El reto de reconstruir los puentes rotos entre lo público y lo privado
Europa apuesta por un modelo de colaboración entre el Estado y las empresas que permita multiplicar el efecto económico de las ayudas
Muchas de las esperanzas de recuperación de la economía se han puesto en una fórmula explotada en países como Reino Unido, Francia y Alemania
El Perte del coche eléctrico ha sido el primero en definirse. (Taller de ensamblaje de baterías en Stellantis en Vigo)
A mediados del siglo XIX, los primeros ferrocarriles cambiaron para siempre el paisaje de España . Largas estelas de vagones comenzaron a rasgar la geografía nacional, revolucionando la industria y los hábitos de la parte más pudiente de la sociedad a partes iguales. Un ... capítulo de nuestra historia económica, no exento de nubarrones, que sin embargo no podría escribirse hoy sin la aportación del capital financiero de nombres propios como la familia Rothschild o los hermanos Pereire . La historia se repetiría años más tarde, en la década de los 60 y 70, cuando llegó el turno del despliegue de la red nacional de autopistas y de los embalses nacionales, infraestructuras que también nacieron de acuerdos entre el poder público y las empresas privadas.
Con sus aciertos y sus errores, la colaboración público-privada lleva años entre nosotros y siempre marcando el rumbo económico del país. Ahora, el año 2022 lleva la siguiente marca en rojo en la calendario. El reto de la llegada de los fondos europeos se antoja de una magnitud similar al que supuso el desembarco de aquellas millonarias inversiones ferroviarias para un sector público y fiscal sin apenas estructura para digerirlo ni gestionarlo. Los expertos coinciden en que la oportunidad es ahora incluso mayor. Pero igualmente lo es el reto de devolver el esplendor a una fórmula de cooperación que ha ganado protagonismo en la crisis del Covid , en la que los hospitales privados han ido de la mano de las administraciones públicas bajo un mando único en las fases de desescalada del coronavirus.
El abanico de posibilidades se ha abierto enormemente y las opciones de colaboración público-privada van mucho más allá de la definición clásica de construcción y mantenimiento de infraestructuras y la prestación de los servicios. Ahora cualquier forma imaginable de cooperación entre el mundo público y el privado y en cualquier sector económico puede entrar en el juego. Bruselas ha señalado que este debe ser el camino a recorrer para drenar los fondos del Plan de Recuperación a todos los estratos de la economía. Pero ha impuesto además que sea recorrido con rapidez, lo que supone un verdadero desafío para nuestro país.
Lo público y lo privado están condenados a entenderse y dejar atrás una configuración del modelo al que las administraciones sólo han recurrido en aquellos casos en los que o no tenían capacidad de endeudamiento suficiente para financiar grandes proyectos de infraestructuras o cuando querían aligerar el déficit de algunas inversiones. «En España, los acuerdos de colaboración público-privada tienen claroscuros evidentes. Aunque se ha probado con proyectos exitosos que han generado un desarrollo económico de alto impacto, característico de este modelo, los tiempos de tramitación son lentos, planteando así uno de los principales retos para la ejecución de los fondos del ‘Next Generation UE '», asegura en un artículo Enrique Gutiérrez, socio de la consultora Deloitte.
La experiencia internacional apunta a que en estas iniciativas se invierten cuatro euros privados por cada euro público
Lo cierto es que las esperanzas que ha depositado Bruselas en este tipo de alianzas son enormes. Según el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, la colaboración público- privada está llamada a hacer de amplificador de la inversión europea . Los números están claros: de acuerdo con la experiencia internacional, en estas iniciativas se invierten cuatro euros privados por cada euro público, por lo que de «los 140.000 millones de origen público podrían multiplicar su efecto movilizando un total de hasta 500.000 millones de euros para inversión del sector privado», resalta PwC.
Muchas de las esperanzas de recuperación de la economía española están puestas, por tanto, en el efecto multiplicador de los fondos europeos que la colaboración público-privada puede generar. Sin embargo, como cuando llegaron los primeros ferrocarriles, el desarrollo normativo es aún un enorme foco de incertidumbre, sobre todo para las empresas más pequeñas, que esperan con los brazos abiertos la llegada del 'maná europeo'.
El Gobierno ha creado la figura de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica, los denominados Perte , reservados para los proyectos de mayor tamaño, con 'potencial de arrastre' para el crecimiento y el empleo, y en los que espera coordinar la colaboración entre administraciones, empresas y centros de investigación. Este esquema todavía genera muchas dudas en el mundo empresarial, que reclama una mayor información y claridad en los procedimientos para que no cunda el efecto desánimo y las empresas opten finalmente por retirarse del proceso.
Seguridad jurídica y certidumbre
La organización que dirige Antonio Garamendi trabaja contra reloj para que la llegada de los fondos no caiga en saco roto. «Es importante que el Gobierno avance en la concreción de los Perte para que las empresas tengan seguridad jurídica y certidumbre sobre cómo poder participar y contribuir a transformar nuestro modelo productivo dentro de una gran iniciativa de país», asegura Luis Socías, jefe de la Oficina de Proyectos Europeos de la patronal.
La patronal insiste en que ahora es urgente acelerar los aspectos operativos, es decir, agilizar la puesta en marcha de los canales y ventanillas para la llegada de las ayudas a las empresas. Luis Socías explica que en la CEOE han detectado que las empresas reclaman «información clara respecto de la arquitectura de los fondos y su avance y aplicación en España» y por ello la patronal ha puesto en marcha la plataforma digital, ‘CEOExEuropa’, para guiar a las empresas, grandes, pequeñas y autónomos en el camino hacia los fondos europeos.
Pero el responsable empresarial también puntualiza que es mucho lo que aún queda por hacer en el terreno legislativo. «Es importante reforzar los instrumentos de colaboración público-privada existentes e incorporar nuevos. En ello resulta clave desbloquear la tramitación como proyecto de ley del real decreto que regula la ejecución del Plan de Recuperación», explica. «Queremos ir hacia la colaboración privada-pública, por el peso e importancia que tiene la inversión privada en estos procesos», apunta este directivo, que insiste en la importancia de realizar un buen seguimiento de la utilización de los fondos. El pasado martes la patronal compartía esta preocupación con el comisario europeo de Presupuestos, Johannes Hahn , en un encuentro en la CEOE en el que el directivo comunitario explicó los ejes del paquete de medidas presupuestarias europeas para la mitigación de los efectos de la crisis del Covid y escuchó de primera mano las opiniones e inquietudes de las empresas.
Además de los Perte, el Gobierno ha creado otras figuras para intentar estrechar los lazos entre el mundo público y el privado. Es el caso de la fórmula de las agrupaciones de cara a la presentación de las solicitudes de ayudas, que permite a empresas privadas asociarse con instituciones como universidades o centros de innovación. También se ha abierto la mano a la contratación de concesión de obras o servicios a una sociedad de economía mixta, es decir, de capital público y privado.
Recelos ideológicos
Aunque en España el modelo que combina lo público y lo privado no termina de verse con buenos ojos entre algunos actores económicos, lo cierto es que ha sido muy exitoso en otros países, sobre todo, del mundo anglosajón, también en Francia y en Alemania. «Existe menos desconfianza hacia este forma de cooperación», explica Luis Socías, que no niega que el escaso peso que hoy tiene la colaboración público-privada en España está relacionada con ciertas posiciones ideológicas que ven con recelo cualquier modelo que suponga cierta privatización de la actividad pública.