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La venta de tabaco de contrabando cae a mínimos de una década, pero crece el consumo de cajetillas falsas

Casi el 1% de los cigarrillos que se fuman en España se fabrican de manera clandestina; este año se han desmantelado hasta 11 instalaciones dedicadas a su producción ilícita

Altadis cree que el aumento de estancos en la frontera con Francia no se saldará con más ventas para el sector

Crece el número de fábricas clandestinas de tabaco Francis Silva
Antonio Ramírez Cerezo

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Las restricciones fronterizas derivadas de la pandemia pusieron cerco al negocio ilícito de tabaco hasta llevarlo a mínimos de más de diez años, pero la pérdida de poder adquisitivo que sufren las familias españolas se está saldando con el mayor nivel de consumo de cajetillas falsas desde 2014. Así lo desvela la Encuesta de Paquetes Vacíos (EPS) que publica cada año la consultora Ipsos. En concreto sitúa la compra de cigarrillos de fabricación fraudalenta en el 0,9% sobre el total. Un aumento que se produce en pleno auge de las fábricas clandestinas de tabaco: tan solo en el primer semestre de este año se han desmantelado 11 instalaciones dedicadas a dicho fin en España con capacidad para producir 5 millones de cigarrillos diarios, el doble que en el mismo periodo de 2021.

Según los principales productores europeos de tabaco los destinos más comunes de las cajetillas falsas son Reino Unido y Francia. De hecho, en el país galo su consumo se ha multiplicado por 17 en apenas cuatro años al calor del aumento impositivo que el Ejecutivo de Macron ha establecido sobre este producto nocivo para la salud. Las tabacaleras inciden precisamente en el peligro que supone para el ciudadano la compra de cigarrillos fraudulentos, entre otros motivos, porque se desconoce los productos empleados en su fabricación.

A pesar de esta tendencia, el comercio ilícito de tabaco se ha visto fuertemente golpeado por la pandemia. Los cierres fronterizos provocaron que en algunos enclaves españoles propensos al negocio de cigarrillos de contrabando, los consumidores se vieran obligados a comprar en estancos.

«Muchos fumadores se han dado cuenta que la diferencia de precio con el producto ilícito es mínimo y se han acostumbrado en estos dos años a comprarlo de manera legal», explica Rocío Ingelmo, directora de Asuntos Legales y Corporativos de Altadis. Lo que ha llevado a que el consumo de tabaco ilícito sobre el total se haya desplomado un 29% en el primer semestre de 2022, siguiendo la tendencia de los dos primeros años de crisis sanitaria. Así, en el segundo trimestre de año, el volumen de tabaco ilícito sobre el total se sitúa en un 6,7%, el más bajo registrado desde 2011. Una cifra que además supone tres puntos menos respecto al 9,5% del mismo periodo de 2021.

Según explica Ingelmo, además de por la escasez de tabaco ilícito, «los fumadores no perciben en la actualidad que el tabaco sea un producto demasiado caro, lo que hace que la elasticidad precio no sea muy alta». Algo que atribuye a la estabilidad fiscal que ha tenido el sector en los últimos años. «Esta suma permite entender la reducción de los niveles de comercio ilícito en nuestro país. Esperamos que la situación económica no haga que el componente renta, impactado siempre por el desempleo y con impacto claro en la renta disponible, haga variar esta percepción del fumador», apostilló Ingelmo.

Esta tendencia ha cambiado para bien la relación del sector con algunas zonas geográficas donde el consumo de tabaco de contrabando está muy arraigado. Sorprende el fuerte descenso del negocio en Andalucía, donde se ha reducido más del 40% respecto al año pasado, aunque sigue siendo la región con mayor consumo de tabaco no regulado en España: en esta comunidad se fuman cerca de uno de cada cuatro (22,3%) de los cigarrillos irregulares que circulan en España. En el lado opuesto se encuentran Navarra (0,5%), Aragón (1,2%) y La Rioja (1,5%).

De la misma forma, este desplome ha supuesto que el peso de las ventas ilícitas desde Gibraltar haya pasado de representar el 67% del total en el primer semestre de 2021 al 15,6% en el mismo periodo de este año (Andorra representó un 9,2% y las Islas Canarias un 7,6%, mientras en el 48,9% de estas cajetillas no se conoce la procedencia).

Pérdida recaudatoria

Pero lo cierto es que el cerrojazo a las fronteras por el Covid-19 se ha cobrado también la pérdida algunos de los clientes más boyantes para el sector en España. Por un lado, las localidades del litoral español han sufrido la pérdida de turistas procedentes de países donde el precio del tabaco es mucho mayor, como Reino Unido. Por otro, la parálisis en la frontera terrestre con Francia ha mermado las ventas de algunos de los puntos de venta más rentables para distribuidoras y estancos.

Un roto que también ha sufrido a nivel recaudatorio la Administración Pública y que ahora Hacienda quiere remendar en la primera concesión de licencias de estancos en veinte años. Como adelantó este periódico, el 15% (30) de los 203 nuevos puntos de venta irán a parar a pequeñas localidades próximas al país galo, como son los casos de la Junquera (Gerona) y Lés (Lérida) . Una decisión que el departamento que dirige María Jesús Montero ha tomado bajo criterios «comerciales y de población».

Sin embargo, desde Altadis creen que el reparto no tiene como fin un incremento recaudatorio de las arcas públicas. «No creemos que el aumento de establecimientos consiga atraer a más fumadores franceses, sirve más bien para diversificar las ventas», ha aseverado Ingelmo como portavoz de Altadis.

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