De un círculo vicioso a un círculo virtuoso
Y vuelta a empezar. La deuda pone en jaque a las economías europeas, a unas más que a otras. Los periféricos podrían volver a pagar el pato
por maría jesús pérez
Si pensábamos que las dudas sobre la deuda iban a quedar en el olvido, o al menos parapetadas, tras la interminable crisis griega, estábamos muy equivocados. El contagio vuelve.
Mucho se ha especulado desde que se hablara de la posibilidad de que varios países europeos ... tuvieran que aplicar quitas en sus deudas. Es decir, que quien había hecho préstamos debía perdonar la devolución de una parte del mismo. Cifras que iban desde el 60% para Grecia, del 40% para Portugal e Irlanda y del 20% para España e Italia, aunque las últimas «filtraciones» informativas apuntaban a una degradación de la deuda española del 5%. Ahora bien, en este último caso, la EBA pretendía valorar la deuda a precio de mercado en lugar de aplicar posibles quitas.
Esta medida, que beneficiaría sobre todo a los tenedores de deuda alemana, fundamentalmente los bancos germanos, puso en pie de guerra a Francia, ya que su deuda soberana tiene un valor de mercado inferior a la alemana.
Frantica tiene una deuda soberana de menor valor que la de Alemania
En cualquier caso, y una vez que ese descuento —sea cual fuere— se aplicase a la valoración de las entidades europeas —si es que finalmente sale adelante—, habría que calcular cuánto dinero necesita la banca para llegar al nuevo umbral de capital básico que proponga la EBA —el core tier 1 exigido en julio fue del 5%, pero ahora se asegura que esa cifra podría llegar al 9%—. Esta nueva exigencia, que podría afectar a los cinco bancos españoles considerados sistémicos, por su volumen de activos —Santander (316.000 millones de euros), BBVA (300.000 millones), Bankia (285.000 millones), Caixabank (273.000 millones) y Banco Popular (161.000 millones de euros, incluyendo en su balance al Pastor)— podría suponer para el conjunto del sector financiero en toda Europa una recapitalización obligatoria de alrededor de 100.000 millones de euros , en un plazo máximo de hasta nueve meses.
El Ejecutivo español, lejos de negarlo, el mismo viernes, lo admitía. La propuesta ha estado sobre la mesa todo este tiempo. No obstante, dicen fuentes del entorno de Zapatero, que en el caso de los bonos españoles, este nuevo sistema de cálculo supondría que las entidades tendrían que aplicar un descuento al 5% sobre el que ahora tienen en balance y, por tanto, muy lejos de la quita del 20% que se incluyó en los primeros borradores. Algo, añaden, que puede ser compensado con, esta vez sí, computando como capital las provisiones genéricas que les obliga a dotar el supervisor español, ya que en las últimas pruebas de estrés no se permitió, las obligaciones convertibles y las participaciones preferentes, entre las que podrían figurar las suscritas con recursos públicos a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Dudas, dudas, y más dudas
Pero, ¿por qué ahora volver a hacer pruebas de estrés y hablar de riesgo soberano en países que no han sido rescatados aún, como España o Italia? ¿Por qué meter en el mismo saco a todos los países de la eurozona? ¿Es que Europa considera realmente que puede darse un impago también en España e Italia? ¿Es comparable la situación con Grecia? ¿Quién sale ganando con esta propuesta? ¿Volverá a haber riesgo de contagio? Muchas dudas, para muy pocas respuestas. Y es que el contagio se produce porque los mercados ven grandes dificultades en países como España e Italia para que puedan cumplir sus compromisos de recorte del déficit. Esa desconfianza crea un círculo vicioso: el miedo hace que se encarezca la deuda —porque suben los tipos de interés para colocarla— y agudiza a su vez aún más el problema. De hecho, los más afectados por la caída de la Bolsa son los bancos y no sólo porque tengan deuda soberana entre sus activos, sino porque son entidades muy endeudadas. Y es que con los tipos por encima del 6%, las grandes entidades españolas tienen muchos problemas para financiarse, al margen de que se reduce su margen financiero en un momento en el que apenas hay demanda de crédito.
¿Qué hacer? Los expertos consultados por Empresa coinciden: el Gobierno debería salir a la palestra y dar un mensaje político rotundo. Un mensaje que sería más fácil que naciera de un Ejecutivo salido de las urnas el próximo 20 de noviembre.
Y ¿qué mensaje habría que dar? Los analistas también coinciden: un fuerte ajuste presupuestario, acompañado de reales medidas de reactivación económica, junto con el compromiso firme de reducción del déficit y acuerdo con comunidades y ayuntamientos para que nadie se salte los límites. Ese mensaje, unido a una nueva política europea, ayudaría a que la prima de riesgo se relajase y a que el coste de la deuda disminuyera. Es decir, pasaríamos del círculo vicioso a un círculo virtuoso.
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