El aliado natural para limitar los estragos de la lluvia en las ciudades
Los sistemas de drenaje sostenible, que infiltran o retienen el agua, emergen como complemento idóneo de las clásicas fórmulas de impermeabilización
La DANA barre el país y muestra cómo será el tiempo extremo que nos espera
Las soluciones de la estación intermodal de Logroño permiten que la superficie reciba el agua filtrada por el terreno para conducirla horizontalmente hacia zanjas drenantes y depósitos
La última DANA ha puesto contra las cuerdas el alcantarillado de muchas ciudades españolas, completamente desbordadas por las intensas precipitaciones. Los datos apuntan a que en estos días el volumen del agua caído durante una hora ha supuesto el 30% de lo que cae ... en todo un año. El cambio climático está provocando que fenómenos meteorológicos extremos como estos puedan dejar de ser la excepción para convertirse en la regla. «Los sistemas de drenaje urbano actuales se han diseñado con el objetivo de protegernos ante los efectos de episodios de precipitación extrema», revela Sergio Zubelzu, profesor de Hidrología, Ingeniería Hidráulica y Riego en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
El problema está en que ese afán por la impermeabilización aumenta el agua que no se retiene, almacena o infiltra (escorrentía), al tiempo que no se respeta el ciclo hidrológico natural, impidiendo un uso circular. En este contexto, surgen los SUDS (Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible), elementos a los que GRAF Ibérica concede la función de «captar el agua pluvial en origen, lo más cerca posible de donde precipita».
El papel de estos elementos siempre es previo a la red de saneamiento, aliviando la carga hidráulica de los mismos cuando descargan las nubes en unos entornos que no estaban preparados para los altos niveles de densidad de población que se han alcanzado. «El aumento de la población y la concentración en las ciudades están provocando problemas atmosféricos al desaparecer cobertura vegetal», indica Pedro Lasa, socio-director de SUDS Atlantis, que también apunta a las elevadas temperaturas que se alcanzan allí donde crece el asfalto, que actúa como un embudo gigante al desatarse el chaparrón.
Además de la pérdida de biodiversidad, esta fractura del ciclo hidrológico natural tiene efectos graves en la calidad del agua tras caer del cielo. Al ser repelida por las superficies, «arrastra y disuelve toda la suciedad y la introduce en el interior del sistema de alcantarillado», comenta Lasa, añadiendo que, «además de provocar atascos y sobrecargas en la red, se mezcla con las aguas residuales, provocando inundaciones porque las depuradoras no dan más de sí». Precisamente, «tratar la escorrentía pluvial urbana al reducir su carga contaminante» es uno de los objetivos prioritarios de los SUDS, tal y como admiten desde GRAF España.
Impulsar el cambio
El cambio de modelo es urgente, por eso los SUDS se imponen como «un cambio de paradigma basado en la gestión local y en reponer el equilibrio original entre la escorrentía y la infiltración», comenta Zubelzu, que subraya el criterio de sostenibilidad que define a estos sistemas de drenaje urbano, que cobran un protagonismo esencial en épocas de restricciones de riego. Este nuevo modelo cambia la piel inerte e impermeable de las ciudades por «nuevas superficies permeables y biofílicas que actúan de aislante térmico para los edificios y su entorno, además de constituir un filtro hídrico y atmosférico», señala Lasa.
Al final, se trata de combinar lo mejor de ambos mundos, puesto que «la capacidad de retención de aguas de escorrentía por los SUDS es limitada, especialmente si se conciben como actuaciones inconexas no integradas en un proyecto global a escala de cuenca o ciudad, y en esta tarea no pueden sustituir los sistemas de drenaje convencionales», recalca el profesor de la UPM. Pensar de forma estratégica y no aislada es absolutamente necesario si queremos que el agua de lluvia no se desperdicie y no cause estragos. El caudal que las depuradoras no es capaz de gestionar se suele verter a los ríos causando un impacto muy negativo. «La ciudad de Madrid se ha gastado más de 4.000 millones de euros en construir tanques de tormenta, que forman parte de la infraestructura gris, pero estas estructuras, con lluvias intensas, no pueden retener toda el agua contaminada que les llega, por lo que se siguen produciendo descargas», lamenta Lasa.
Un amplio catálogo
Las soluciones constructivas que integran los SUDS son muy variadas. A nivel de suelo, los pavimentos permeables son un extraordinario recurso. En parques y jardines permiten que el agua se quede en estas áreas verdes y se aproveche para el riego, y en los parkings de superficie, al evitarse el desplazamiento del agua, esta no se contamina con los vertidos de hidrocarburos de los vehículos. Estos elementos deben ir acompañados de unos depósitos modulares enterrados con celdas de drenaje como los ecobloc de GRAF Ibérica, que «descargan las redes de alcantarillado y suponen un ahorro en las tarifas de eliminación del agua de las precipitaciones».
Los jardines de lluvia de las calles Biosca y Bellmunt en el barrio Bon Pastor de Barcelona son un ejemplo de soluciones basadas en la naturaleza instaladas por SUDS Atlantis
Otro gran apoyo son las cubiertas verdes, que además de servir de parapeto térmico en las azoteas, ejercen de sumideros de CO2. Se puede ir un paso más allá y apostar por las azoteas ecológicas, que «se pueden convertir en un tercer nivel de la ciudad», tal y como explica Lasa, siempre que «estas zonas estanciales cuenten con las estructuras drenantes adecuadas y, por supuesto, con la impermeabilización necesaria para que el agua no se meta dentro de los edificios». También forman parte de los SUDS los jardines verticales, que más allá de sus beneficios descontaminantes, estéticamente son muy llamativos. Asimismo, los jardines de lluvia han repensado el diseño de los bordillos de los parterres, bien eliminándolos o enrasándolos o haciéndolos discontinuos para que el agua pueda entrar en ellos.
Las administraciones públicas deben tomar nota. «Desde el Canal de Isabel II se está pidiendo que se reduzca el porcentaje de suelo impermeable en las nuevas urbanizaciones de la capital por la falta de capacidad de los colectores», asegura Lasa. Poner el foco en los SUDS es urgente, pero hacerlo sin evaluar su eficacia real es un error. «Retener agua para infiltrarla sin más en un parque en el centro de una gran ciudad no tiene sentido y además puede resultar contraproducente para la urbanización o las instalaciones del entorno», advierte Zubelzu. Frente a la improvisación, las empresas dedicadas a implementar estas soluciones de drenaje urbano sostenible defienden la planificación detallada.
Evaluar qué zonas eran apropiadas para ubicar las diferentes infraestructuas de infiltración el Wanda Metrroplitano fue todo un reto para Graf Ibérica
Por ejemplo, en la obra llevada a cabo por GRAF Ibérica en el estadio Wanda Metropolitano, «una vez definido el volumen de agua de tormenta que debía gestionarse, el principal reto fue evaluar qué zonas eran apropiadas para ubicar las diferentes estructuras de infiltración calculadas, y a qué profundidad respecto a la superficie habrían de ubicarse para permitir la conexión mediante tubería, de forma que pudiera aprovecharse al máximo su capacidad de acumulación de agua, para su posterior infiltración al terreno», indica Blanca León, Key Account Manager de la compañía.
Soluciones complejas pero aliadas con la naturaleza que buscan un nuevo equilibrio en la gestiona racional del agua en la ciudades.