Sectores
La ingeniería española también conquista el espacio
La creciente inversión pública y la larga experiencia en programas internacionales propulsan a una industria que ya suma un impacto de 1.700 millones al año
La industria española del espacio participa en programas internacionales punteros
Fabricar un satélite al completo, participar en la construcción y lanzamiento de cohetes espaciales, ser líderes en sistemas de control para operadores de telecomunicaciones por satélite… Son algunas de las cualidades de la industria española del espacio , un selecto tejido empresarial con décadas ... de experiencia y cuya ingeniería está presente en programas de agencias como la europea ESA o la estadounidense NASA .
Este sector emplea en España a más de 4.300 personas y genera otros 7.500 puestos de trabajo indirectos , según un estudio elaborado hace escasos meses por la consultora KPMG para la patronal TEDAE , la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio. Además de esos alrededor de 12.000 empleos que genera el sector espacial español –entre directos e indirectos–, este tejido empresarial ronda los 1.000 millones de euros de facturación anual, con un impacto económico global –entre efectos directos, indirectos e inducidos– de 1.700 millones de euros al año . Motor de innovación que se traduce en avances aplicados a otras industrias y servicios, el sector espacial invierte anualmente en nuestro país unos 170 millones de euros en I+D+i .
Todas sus cifras de actividad llevan años al alza. Tras el frenazo que supuso el recorte de los presupuestos públicos en la anterior crisis 2008-2014, en los últimos años ha aumentado con fuerza la aportación española al programa espacial europeo. Y eso está resultando decisivo para que la industria nacional esté presente en los proyectos asociados a la nueva carrera espacial en la que están inmersas las grandes potencias mundiales y en la que Europa aspira a ser un actor de primer nivel.
«Hoy por hoy, España es el quinto país contribuyente a la Agencia Espacial Europea (ESA), y hay que recordar que esa inversión de la Administración revierte al país en forma de trabajo y facturación», explica el responsable de Airbus Space Systems en España, Fernando Varela . Y es que, cuando la ESA afronta un proyecto espacial, los contratos los asigna a la industria de cada país en proporción a los fondos públicos que aporta cada gobierno. Cuanto más dinero pone un país en la ESA, más contratos asigna la ESA a la industria espacial de ese país. «El índice de retorno de la inversión es de más de tres veces lo invertido», destaca el directivo de Airbus Space. De ahí que, para este sector empresarial, la inversión pública sea decisiva, porque para competir industrialmente a nivel internacional es fundamental que los desarrollos tecnológicos en el campo espacial hayan sido probados con éxito en proyectos de primer nivel, caso de los desarrollados por la ESA o la NASA.
Estrategia nacional
Junto a esa creciente participación pública española en el concierto europeo, nuestro país también se ha embarcado en su propio programa espacial. A él corresponde el lanzamiento del satélite PAZ y la fracasada puesta en órbita del satélite Ingenio , ambos para la observación de la Tierra con usos defensivos y civiles. Ingenio se perdió, pero el trabajo no ha caído en saco roto, ha servido para impulsar la carrera tecnológica internacional de la industria española del espacio.
Todos los expertos y directivos consultados por ABC coinciden en que los desarrollos espaciales de España se han ganado un merecido prestigio a nivel mundial y que el potencial de crecimiento es muy significativo. Pero subrayan que, para aprovecharlo, es decisivo que el Gobierno refuerce su inversión pública en este campo. «Solo así, la industria espacial española podrá incrementar en el largo plazo las capacidades adquiridas durante estos años», afirma Fernando Varela, de Airbus Space. «Tenemos una capacidad tecnológica e industrial creciente, pero la única forma de que nuestras empresas la hagan valer es que participen en grandes programas internacionales, y eso pasa por que el Gobierno aporte más fondos a esos programas», indica Begoña Cristeto, socia responsable de Industria de la consultora KPMG en España .
