La unión hace la fuerza o... ¿aguas?
La ruptura del acuerdo de Banco Base, por las fuertes necesidades de capital de la CAM, sumerge al sector en un mar de dudas
MARÍA JESÚS PÉREZ / JOSÉ LUIS LOSA
No pudo ser. Se les murió el amor. ¿De tanto usarlo? Más bien porque no existía. En los matrimonios de conveniencia es lo que suele suceder. Y entre la CAM y sus socios de Banco Base —Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura— más que «conveniencias» ... había inconvenientes. Y muchos. Unos, sabidos. Otros, retocados. Otros, aún en la oscuridad. Y es que tras días y días de rumores, los socios de la CAM decidirían romper esta misma semana su compromiso de alianza en SIP con la caja alicantina y seguir por otros derroteros, en principio, juntos.
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Cajastur, Cantabria y Extremadura manifestaban no tener que ver comprometida su viabilidad y la propiedad de la entidad común debido a las altas necesidades de fondos públicos que requería su fusión fría con la CAM. En sus cálculos, a principios de semana trascendió que para sacar adelante la operación se necesitaban 2.800 millones, lo que abocaba a la ayuda inmediata del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Y dicho, y pensado, y hecho. Porque el pasado viernes, la propia CAM anunciaba oficialmente solicitar 2.784 millones de euros del Fondo público.
La entidad seguirá en solitario con la ayuda del FROB
La CAM acordaba además convertirse en banco, algo obligatorio al pedir fondos públicos. El consejero de la CAM, Jesús Navarro, señalaba ese mismo viernes, al abandonar la reunión del órgano de gobierno, que la entidad seguirá «en solitario con la ayuda del FROB, con el apoyo del Banco de España y con la solvencia que tiene».
Navarro incluso hacía gala de un amplio optimismo al asegurar que con la aportación de dinero público la CAM superará la barrera del 10% de capital básico (capital de máxima calidad) que exige el Ejecutivo.
Y a rey muerto, rey puesto. El caso es que la CAM —con un patrimonio de 2.011 millones de euros, una morosidad del 8,7%, unas reservas que se han reducido un 34% por las dotaciones y una caída del negocio del 55%, por tanto, de las cuatro entidades del Banco Base, la que presentaba el balance más debilitado—, poniéndose el mundo totalmente por montera, decidió que si no la dejaban viajar, de momento, en compañía, lo hará en solitario. Eso sí, respaldada por el Estado, y con los deberes hechos antes del plazo dado a todas las cajas por el supervisor bancario para resolver todo plan de futuro por la solvencia, el 28 de abril.
Consecuencias en el sector
Y tras la petición de ayuda al FROB, ¿qué consecuencias podrían darse en el actual proceso de reestructuración del sector en España? lo tiene claro. De hecho, destaca que el intento frustrado de fusión de las cuatro entidades del Banco Base va a suponer «un retraso» en la reestructuración de las cajas de ahorros españolas, un proceso que se enfrenta a «importantes dificultades» .
Las otras tres cajas están en una situación menos vulnerable
Expertos financieros coinciden en que la ruptura con sus ex socios pone en entredicho el futuro de la CAM, mientras que consideran que las otras tres cajas están en una situación «menos vulnerable», con unos perfiles financieros «más fuertes» y mayores posibilidades de entablar conversaciones con otras entidades para crear un nuevo grupo.
S&P descarta que vayan a producirse situaciones similares a la de Banco Base en el resto de procesos de fusión, ya que éste era el único que todavía no contaba con los requisitos ni estaba respaldado por los acuerdos necesarios para poder llevarse a cabo. Sin embargo, la agencia sí ve «posible» que se produzcan «desencuentros» entre los participantes en otras fusiones, dadas las «complejidades» que existen en cada proceso de integración .
Fitch baja la calificación de la deuda a largo plazo de la CAM
Además, el intento frustrado de crear Banco Base ha llevado a los analistas de otra agencia de calificación el mismo viernes, Fitch, a bajar la calificación de la deuda a largo plazo de la CAM. La agencia explica que «la decisión sobre el ráting es consecuencia de la ruptura del plan de integración de estas cajas de ahorros junto a la Caja de Ahorros de Santander y Cantabria». Los analistas de Fitch dicen que la bajada del ráting refleja las ayudas que la CAM necesitará para seguir adelante, dado el escaso nivel de recursos propios de que dispone la caja, a lo que habría que sumar el deterioro de sus activos y el aumento en los requisitos de capital exigidos por el Banco de España .
