Sony recortará 10.000 empleos

Anuncia reformas radicales tras cerrar el último ejercicio con unas pérdidas de 4.872 millones de euros

Sony recortará 10.000 empleos abc

pablo m. díez

Sony, el gigante japonés de la electrónica que en los años 70, 80 y 90 arrasaba con sus televisores, cámaras de vídeo, «walkman», «discman», ordenadores Vaio y consolas Playstation, no levanta cabeza. Esta legendaria compañía lleva ya cuatro años en números rojos y ... acaba de anunciar unas pérdidas astronómicas de 520.000 millones de yenes (4.872 millones de euros) al cerrar su último ejercicio fiscal, que en Japón concluye en abril. Tan monumental agujero es cinco veces superior a la predicción que la propia compañía calculó el pasado mes de noviembre.

Tras sustituir al galés Howard Stringer como presidente y consejero delegado de Sony, Kazuo Hirai se ha marcado como objetivo darle un vuelco radical a la corporación para salir de la crisis en que se halla sumida y obtener unos ingresos de 8,5 billones de yenes (79.734 millones de euros) en 2015. Para ello, Sony tendrá que despedir antes a 10.000 trabajadores en todo el mundo —un 6% de su personal— y gastar 75.000 millones de yenes (703 millones de euros) en reestructurar sus distintas áreas de negocio.

«Ha llegado el momento del cambio. Es urgente que reforcemos nuestros productos principales mientras rediseñamos la estrategia con los televisores, que son el ADN de Sony», explicó el nuevo responsable de la marca, a quien le ampara el éxito de las Playstation porque dirigió la división de entretenimiento.

Para Hirai, resulta crucial devolver en dos años la rentabilidad a la unidad de las televisiones porque representan la insignia de la casa, especialmente las últimas pantallas Bravia. Al igual que otras famosas marcas niponas que antes dominaban el mercado de la electrónica, como Panasonic, JVC o Sharp, Sony viene sufriendo en los últimos años una seria decadencia por la feroz competencia de los fabricantes surcoreanos, como Samsung y LG.

La guerra de precios se ha cebado con las firmas japonesas, que han visto sus exportaciones reducidas por la fortaleza del yen y la caída de las ventas en todo el mundo por culpa de la crisis. Para colmo, el tsunami del año pasado en Japón y las inundaciones de Tailandia, que afectaron a empresas niponas y a sus suministradores, han terminado de darles la puntilla.

Ya en diciembre de 2008, poco después de estallar la debacle financiera, Sony se vio obligada a recortar 16.000 empleos. Dentro de los nuevos ajustes, la compañía ha vendido al Banco de Desarrollo de Japón su división química, que contaba con varios miles de trabajadores pero representaba una pequeña fracción de sus ventas.

Pero Sony no se limitará a desprenderse de los negocios que considere menos rentables, como el desarrollo junto a Samsung de una pantalla de cristal líquido que le ha ayudado a reducir sus costes. Debido al pujante mercado de la telefonía móvil, le comprará su parte a su socio sueco, Ericsson, para hacerse con el control total de dicho negocio.

«Debemos mirar de frente a los problemas y acelerar la velocidad de las reformas en la gestión e innovación», prometió Hirai, cuyo discurso animó las acciones de Sony en la Bolsa de Tokio. Por delante le queda una titánica tarea porque la firma nipona lleva años sin dar un «pelotazo» comercial. Aunque Sony es líder indiscutible en cámaras de vídeo, ha sido superada por los innovadores ordenadores, iPods y iPads de Apple y Samsung también le está comiendo terreno en las pantallas de plasma.

El año pasado, Nintendo aprovechó el fiasco en los sistemas de seguridad de las consolas Playstation, que dejaron al descubierto cien millones de cuentas de usarios de Sony Online por los ciberataques de los «hackers» (piratas informáticos). Además de ver su imagen seriamente dañada y perder 14.000 millones de yenes (131 millones de euros) por estos fallos, la multinacional nipona cifró en 22.000 millones de yenes (206 millones de euros) el impacto del tsunami, que destrozó numerosas fábricas de proveedores, provocó cortes de electricidad y mermó la confianza de los consumidores. Para reparar las plantas dañadas y reforzar sus seguros, tuvo que invertir 12.000 millones de yenes (112 millones de euros).

«No tenemos el lujo del tiempo» , reconoció el nuevo presidente, a quien le aguarda el difícil reto de sacar a Sony, aquella gran multinacional tecnológica, de los números rojos que arrastra desde hace cuatro años.

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