La digitalización también brilla en el negocio de la joyería de segunda mano

El procedimiento se estrenó en Estados Unidos en 2019 y se implantó en nuestro país a raíz de la pandemia con el objetivo de ofrecer una alternativa a los clientes sin posibilidad de desplazarse a las oficinas físicas. «Hay muchas poblaciones, sobre todo de alrededor de Madrid, que nos demandaban este tipo de servicio. Cuando organizamos la compraventa online, está todo estipulado y el cliente se siente muy seguro en todo momento», asegura Marta Eizaguirre, directora de Circa Madrid.

Tras poner sus datos y enviar una descripción y fotos de las piezas, además de cualquier certificado o documento relevante, Circa se pone en contacto con el usuario y le proporciona un rango de precio en base a la información aportada. Si está de acuerdo, le envía una carta que tiene que firmar, en la que se describen las joyas y se especifica el valor del seguro.

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Después, Circa manda a la persona un kit especial con todo tipo de protecciones en el que puede introducir las piezas para que un mensajero, en el horario indicado, las recoja con destino a las oficinas de la empresa, donde la caja se abre mientras una cámara graba el proceso. Cuando tienen el valor exacto, llaman otra vez al cliente. Si acepta, se realiza un contrato de compraventa y recibe el ingreso. Si no, meten de nuevo las piezas en el kit, también bajo cámaras de seguridad, y se le devuelven con las mismas garantías que en el primer paso, sin coste alguno.

Tanto a distancia como en las citas presenciales, la prioridad de la empresa es brindar una «experiencia de lujo» que se sustenta en tres pilares: personal con formación experta y trato impecable; discreción –atienden en una sala privada y las joyas, que se venden en Estados Unidos, no aparecen en ningún catálogo de aquí– y pago inmediato. Así ha sido desde sus inicios, cuando abrieron camino en un sector, el de la segunda mano, que apenas era conocido por el gran público, menos aún en la categoría de la joyería de lujo. «Llegamos a un mercado muy virgen, en el que la gente tenía reticencia de venir a nosotros, pero poco a poco, y gracias al boca a boca, ha cogido confianza y se acerca de una manera natural», reflexiona Eizaguirre.

Una motivación recurrente es que la joya en cuestión se ha pasado de moda, «igual que no nos ponemos el mismo traje de chaqueta que hace veinte años», ejemplifica. Las herencias también están detrás de buena parte de las ventas porque siempre es más fácil repartir el dinero que las joyas. La evolución de la mentalidad de la sociedad es otro factor a considerar. «En los años 90 queríamos acumular y ahora es al revés, nos quedamos con lo que realmente utilizamos y nos hace felices», reflexiona Eizaguirre. Un cambio de chip en toda regla que contribuye al cuidado del medio ambiente.

La actividad de la compañía tiene un claro componente sostenible, ya que, al dar una vida extra a estos bienes, evita la extracción de nuevas piedras. «Solo buscamos en los cajones», sintetiza la directora de la sede madrileña de Circa. «A la vez que unos venden, otros nos están comprando porque tienen interés en esas piezas diferentes que ya no se encuentran en un escaparate y a las que pueden dar una nueva oportunidad», ahonda Eizaguirre. De eso va, en definitiva, la tan necesaria economía circular.