La agencia no ve precisamente un futuro de color de rosa para la CAM. Fitch considera que la contratación del mercado de crédito y las dificultades que las entidades españolas encontrarán para obtener la liquidez necesaria para cumplir los requisitos del Banco de España ejercerán una presión negativa sobre la CAM. El «core capital» de la caja a finales de junio era del 5,8%, porcentaje muy inferior al 10% que pide el regulador a las firmas que no cotizan en bolsa .
Por imperativo legal
Ahora bien, al Banco de España, con toda esta polémica, se le abre una grieta de tamaño considerable en la reordenación de las cajas de ahorros, obligadas en tiempo record a pasar de 46 entidades financieras a 17 grupos financieros para acallar las malas lenguas y a sus constantes especulaciones sobre el riesgo que supone para el conjunto del sector el estado de estas entidades de ahorro.
El caso es que hace apenas un par de años que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, presumía ante los inversores extranjeros de que el sistema financiero español era uno de los más sólidos del mundo. Pero lo cierto es que desde esa fecha hasta hoy las cajas de ahorros españolas, que han logrado sustentar la mitad del sistema financiero nacional, han realizado una carrera a la desesperada por ganar tamaño , recapitalizarse y poder hacer frente a su propio endeudamiento ante mercados internacionales. Todo, por imperativo legal.
La llegada de Fainé, clave
El 20 de abril de 2010, el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, fue elegido nuevo responsable de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), en sustitución de Juan Ramón Quintás. Por esa fecha, la entidad representaba a las 45 cajas de ahorros existentes mientras el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, no paraba de predicar en el desierto reclamando una urgente movilización del sector en forma de fusiones .
Solapamiento de oficinas y empleados entre cajas de provincias
Y es que la mayoría de las entidades, fuertemente dominadas por representantes políticos, se limitaron inicialmente a mirarse entre las de las mismas comunidades. Los gobiernos autonómicos, reacios a perder el control de las cajas , fueron los primeros en impulsar concentraciones regionales para ganar peso. Pero la voluntad política se encontró en muchas ocasiones con la realidad del mercado, que reflejaba que el solapamiento de oficinas y empleados entre cajas de provincias vecinas era muy superior al que se producía entre entidades de distintas regiones.
Fernández Ordóñez tuvo que intervenir y en marzo del pasado año advirtió de que estaba dispuesto a intervenir: «El Parlamento ha dotado al Banco de España de instrumentos suficientes para que más allá de lo que piensan las asambleas de esas cajas y lo gobiernos autonómicos, estas entidades sean intervenidas y posteriormente liquidadas y vendidas en la forma que prevé el FROB. Esto significa la apertura de expediente a los consejeros y demás órganos de gobierno de las cajas y una reducción mucho más traumática del empleo y los servicios financieros en su región que la que se hubiera producido en el caso de haber acometido procesos ordenados de integración y todo ello independientemente del aumento del coste para el contribuyente español, del que sin duda ellos serán responsables», señaló rotundamente en una conferencia en Valencia.
Concentración a la carrera
Fue entonces cuando las entidades se pusieron manos a la obra y las comunidades vieron que la cosa iba en serio. Hasta entonces, solo la sevillana Cajasol había conseguido la primera fusión interregional, al absorber a la pequeña Caja de Guadalajara, mientras que La Caixa absorbía a la vecina Caixa Gerona y la malagueña Unicaja a la también vecina Caja de Jaén.
Las comunidades insistieron más que nunca en la presión para crear grupos regionales. En Cataluña, las 10 cajas existentes (La Caixa, Girona, Catalunya, Tarragona, Sabadell, Terrassa, Manlleu, Penedés, Manresa y Laietana) intentaban distintas fórmulas de concentración, mientras Andalucía hacía lo propio con las cinco regionales (Unicaja, Cajasol, Cajasur, Caja de Granada y Caja de Jaén) y el resto de comunidades, con menor número de cajas, alentaba distintas fórmulas de fusión, que chocaban una y otra vez con los problemas de duplicidad de redes. No en vano, durante la década de los 90, los propios gobiernos autonómicos animaron a muchas cajas a salir de sus provincias de origen y convertirse en entidades regionales, compitiendo entre sí en el mismo territorio, algo que se ha vuelto en su contra cuando han intentado fusionarse .
En mayo, el Banco de España volvió a dar un nuevo golpe de efecto e intervino la cordobesa Cajasur, tras fracasar el intento de fusión con la malagueña Unicaja. Tras ello, y a pesar de las presiones de la Junta de Andalucía para que la caja de la Iglesia fuera adjudicada a la presidida por Braulio Medel , el Banco de España decidió entregársela a la vasca BBK.
