El plan de Grecia para reencontrar el talento de una generación perdida

Grecia se quedó desierta de talento especializado, científico, tecnológico e innovador. Pero ahora parece dispuesta a hacer los deberes para conseguir un papel menos estelar en la nueva gran crisis, la provocada por el Covid . Y lograr que una gran parte de esos jóvenes profesionales entre los treinta y los cincuenta vuelvan al país se ha convertido en una de las prioridades del gobierno conservador de Kyriakos Mitsotakis .

La circunstancias siguen sin ser idílicas, pero sí han cambiado en la última década. Las inversiones extranjeras han crecido en el país y abren una nueva ventana de oportunidad al talento en el exilio. La tentación es grande: familia esperándolos y dispuesta a ayudar en todo, apoyo para criar a los niños, comodidad, buen clima y calidad de vida. Pero también saben que hay frenos que no han cambiado: en las compañías griegas se practica el enchufe a todos los niveles y no se respeta el ascenso por buenas cualificaciones y trabajo. También la burocracia y la corrupción eran hasta ahora un gran obstáculo para sumar nuevas inversiones.

Sin embargo, el gobierno ahora está trabajando para conseguir mayor digitalización de la economía y la administración (algo que evita en muchos casos los sobres con dinero para «agilizar» gestiones) y la expansión de la e-movilidad, con acceso a 5G en todo el país.

En contraposición con el anterior ejecutivo, el actual Gobierno ha lanzado además medidas para incentivar la actividad privada y reforzar el atractivo del país como destino laboral, algo impensable hasta ahora porque los sueldos brutos eran bastante exiguos, y castigados además con una elevada carga tributaria. Para cambiar este panorama, se ha decidido lanzar incentivos para quienes trasladen su residencia fiscal a Grecia y se han adoptado medidas para atraer a los denominados nómadas digitales.

La estrategia parece dar frutos y el talento griego parece enfilar el camino de vuelta a casa. El caso más conocido ha sido el del Yannis Bouras , nuevo CEO del grupo empresarial Sarandis, que regresó al país heleno desde Singapur. Según publica el digital ‘capital.gr’, Bouras considera que podrá ahora ayudar a agrandar el negocio de la compañía, que es una empresa multinacional de productos de consumo basada en Grecia y de las más importantes en el sureste europeo de bienes de consumo de rápido movimiento (FMCG). Y deja claro que los grandes desafíos griegos son detener la fuga de jóvenes científicos y ejecutivos y la transformación tecnológica del mercado laboral griego.

Otro caso ha sido el de Emanuela Angelidakis , que llevaba casi diecisiete años trabajando en Londres, los últimos en el sector energético. Tomó la decisión de regresar con su marido e hijos a Grecia para trabajar en la antigua compañía estatal de distribución de gas Despa, cuyo 66% fue adquirido por el consorcio Senfluga S.A. formado por la compañía italiana Snam, la española Enagás y la belga Fluxys. Asegura que empezó a pensar en el regreso al ver «la mejora del clima económico y político , más prometedor de lo que había sido durante mucho tiempo», y a nivel personal, «por mi deseo de criar a mis hijos en Grecia». Eso sí, no fue una decisión fácil, pero «una atractiva oportunidad de trabajo con potencial y una buena base salarial fueron los incentivos claves», junto con el desafío de utilizar su experiencia internacional en Grecia. Emanuela considera que fue la decisión correcta para ella , aunque se mudó con su familia justo antes del comienzo de la pandemia, y ello complicó aún más la adaptación, con su compañía implementando por primera vez políticas como el teletrabajo.

Precisamente el trabajo en remoto abrió a Panayotis Madas una nueva oportunidad para volver a Grecia sin dar un paso atrás en su carera laboral. Madas se encontraba en Bristol donde, tras estudiar administración de empresas, hizo un máster. Le ofrecieron un trabajo en una empresa de tés, y ni se lo pensó: ahí se quedó. Hasta el año pasado trabajaba en el Reino Unido, últimamente en la empresa norteamericana Mars (la de las famosas barras de chocolate).

Su puesto era el de planear la producción, y la empresa tiene una gran fábrica en Inglaterra, a una hora de Bristol precisamente. Con la pandemia empezó el trabajo en remoto y finalmente, tras pensárselo mucho y con el apoyo de su empresa, decidió continuar trabajando desde Atenas . «Mi trabajo ahora es cien por cien en remoto, lo mismo que mis colegas que se ocupan de la producción de la compañía en otros países europeos». Y está muy contento: le gusta su trabajo, se ha acostumbrado a estar sólo con su ordenador, y cuando no trabaja, prefiere estar en su país, donde la vida social y familiar es más fácil, acogedora y barata.

Y como este gobierno quiere atraer a quienes regresan, las retenciones son menores que si viviera en el Reino Unido , donde además el coste de vida es mucho mas elevado que el griego. En el caso de los inmigrantes digitales, se reduce el 50% del impuesto sobre la renta para los siete primeros años.