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Las claves para blindar la ciberseguridad empresarial
Vicente Fernández, CEO de Grupo SAI y de IntelKey, resume la esencia del trabajo de su compañía en el combate por proteger la información frente a robos y fraudes
Datos genéticos, el nuevo tesoro que codician los cibercriminales
Desde el año 2004, en Berlín, Vicente Fernández ha conocido durante su trayectoria a muchas personas que se negaban a aceptar «que la información es poder y que es un arma de doble filo que depende en manos de quien estén los datos… hasta que se es víctima de un robo de información en su empresa».
... Como destaca Fernández, CEO de las compañías Grupo SAI (agencia de investigacion privada lider en el mercado que goza de gran reconocimiento en el sector) y de IntelKey (consultora tecnológica de seguridad centrada en combatir los robos de información y el fraude corporativo moderno), «a lo largo de la historia, la información sensible siempre ha sido una palanca para lograr objetivos de cualquier índole». Y sitúa el momento actual como estratégico, crítico para afrontar con éxito este tipo de amenazas: «Es ahora, con la rápida evolución de la tecnología, cuando estamos siendo espectadores de cómo un presidente de un país realiza un cambio de rumbo ilógico, producto de posibles maniobras de inteligencia extranjera propias de poseer poderosa y comprometida información».
Denuncias al alza
Cada día crecen exponencialmente las denuncias por chantajes, extorsión y amenazas por publicar material comprometido. «En el mundo empresarial (comenta), del que puedo hablar desde el conocimiento, los problemas derivados del robo de información no son menos frecuentes, sino menos conocidos. La mayoría de los casos son producto del factor humano por puro desconocimiento o mero exceso de confianza».
La pregunta que cualquier empresario debe hacerse es «¿qué ocurriría si el contenido de un teléfono móvil de mi compañía se perdiera o si fuera objeto de un robo?». Respuesta de Fernández, desde la experiencia en la resolución de multitud de casos: «La mayoría dirá 'tiene pin' y no se puede acceder, la misma que desconoce que el pin de un móvil es una medida relativamente fácil de saltar. Otra mayoría dirá, 'bueno, la información que lleva no es de importancia…', la misma que desconoce que cualquier información empresarial de clientes, proveedores o empleados está bajo la regulación de protección de datos».
El especialista destaca un ejemplo: «¿Qué ocurriría si un médico pierde un móvil con fotografías de sus pacientes, y éstas acaban en internet, o si una empresa de ingeniería pierde un proyecto de I+D+I, o sí a un abogado le roban los mails intercambiados con su cliente donde hablan de su estrategia jurídica…? La mayoría de robos de información, secuestro de datos o espionaje industrial se realizan con fines económicos delictivos.».
«En la actual regulación legal (continúa), es precisamente la empresa la responsable de velar por la seguridad de la información que maneja y, además, está obligada a interponer aquellos sistemas y protocolos de actuación necesarios que protejan los datos y que permitan actuar con eficacia ante una eventualidad, todo ello si, obviamente, desean poder defenderse ante una plausible situación de reclamación de responsabilidad».
Fernández también alude al espionaje industrial en España: «La tendencia es relacionar tales palabras con la ficción, aún nos queda mucho por aprender con respecto otros países como Estados Unidos, donde la seguridad y la protección de la información es una cuestión prioritaria y, sobre todo, proactiva».
La fuerza de la prueba
Como responsable durante todos estos años de numerosas investigaciones empresariales para recopilar pruebas y conseguir encontrar al responsable de casos de competencia desleal (con el robo de numerosa documentación con planos, información, desarrollos, contactos, mails, whatsapps, etc… como puntos de partida), afirma que «en las primeras reuniones con las víctimas, su primera reacción ante mi exposición para lograr el éxito de la investigación era un tanto escéptica».
«Ëste tipo de situaciones (continúa) las encuentro normales cuando se explica que, para lograr pruebas eficientes, quedan por delante meses de trabajo. En todo este proceso intervienen expertos forenses, mientras se realizan operativas de seguimientos y vigilancia, análisis constante de la información y, muy posiblemente, infiltraciones en los sospechosos o sus empresas, mediante meticulosas coberturas diseñadas para lograr obtener información fidedigna y válida de primera mano que será posteriormente indiscutible en el proceso judicial».
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