La patronal TEDAE considera que la industria del espacio debe ser considerada un sector estratégico en los planes de recuperación económica que echan a andar para contrarrestar la crisis del Covid. «La industria espacial representa una ventaja competitiva y una capacidad esencial para España, tanto en el sector público como en el privado, para alcanzar el desarrollo sostenible en ámbitos tan diversos como la agricultura, el transporte, la defensa y la seguridad, la industria, la prevención de catástrofes o el medio ambiente», afirma el presidente de TEDAE, Ricardo Martí Fluxá . Y remarca: «Este sector representa, sin duda, una de las palancas de transformación más importantes para España».
Tejido empresarial
«Tenemos un sector muy puntero», subraya Begoña Cristeto, de KPMG. «Pero, en este sector, para que una empresa con tecnología puntera adquiera prestigio para comercializarla tiene que haber podido incorporarla a un programa espacial internacional», explica. Es lo que se está haciendo de forma creciente en los últimos años, desde que España optó por incrementar su inversión pública en el concierto espacial europeo. En el período 2020-2026 alcanza los 1.543 millones de euros , explica Begoña Cristeto.
Esta experta destaca que es un sector «que ha crecido muchísimo en diez años, gracias a la apuesta pública en programas internacionales». Y pone el foco en la existencia de «un significativo número de empresas pequeñas, muy importantes en esta cadena de valor, pero que también son las que necesitan más apoyo para financiar sus programas de I+D+i».
Satélites y cohetes
Por dimensión, la empresa líder de este sector en nuestro país es Airbus DS Space System España. Tiene un millar de trabajadores y prácticamente ha duplicado su facturación en solo cuatro años. En esa expansión se enmarcan las modernas instalaciones que ha edificado en Getafe, vinculada a la fabricación y montaje para el futuro cohete-lanzador europeo Ariane-6 . Entre otras aportaciones, Airbus Space España participa fabricando diversas estructuras de este cohete que se prevé lanzar al espacio al año que viene. Entre otras, fabrica para el Ariane 6 la llamada «estructura de interfaz» que, tal y como ha sido diseñada, es «la estructura espacial más grande fabricada en Europa con fibra de carbono y en una sola pieza».
Airbus también ha sido el contratista principal de los satélites españoles PAZ e Ingenio, así como el satélite CHEOPS , concebido por la Agencia Espacial Europea para la búsqueda de exoplanetas .
Una de las líneas de Airbus Space España es la fabricación de satélites completos, instrumentos embarcados y subsistemas para satélites. El año pasado fue contratada por la ESA para desarrollar su nuevo satélite LSTM -siglas en inglés de «monitoreo de la temperatura de la superficie terrestre», satélite enmarcado en el programa Copérnico-. Y Airbus Space España también trabaja en el desarrollo del satélite ‘Smile’, una misión conjunta entre la ESA y la Academia de Ciencias China, proyecto en el que Airbus Space España lidera la participación europea.
Otros campos de trabajo de esta compañía son las antenas activas de comunicaciones de satélites. Y también los desarrollos de subsistemas de satélites: participa en la sonda europea ‘Juice’ que irá a Júpiter, y ha contribuido a misiones como la dirigida a Mercurio o la «Solar Orbiter» , que está escudriñando el Sol.
GMV, desde 1984
Entre las empresas autóctonas con más proyección internacional en el negocio espacial figura la firma GMV Innovating Solutions . Acumula casi 40 años de vida. Nació en 1984, fruto de la visionaria apuesta de Juan José Martínez García, un catedrático de la Escuela de Ingenieros Aeronáuticos de la Politécnica de Madrid.
«La empresa empezó con dos personas y una secretaria, en un chalé en la localidad madrileña de Aravaca», rememora Miguel Ángel Molina, adjunto al director general de la división Espacio de GMV . La progresión de la empresa fue rápida, y no ha parado desde entonces. «Yo entré en 1987 y en esa época ya empezamos a ser capaces de desarrollar pequeños sistemas y actividades de el control orbital», explica Molina. Desde ahí dieron el salto a los sistemas de control de misión, tanto con sistemas embarcados en el propio satélite como desde Tierra. «Hoy en día estamos yendo más allá, estamos entrando en la tecnología artificial, en incorporar sistemas que le permitan aprender al satélite y adaptar su comportamiento en función de lo que va detectando», indica.
GMV se fue diversificando desde sus orígenes. Ahora opera en múltiples sectores, desde los relacionados con la defensa -centros de comando y control de tropas, por ejemplo-, hasta las actividades de gestión de flotas de transporte, pasando por aplicaciones sanitarias, la ciberseguridad o las tecnologías de la información.
El grupo GMV tiene 2.400 trabajadores, de los que 1.300 están encuadrados en su división espacial , que aporta a la compañía 150 de los 260 millones de euros que factura anualmente. El grupo GMV está considerado el primer proveedor mundial de sistemas de control desde Tierra para operadores de telecomunicaciones , entre los que se cuenta las empresa española Hispasat.
Entre los clientes de GMV figuran, por ejemplo, las agencias espaciales coreana, australiana o japonesa, da servicio a misiones de la NASA y, además de en Estados Unidos, cuenta con filiales en Portugal, Francia, Alemania, Rumanía, Reino Unido, Polonia y Holanda.
Entre los proyectos en los que trabaja figuran algunos relacionados con la defensa planetaria, como los vinculados a controlar y eliminar la basura espacial o a la protección frente a asteroides .
Hispasat
Otra firma española de referencia, Hispasat, está también presente en un programa europeo puntero: forma parte del consorcio continental al que la UE ha encomendado estudiar la puesta en órbita de una constelación propia de satélites . Se trata de tomar posiciones en un nuevo concepto, el de desplegar una red compuesta por miles de satélites que, en vez de estar en órbita geoestacionaria -a 36.000 kilómetros de la Tierra-, estén a entre 300 y 1.000 kilómetros, con capacidad para cubrir plenamente la superficie de nuestro planeta. «La UE sacó ese estudio a licitación y lo ganó un consoricio formado por grandes empresas europeas, entre las que se encuentra Hispasat», explica a ABC el consejero delegado de esta compañía, Miguel Ángel Panduro . El de las constelaciones de satélites es un nuevo campo en el que Europa no quiere quedar atrás, ante los potentes programas que están desplegando al respecto Estados Unidos, China y Rusia.
Hispasat nació como empresa de capital público en 1989, especializada en operar satélites de comunicaciones para prestar servicio a terceros como la Telefónica de entonces o las televisiones. Hispasat fue uno de los proyectos lanzados al calor de la «España del 92». Con el tiempo se privatizó y la empresa dio lugar al nacimiento de otra firma subsidiaria, Hisdesat , orientada a los satélites de comunicaciones y de observación vinculados a la defensa.
Hispasat también ha sido una lanzadera de la industria espacial española, gracias a los retornos y a los efectos inducidos generados por esa compañía. Y ha logrado consolidarse como una de las firmas de referencia a nivel mundial: «Actualmente, si sumamos Hispasat e Hisdesat, seremos el quinto o sexto operador del mundo por facturación» , explica Pandura.
Conectividad, digitalización y movilidad son tres ámbitos en los que trabaja activamente Hispasat. El próximo año, Hispasat lanzará desde la base estadounidense de Cabo Cañaveral el nuevo satélite Amazonas-Nexus , muy orientado precisamente al ámbito de la movilidad y de la conectividad. Cubrirá todo el continente americano, Groenlandia y los corredores norte y sur del Atlántico . Eso le otorgará amplias capacidades para extender la conectividad en todo el continente y reducir la brecha digital en América Latina, y también ofrecer altas prestaciones de conectividad al tráfico aéreo y marítimo.