Europa controlará por primera de manera armonizada los fondos de alto riesgo

El acuerdo, alcanzado por unanimidad, incluye que la nueva autoridad de control de los mercados y la Bolsa, ESMA en sus siglas en inglés, elaborará una directrices generales de aquí a 2015 sobre los nuevos requisitos que tendrán que cumplir estos fondos para poder operar en Europa (el conocido como “pasaporte”) y los reguladores de mercados de cada país tendrán, en todo caso, la ultima palabra sobre la decisión de dejarles entrar en sus mercados o no.

La Comisión Europea elaborará de aquí a 2015, sobre la base del informe de ESMA, una propuesta para crear el famoso pasaporte europeo para los fondos de inversión de alto riego que, de ponerse en marcha, supondría que un fondo de inversión que consiguiera este salvoconducto podría operar en todos los países europeos.

La nueva autoridad europea de mercados y valores podrá también instar a un regulador nacional a intervenir o retirar la autorización a un determinado fondo de inversión de alto riesgo si detecta que hay un riesgo potencial elevado por alguna razón, tanto para la estabilidad del propio fondo como para la del conjunto del sistema.

El acuerdo alcanzado supone que Europa podrá acudir a la próxima reunión del Grupo de Países más ricos del mundo, el G-20, que se celebrará en noviembre en Corea con los deberes hechos en el sentido de haber logrado un acuerdo pese a las reticencias de Londres, que argumentaba que no se podían poner normas muy estrictas al sector de los fondos de inversión ya que, de hacerlo, esta industria se deslocalizaría hacia zonas más flexibles en materia de regulación.

Entre las nuevas normas a que tendrá que atenerse esta industria figuran la exigencia de un mayor volumen de fondos propios, el aumento de los conflictos de intereses, nuevas reglas sobre los depositantes y un largo etcétera en aras de preservar tanto la estabilidad del sistema financiero en su conjunto como los derechos de los consumidores.

Los fondos de inversión de alto riesgo movían antes de la crisis alrededor de 2 billones de euros, cantidad que se ha reducido hasta 1,3 billones desde entonces.