Salgado insiste ante el G-20 en que España no es Grecia

La vicepresidenta segunda del Gobierno aseguró que el caso griego resulta "especial" y responde a un situación que a su juicio debe enfrentarse "de manera coordinada". Para conjurar miedos de contagio, Salgado recordó que el plan de consolidación fiscal adoptado por el gobierno español se está cumpliendo. Y que el nivel de deuda pública acumulada se mantiene en un 53 por ciento, más de veinte puntos por debajo de la media europea.

Como argumento de autoridad, la ministra citó las declaraciones realizadas esta semana por el director general del Fondo Monetario Internacional. Pese a las previsiones record de paro y contracción económicas atribuidas por el FMI a España, Dominique Strauss-Khan ha indicado que al organismo multilateral que preside no le inquieta el nivel de deuda en otros países europeos. A su juicio, en estos momentos no hay necesidad "de fijarse en otros países aparte de Grecia".

Por el contrario, el presidente del Banco Central de Alemania, Axel Weber, indicó que el "riesgo de contagio" de la crisis griega se ha incrementado durante las últimas semanas. Pero según el responsable del Bundesbank, la situación en Grecia no plantea en estos momentos un verdadero problema para el euro que mantiene su estabilidad en los mercados financieros.

La ministra Salgado también avanzó la voluntad del gobierno español de facilitar "en seguida" el dinero solicitado este viernes por el país heleno. Decisión que será llevada al Consejo de Ministros del próximo viernes a través de un decreto ley, para su posterior debate en las Cortes. En total, España aportará 3.675 millones de euros de los 30.000 millones facilitados por el Eurogrupo en forma de préstamos bilaterales a Grecia al 5 % de interés.

El problema griego ocupó las deliberaciones de la cita ministerial del G-20, por su impacto en el reto de estabilizar la frágil economía mundial. Pero sin una mención expresa en las seis páginas de su comunicado final. Ese foro también abordó las diferencias existentes en cuanto a las reformas para evitar otra crisis como la actual, incluidos planes para aumentar la presión fiscal sobre el negocio bancario.

Entre sus conclusiones, los responsables de finanzas de los países ricos y emergentes reconocieron que la recuperación de la economía mundial ha sido más acelerada de lo esperado, gracias a "un esfuerzo de políticas sin precedentes y concertado del G-20". Pero sin dejar de insistir en que aquellos países con situaciones presupuestarias "sostenibles" mantengan en vigor los programas de estímulo acordados con anterioridad.

Según el comunicado final, cada miembro del G-20 deberá calibrar planes "creíbles" para retirar los estimados cinco billones de dólares comprometidos para iniciativas de estímulo y volver eventualmente a subir tipos de interés. Sin pronunciarse tampoco en las propuestas rubricadas por el FMI para imponer nuevas tasas a los bancos que permitan compensar por los grandes desembolsos de rescates públicos.