Energía
El coste de las renovables funde los plomos de la industria
El Gobierno ultima su nuevo Fondo para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, que les costará 2.650 millones a las grandes factorías
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Iniciar sesiónEl precio de la energía es un problema de competitividad para la industria española respecto a países de nuestro entorno. Y en los próximos meses el problema será aún mayor, como consecuencia de la nueva herramienta recaudatoria que ha ideado ... el Gobierno. Lo ha llamado Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico (FNSSE) y está concebido para recaudar de particulares y empresas los 7.000 millones de euros a que asciende el coste de subvencionar las energías renovables. En realidad no se trata de una nueva recaudación, sino de repartir la minuta de otra forma, y en el cambio salen perdiendo las empresas. La gran industria española calcula que le va a suponer, en cinco años, un sobrecoste de 2.650 millones de euros .
Será un nuevo golpe a la estructura de costes de la economía española con el telón de fondo de la tan pregonada transición energética, aunque el asunto viene de lejos. Hunde sus raíces en los tiempos en los que el Gobierno de Rodríguez Zapatero decidió arropar el ‘boom’ de los parques eólicos y fotovoltaicos a base de generosas subvenciones.
Hasta ahora, el coste de esas subvenciones recaía en la factura de la luz. Y se repartía más entre los pequeños consumidores que entre los grandes, de forma que la industria no saliera peligrosamente castigada. El nuevo FNSSE, sin embargo, dinamita ese modelo e implanta otro distinto. Esos 7.000 millones de euros no solo van a salir del bolsillo de los consumidores de electricidad, sino también del consumo de gas y de combustibles petrolíferos. Y, además, se pretende que el coste recaiga sin ponderación alguna entre todos los usuarios por igual, a razón de su consumo.
«Al repartir ese coste de forma directamente proporcional al consumo, se producirá un hecho sin precedentes: será la primera vez que un gran consumidor pague lo mismo que uno pequeño , como si al ir a comprar vino a una bodega pagara lo mismo por cada botella quien compra una caja de vino que quien compra doce camiones», critica el director general de Unesid, la patronal española de la industria siderúrgica, Andrés Barceló .
El mazazo, por tanto, es doble para la gran industria que es muy intensiva en consumo energético. Por una parte, el gas va a pasar a estar gravado por esa nueva figura recaudatoria para sufragar la subvención de las renovables. Y además, los grandes consumidores, la gran industria, van a aportar una porción mayor de la que pagaban hasta ahora. Lo que de subvenciones a las renovables se ahorren los pequeños consumidores, lo pagarán los grandes.
Frente de oposición
La Alianza por la Competitividad de la Industria Española ha puesto el grito en el cielo ante la que se avecina. Esta plataforma la integran las patronales de las grandes fábricas, subsectores estratégicos de la industria nacional. Junto a la patronal siderúrgica Unesid, forman parte de esa organización las patronales de la industria automovilística (Anfac), refino (AOP), papel (Aspapel), química y farmacia (Feique), alimentación y bebidas (FIAB), y la patronal de las cementeras (Oficemen) .
Todos ellos han adoptado una posición común y han advertido que el FNSSE, este nuevo modelo recaudatorio ideado por el Gobierno, gravará de forma injusta a la industria española en un momento especialmente crítico y cuando ya se enfrenta a un disparado incremento de los costes del gas y de la electricidad.
La solución que proponen es que sea el Gobierno quien asuma ese coste, que no lo repercuta en la factura de la luz y el gas -por la que en ello se juega la industria- sino que lo abone con cargo a los Presupuestos Generales del Estado . O, en su defecto, que excluya de esa contribución al sector fabril, o que establezca para él exenciones completas.
Se trata de subsectores productivos que tiran de la economía, que tienen un efecto tractor, con un alto rendimiento exportador, indispensables para generar crecimiento económico y empleo de calidad, según subrayan desde la Alianza por la Competitividad de la Industria Española.
El Gobierno persiste
De momento, estas propuestas han caído en saco roto. El Gobierno no ha dado respuesta a las peticiones del sector fabril y ha optado por pisar el acelerador para implantar el nuevo FNSSE cuanto antes. El pasado 1 de junio, el Consejo de Ministros dio luz verde al proyecto de ley , que ahora encara su tramitación y aprobación parlamentaria. El objetivo es que esta nueva figura recaudatoria sea una realidad en cuestión de meses.
