AJUSTE DE CUENTAS
¿De qué año es Sánchez?
Sin cuentas públicas, el Sánchez de 2019 convocaría elecciones, pero el de 2024 tiene una esposa que proteger
Montero despacha su comparecencia sobre la financiación singular sin dar las claves del acuerdo entre ERC y PSC
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Iniciar sesiónAlgo tiene Cádiz que a María Jesús Montero, la vicepresidenta primera, ministra de Hacienda y vicesecretaria general del PSOE, pese a ser de Sevilla le gusta hacer declaraciones en esta provincia. En febrero anunció un mayor control tributario al blanqueo de capitales. En abril, garantizó ... la carga de trabajo a los astilleros de San Roque. En agosto dijo que la financiación singular de Cataluña pactada entre el PSC y ERC «ni es un concierto económico ni es una reforma del modelo de financiación al uso (sic)». El viernes pasado afirmó allí que el pacto contempla ceder la recaudación del cien por ciento del IRPF a la administración catalana, y la «vocación» de hacer lo mismo con más impuestos, pero «a lo largo del tiempo».
Montero sabe que el pacto no dice eso. Ella, que leyó párrafos escogidos a los representantes de la oposición en el Senado, sabe que no hay mención alguna al IRPF, sino que se habla de «todos los impuestos soportados en Cataluña». Es lógico que el diputado de Junts, Josep Maria Cruset, llamara «pagafantas» a los de ERC, provocando turbación en Gabriel Rufián. Más rotundo fue Jordi Turull, el secretario general de Junts, que el sábado afirmó que la vicepresidenta «va echando más agua al vino» del pacto que permitió la investidura de Salvador Illa.
La vicepresidenta está bajo una presión enorme. Se le ha criticado en la Moncloa por haber llevado la misma propuesta de techo de gasto que fue rechazada por PP, Vox y Junts el 23 de julio pasado. «Lo que es excelente es muy difícil mejorarlo», explicó, copiando las reflexiones del ministro Félix Bolaños respecto de la ley de amnistía que era, a su juicio, «impecable». Pero la insistencia en volver a aprobar lo mismo sólo le ponía las cosas más difíciles a Junts que no podía argumentar un cambio de posición. Lo de Montero es incomprensible, toda vez que la revisión de la contabilidad nacional del INE venía como anillo al dedo para modificar los parámetros y darle una coartada a los del prófugo catalán casi al mismo tiempo que el PSOE se reunía con él en Suiza.
Pese a los dimes y diretes, Junts debería aprobar el techo de gasto aunque sólo sea para mantener viva la posibilidad de rechazar los presupuestos más tarde, que es una decisión de mayor calado. El rechazo a la cuentas llevaría a Pedro Sánchez a convocar elecciones si él siguiera siendo el mismo de 2019, pero la desvergüenza acumulada desde entonces (y sobre todo la causa judicial abierta contra su esposa Begoña Gómez, que uno se defiende mejor desde la Moncloa) es tanta que podría intentar seguir prorrogando las cuentas públicas varios años como pide Óscar Puente. Esto nos abocaría a una nueva crisis institucional, cosa que para Junts es miel sobre hojuelas y volvería a mandar a la derecha a Sierra Maestra. Una convocatoria anticipada, en cambio, haría que Junts dejara en el alambre toda su capacidad de chantajear a Sánchez. Y también arriesgaría la que tienen Sumar, ERC, Bildu y el PNV. No tienen dónde perderse. jmuller@abc.es
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