no augura nada bueno. Si Indra, participada por la SEPI, acaba comprando EM&E, el Estado habrá avalado con dinero del contribuyente una operación en la que los vendedores particulares son, al mismo tiempo, una parte influyente del comprador. Es la negación misma de la gobernanza corporativa.
Nadie discute la necesidad de fortalecer la industria nacional de defensa, un sector que ha comido de menú durante décadas y que ahora ve llegar las vacas gordas gracias a Trump y Putin. Pero la creación de un campeón no consiste en engordar a Indra a base de compras locales. Iberia no se convirtió en una aerolínea global comprando Spanair, sino aliándose con British Airways para formar IAG. CASA no creció devorando empresas domésticas, sino integrándose con las francesas y alemanas para crear Airbus. Así se compite en Europa: sumando capacidades, no favores. Si los hermanos Escribano quieren fabricar carros de combate deberían unirse a Rheinmetall o Krauss-Maffei y no desperfilar una compañía con más peso aeroespacial y cibernético. La prisa con que parecen querer cerrar este acuerdo delata que se está confundiendo el tamaño con la estrategia, y la política industrial con el clientelismo. jmuller@abc.es
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