Desde verano se han reducido a 17 cajas
Tras aquella operación, cajas y comunidades comenzaron la carrera por la concentración gracias a una fórmula que ha convencido al sistema financiero, los SIP (Sistema Institucional de Protección). No en vano, ese modelo de «fusión fría» permitía a las cajas integrarse en una entidad superior sin perder sus propios órganos de gobierno y su personalidad. De verano a fin de año se produjo el mayor baile de cajas que han vivido estas centenarias entidades y que las han reducido a 17 grupos.
Bankia, el más llamativo
El más llamativo ha sido el protagonizado por siete cajas encabezadas por Caja Madrid con la valenciana Bancaja, junto Insular de Canarias, Rioja, Ávila, Segovia y Laietana, y que ha adoptado el nombre comercial Bankia. Esta integración la ha convertido en la tercera entidad financiera española en volumen de activos (328.000 millones), con 4.500 oficinas y 24.000 empleados, de los que prevé jubilar a más de 3.500, para lo que pidió 4.675 millones al FROB. Sin embargo, más allá de la espectacularidad de la operación fraguada por Rodrigo Rato, lo cierto es que el Gobierno puso en entredicho la fragilidad de la entidad al hacer público que su escaso «core capital» (7,10%) le obligaría a conseguir 5.775 millones de euros adicionales para llegar al 10% de capital principal exigido a las cajas, si bien su prevista salida a bolsa permitirá que salga a delante con 1.795 millones .
BMN, actitud proactiva
La Caja Murcia de Carlos Egea ha sido una de las que ha tenido una actitud más activa en los dos últimos años a la hora de buscar la fusión, como demostró en su intento de hacerse con Cajasur. Sin embargo, ha liderado finalmente el SIP Banco Mare Nostrum, integrado también por Caixa Penedés (que se descolgó de las fusiones catalanas), la balear Sa Nostra y Caja Granada. Ahora, sigue con sus aspiraciones de seguir «haciendo más». De hecho, mantiene sus claras intenciones de salir a Bolsa con el fin de captar los 637 millones de euros que necesita para elevar su capital principal al 10%, aunque también baraja un acuerdo para colocar al menos un 20% de su capital entre inversores privados. Además, sigue buscando una nueva fusión. Ya lo intentó con Caja España-Caja Duero, pero las conversaciones no llegaron a buen puerto.
Mientras, la entidad castellana, que necesitaba 463 millones de euros, quiere encontrar refugio en Unicaja, que podría absorberla a pulmón la operación gracias a su fortaleza financiera. La nueva entidad castellanoleonesa —que esta misma semana comunicó el inicio de los trámites para crear un banco al que la entidad de ahorro pueda aportar en su momento todo o parte de su negocio— y Unicaja tienen previsto convocar una reunión del Consejo de Administración para el próximo día 14 de abril, de forma simultánea, para votar su posible integración.
Los «pioneros»
En Banca Cívica, siempre se han considerado pioneros de los SIP. Comenzaron pocos y se fueron sumando muchos. Los copresidentes Antonio Pulido (procedente de Cajasol, que previamente había absorbido en 2010 a Caja de Guadalajara) y Enrique Goñi (de Caja Navarra) han conseguido atraer también a su proyecto a Caja Canarias y a Caja Burgos. Un proyecto que tiene en mente seguir creciendo. De hecho, el grupo mantiene conversaciones con Unnim de cara a una posible integración, según fuentes financieras . De momento, centrados en la actualidad, Banca Cívica requiere 847 millones de euros para alcanzar un capital principal del 10%. Pero la entidad ya ha anunciado su intención de sacar a Bolsa en las próximas semanas entre el 25% y el 40% de su capital , lo que reducirá la exigencia de core capital al 8%, una tasa que ya supera actualmente.
La gallega, un banco en mayo
Por último, la entidad gallega es la que más necesidades de capital presentó al Banco de España. En concreto, 2.622 millones de euros, con un core capital del 10%, tras haber recibido ya una ayuda pública de 1.162 millones. Opta por pedir al FROB de nuevo dinero, pero también espera captar fondos privados , sin que haya detallado qué inversores están dispuestos a comprar acciones del nuevo banco que prevén esté operativo en mayo.
Mientras, el presidente de la Asociación Española de Banca, Miguel Martín, vuelve a la carga y lanza dos mensajes a quien quiera oírle: Uno, los bancos atraviesan la crisis con gran fortaleza pese a que han competido con entidades ayudadas por el Estado y, dos, que hay «dudas» de que algunas de las cajas fusionadas «sean óptimas» . Más claro, ¡agua!
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