Hazte premium Hazte premium

¿Debe España seguir el ejemplo islandés?

No utilizó dinero de sus contribuyentes, pero tuvo que recurrir al FMI y se enfrenta a las reclamaciones de sus acreedores

¿Debe España seguir el ejemplo islandés? EFE

S. E.

Poco después de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reconociera que se podría recurrir a la inyección de dinero público para «salvar el sistema financiero», #hagamoscomoIslandia se convirtió en trending topic. Con este hashtag, los usuarios criticaban que, en medio de los recortes y los sacrificios generalizados, se dedicaran recursos públicos al rescate de las entidades. La reestructuración financiera islandesa volvió a presentarse como oposición a la amarga cura de austeridad practicada por los países periféricos de la zona euro. Pero ¿es posible aplicar este modelo al caso español? ¿En qué consistió exactamente?

El naufragio de la pequeña economía escandinava se remonta a octubre de 2008 . Consciente de la debilidad de un sistema financiero hipertrofiado, que suponía cerca de 12 veces el PIB nacional, el Ejecutivo le niega cualquier tipo de auxilio. Inmediatamente, los tres mayores bancos (Kaupthing, Landsbanki y Glitnir) suspendieron pagos . Una vez intervenidos, los activos de estos fueron transferidos a nuevas sociedades saneadas.

La clave de esta fórmula, en este sentido, fue su nula repercusión social: el Gobierno no desembolsó ni una sola corona de los contribuyentes . Renegoció la deuda con los acreedores (en su mayor parte de Alemania, Reino Unido y Holanda) y permitió que tomaran el control de las nuevas entidades (Arion, Kaupthing e Islandsbanki). No obstante, se calcula que los tenedores de la deuda sufrieron una quita del 70% .

El modelo irlandés

En el polo opuesto se encuentra el caso de Irlanda, que, ante la evidente incapacidad de sus bancos para cumplir con sus acreedores, lanzó varias inyecciones de capital. Una situación que le condujo, ineludiblemente, a pedir un rescate a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional. Sus bancos, de mayores dimensiones que los islandeses , suponían un mayor riesgo para el sector . Se temía que la caída de alguno de ellos podría arrastrar consigo a una parte significativa de la economía europea, argumento similar al empleado ahora para explicar la necesidad del plan de saneamiento de la española Bankia , principal fuente de preocupación dado su «carácter sistémico» y su elevada exposición al ladrillo.

El camino de Islandia tampoco resultó tan idílico como muchas veces se representa. El país se vio obligado a solicitar al Fondo Monetario Internacional un préstamo de más de 2.000 millones de dólares para iniciar un proceso de recapitalización de sus bancos. A cambio, se comprometió a realizar un severo programa de ajustes que incluyó una subida de varios impuestos (entre ellos, los especiales, el IVA y el IRPF), si bien es cierto que se le permitió difuminarlos durante un periodo de cuatro años.

Mientras tanto, el paro ha pasado del 1% al 8%, la inflación supera ampliamente a la de los países de la Eurozona, los controles de capital (los popularmente conocidos como “corralitos”) no son infrecuentes y el PIB aún no se ha recuperado de la severa caída de 2009 (7%), pese a que se espera que este año avance un 3%.

Por su parte, aunque los propios ciudadanos islandeses han mostrado su rechazo mediante referéndum a cargar con los excesos de la banca, los acreedores extranjeros exigen una indemnización de 4.000 millones de euros, casi un tercio del PIB islandés . Y amenazan con reclamar en los tribunales lo que los islandeses les niegan en las urnas.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación