Esta red social es una ruina: por qué el negocio de Twitter no termina de despegar

¿Por qué una red social tan pujante, que su nuevo dueño Elon Musk define como «la plaza pública de la sociedad contemporánea», no para de perder dinero?

Elon Musk, el magnate que se gasta millones de dólares en Twitter, pero no tiene casa y duerme con sus colegas

Empleados en la sede de Twitter en San Francisco, California Reuters

Antes de comprar la red social, Musk cargó contra la estrategia de publicidad y de autenticación de usuarios de la compañía

«No tengo confianza en el equipo gestor» , aseguró Musk en la información compartida con los reguladores tras la primera oferta de compra. «Invertí en Twitter porque creo en su potencial para ser la plataforma para la libertad de expresión en todo el planeta, y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia que funcione», afirmó. Y añadió que, tras su desembarco en la compañía, se había dado cuenta de que, «en su estado actual», «ni progresará ni servirá» a ese propósito. «Twitter necesita transformarse en una compañía privada», dijo.

Maneja un circo de varias pistas

Las dudas también pueden tener que ver con su gestión. Musk maneja un circo de varias pistas y eso preocupa a los accionistas de sus otras compañías: Twitter, por la que Musk es obvio que tiene pasión, podría ser una distracción. Otros temen una gestión personalista y que el bufoneo con el que se maneja en la red social -ama los memes, comparte chistes, ‘trolea’ a otros usuarios, organiza encuestas sobre qué hacer con su dinero- se traslade a la gestión. Hay quien ve que el precio elegido para la oferta, 54,20 dólares, es una chanza: 420 es el número que en EE.UU. se asocia con el consumo de marihuana y es el que eligió en 2018 para barajar, también en Twitter, que convertiría a Tesla en una compañía no cotizada (dijo que ofrecería 420 dólares por acción y que tenía la «financiación asegurada»; le impusieron cargos por fraude).

Lo que es innegable es que Musk es un visionario que ha transformado sectores enteros y creado otros nuevos, con millones de dólares de beneficio para quienes han creído en él. Su apuesta por las redes sociales llega en un momento crítico. Facebook, el rey del negocio, está en un momento de debilidad, entre ataques regulatorios, críticas a sus políticas excesivas de moderación de contenido y el empuje de nuevas redes sociales.

TikTok le ha arrebatado buena parte del público más joven y el aluvión de redes sociales que prometen mayor libertad de expresión -desde Parler o Gab hasta la incursión reciente, y por ahora sin éxito, de Donald Trump con Truth Social- le amenaza en el flanco de los usuario adultos.

Con Mark Zuckerberg, el cofundador y líder de Facebook, centrado en el futuro negocio del ‘metaverso’ , un Twitter liderado por Musk podría arrebatarle buena parte del pastel la atención pública, la materia de la que viven los nuevos gigantes tecnológicos. Queda mucho para eso y, con probabilidad, más curvas e incertidumbre por delante. Con Musk, la frontera entre la ejecución genial y la ocurrencia es, sobre todo para el resto de mortales, difusa.

Hay que recordar que Twitter rechazó una oferta de compra por parte de Facebook de 455 millones de euros en 2008 , según desveló meses después el diario británico ‘Financial Times’. Biz Stone, uno de los cofundadores de Twitter, explicó en una entrevista que la red social quería convertirse por sí misma no solo en un sitio popular sino en una auténtica empresa que generara beneficios, en lugar de confundirse con otra compañía. El creador de Facebook, Mark Zuckerberg, no pudo hacer ninguna oferta que interesara a los tres propietarios de Twitter, Biz Stone, Evan Williams y Jack Dorsey.

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