El efecto lo van a notar de forma muy considerable las grandes industrias que son intensivas en consumo de gas y electricidad. Fruto del FNSSE, en la factura del gas se van a encontrar con un sobrecoste que antes no tenían, porque antes en el consumo de gas no recaía el precio de subvencionar a las renovables. Entre los sectores especialmente intensivos en consumo de gas figuran la industria química, la siderúrgica y las siderúrgicas.
Y a lo anterior hay que sumarle el alza que también va a suponer en el recibo de la luz de las factorías, porque -como se ha apuntado- el FNSSE va a cobrar a la industria más parte de las subvenciones a las renovables que la que cobraba hasta ahora en su factura de la luz. Por esta vía, lo que pagarán de menos los pequeños consumidores lo pagarán de más las industrias.
Llueve sobre mojado, porque el coste de la energía en España ya es más caro que en países de nuestro entorno europeo. Como recuerda el experto Alberto Martín, socio responsable de Energía de la consultora KPMG , «de acuerdo con los datos más recientes de Eurostat, España está entre los ocho países europeos con la electricidad más cara en el segmento de empresas de tamaño medio».
El director general de la patronal química Feique, Juan Antonio Labat , explica que, hoy por hoy, el resultado de conjunto es que el precio por megavatio en España ronda los 75 euros, mientras que en Francia se sitúa en unos 35 y en Alemania no llega a 50 euros. Y esto antes del mazazo que supondrá el FNSSE.
Daña la economía
Labat insiste en que esto es un serio problema de competitividad para la industria española. Explica que, fijándose en los costes energéticos, entre producir en España o hacerlo en otros países como Francia oAlemania, la conclusión es clara: España sale perdiendo.
Feique calcula que, de los 2.650 millones de euros que el FNSSE le costará a la gran industria española, unos 500 millones caerán sobre las espaldas del sector químico. Si no se remedia, eso encarecerá la factura energética de este subsector industrial un 11% en el quinquenio de vigencia del FNSSE. Actualmente, la industria química española paga casi 1.000 millones de euros al año por el consumo eléctrico, y unos 620 millones por el de gas.
La siderurgia es otro botón de muestra. Sin el FNSSE ya tiene un serio problema de costes energéticos: «la industria siderúrgica española pagaría unos 200 millones de euros menos al año si tuviéramos la regulación alemana», porque el diferencial de costes llega a ser de 20 euros por megavatio/hora», explica Andrés Barceló, director general de la patronal de la siderurgia, Unesid.
Si el problema ya es de envergadura, el hachazo que llegará con el FNSSE hará que la desventaja se multiplique. «Esto resta competitividad y, sobre todo, da una pésima imagen para un país que aspira a captar inversiones productivas», lamenta Barceló.
«La gran industria es multinacional, las inversiones se programan, y cambios legislativos como el que supone el FNSSE indican una volatilidad regulatoria que crea inseguridad y sobrecostes» , indica. «Son piedras que dificultan mantener una base industrial sólida en España», advierte el director general de la patronal Unesid. Y destaca que el FNSSE «viene a romper con una ficción, a poner al descubierto que la descarbonización y la transición energética no salen gratis».
El experto Alberto Martín, por su parte, coincide en que España tiene un problema de competitividad por sus sobrecostes energéticos. Y cree que la solución pasa por aprovechar «el enorme potencial de España en el desarrollo de energías renovables a precios muy competitivos».
Respecto al impacto del FNSSE, este especialista de KPMG destaca que va a perjudicar a los grandes consumidores de electricidad y gas. Es decir, a las grandes industrias. «Pero hay que pensar que uno de los objetivos del Fondo es precisamente fomentar un menor consumo de hidrocarburos, con una mayor eficiencia energética y un mayor nivel de autoconsumo», afirma.
Alberto Martín considera que la vía para reducir los costes energéticos en España es avanzar en la generación de renovables. «La mejor forma de abaratar el precio de un producto es facilitar la competencia y atraer inversiones en nuevas tecnologías -indica-, y en el caso de España tenemos una oportunidad única por nuestras condiciones óptimas para desarrollar energías renovables, en particular la solar fotovoltaica».
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