El cáñamo busca su lugar en el fondo de armario de la moda sostenible
La búsqueda del sector para hilar una producción más respetuosa con el medio ambiente ha vuelto a despertar el interés empresarial en este tradicional, eficiente y versátil material
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Versátil, sostenible, termorregulador y con una gran durabilidad, el cáñamo como material textil representa una tendencia incipiente: ropa, cortinas, manteles, paños de cocina, tapicerías, toallas, edredones mantas… En España ha estado ligado al cultivo tradicional.
«Al menos en la zona de Alicante, y más concretamente en Callosa de Segura –explica Eduardo Fages, responsable del Grupo de Investigación de Sostenibilidad y Tecnología de Materiales en Aitex, un centro de investigación e innovación radicado en Alcoy– se utilizaba para confeccionar cuerdas, redes y trenzas, siendo la fabricación de alpargatas uno de los mercados principales». En los años sesenta, este sector industrial apostó por la implementación de fibras sintéticas, y la utilización de fibra de cáñamo se redujo drásticamente. «Actualmente el uso que se le está dando en el sector textil y concretamente en el retail, todavía está lejos de otras fibras. Son aplicaciones muy concretas y para marcas que basan su concepto en este material», advierte Fages.
La resurrección del cáñamo textil en territorio nacional está vinculada a la apuesta por materiales más sostenibles y versátiles. Las bondades de su método de cultivo favorecen la lucha a favor del medio ambiente y abren las posibilidades para que se convierta en alternativa a otras fibras convencionales. El algodón, por ejemplo, no resiste la comparación en aspectos relativos a los impactos asociados al cultivo, como dice Fages: «La producción de un kilo de algodón genera emisiones del orden de 0,25 kilos de CO2 equivalente, que son las unidades que se suelen usar cuando se habla de impacto medioambiental y, más en concreto, de la categoría de emisión de gases de efecto invernadero. Pero el cáñamo tiene un resultado negativo, es un sumidero de CO2. La producción de un kilo de cáñamo absorbe 0,73 kilos de CO2 equivalente».
La huella hídrica también presenta diferencias notables. «El impacto medioambiental asociado al uso de recursos hídricos en el proceso de obtención de 1 kilogramo de fibra de cáñamo es inferior en un 90% con respecto a dicho proceso para la fibra de algodón», señala el experto. Además, es una planta muy regenerativa que capta muchísimo CO2 con sus raíces. Su sistema radicular elimina las malas hierbas, lo que evita la necesidad de pesticidas o fungicidas. Otra de sus propiedades es la capacidad para absorber metales pesados y otras sustancias tóxicas de la tierra. Por eso se planta en el entorno de la central nuclear de Chernobyl (Ucrania) en un desesperado intento por reparar la catástrofe medioambiental provocada en 1986.
Pepe Barguñó, cofundador (junto a Miquel Castells) y director creativo en Thinking MU, compañía con sede en Barcelona, no cree que todavía esté de moda el cáñamo en el sector textil: «En nuestro caso lo empleamos de manera diferencial, por sus propiedades regenerativas; nos parece muy potente, en nuestras colecciones lo usamos en prendas que habitualmente se realizan con lino».
La marca de moda sostenible incluye en su colección Hemp, un abanico de prendas fabricadas con cáñamo, como camisas, faldas y camisetas. Barguñó comenzó a familiarizarse con el cáñamo con su empresa de bioconstrucción Hemp Eco Systems, donde utilizaba este material para aislamiento. Allí experimentó con sus propiedades a nivel de humedad y temperatura. Este conocimiento permitió el trasvase al terreno textil, en 2012. «Nuestra intención ha sido siempre que tuviera un buen diseño y que fuera suave», sostiene. «En nuestra colección de cáñamo todas las prendas tienen como mínimo un 55% de este material. Lo combinamos con otras fibras como el algodón orgánico o el Tencel, en función del volumen, la textura, la suavidad en la caída de los tejidos que queremos y los diferentes gramajes y pesos. Nuestros blends de fibras valen tanto para punto circular como para tejido plano», añade.

Entre las propiedades del cáñamo, Barguñó destaca su función «como termorregulador, capacidad de absorción de agua muy alta y mayor resistencia que el algodón (diez veces más)». El catálogo y las características varían según sea verano o invierno, aclara Barguñó: «Hay mucha camiseta (manga corta y larga), tops, que hacemos en punto circular, todo en un mismo tejido, con una amplia oferta de ropa ligera. Para cuando llega el frío hacemos camisetas 'gordas' de hombre, mujer, diferentes colores y también pantalones y chaquetas». Sobre el coste de la producción textil, indica que «es mayor que el algodón o el poliéster».
Mayor demanda
Fieito es una empresa localizada en Cerceda (La Coruña). Por ahora distribuyen las creaciones de la firma alemana Hempage a través de la tienda online y el marketplace de Fieito.com, pero está en el horizonte comenzar a producir su propia ropa. José Antonio Villa Díaz, su fundador junto a María Roade Comesaña, estima «que se está produciendo un aumento de la demanda de este tipo de fibra». «El cáñamo se asemeja al lino o al bambú por sus propiedades antibacterianas, pero además es muy transpirable. Si se mezcla con algodón orgánico, se consigue ese toque suave», apunta.
Los socios comenzaron a comercializar prendas de cáñamo hace siete años: «Ya entonces nos enamoramos de las camisas. Aunque sean 100% cáñamo, se nota muchísimo la calidad del tejido». «Vendemos camisas, jerseys, pantalones, americanas, gorros de punto, un poco de todo. Y de ropa deportiva, mallas. Nosotros tenemos tallas grandes y muy grandes. La fibra de cáñamo va muy bien a las personas que sudan mucho», afirma Villa.

El cofundador de Fieito está convencido de que si se diera un aumento de la producción, España sería un buen lugar: «Podríamos ser punteros». Sobre el precio, subraya que tiene un coste superior al algodón orgánico: «Todas nuestras propuestas son de comercio justo y certificado. Estos sellos de trazabilidad ocasionan un encarecimiento».
Avisa, además, de que no sirve solo con que la ropa haya sido elaborada con fibra de cáñamo, sino que también es importante que los tintes no lleven tóxicos: «Todo tiene que ser un circuito cerrado porque de nada vale que estemos vendiendo fibras sostenibles y que al final esté confeccionado con productos que no respetan ni la piel ni el medio ambiente».
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