China abraza la solución nuclear para afrontar su problema energético
La dura factura derivada de la guerra en Ucrania acelera el despliegue de nuevos reactores en busca de autosuficiencia
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Iniciar sesiónLa invasión rusa de Ucrania ha sacudido al mundo, no solo por la violencia de una guerra sin claroscuros morales –agresor y agredido se reparten meridianos los papeles–, también por sus consecuencias energéticas . Entre misiles incesantes, el conflicto ha disparado el precio de gas y petróleo ... . Una crisis que coloca a Europa frente a la incómoda evidencia de que la misma electricidad que sustenta su confort financia también la destrucción del enemigo: he aquí la mano ganadora de Putin . Una jugada ante la que China, el mayor consumidor de energía del mundo, sigue apostando a la carta nuclear.
Las cifras comerciales ilustran la magnitud del problema. Según los datos de las aduanas chinas publicados esta semana, durante los cuatro primeros meses de 2022 el gigante asiático compró, en relación inversamente proporcional, menos combustible mucho más caro . Crudo: un 5% menos pagando un 54% más. Gas: un 9% menos pagando un 72% más. Carbón: un 16% menos pagando un 109%.
Una acumulación de puntos porcentuales que, en términos absolutos, representa un potosí. China acabará desembolsando este año 100.000 millones de dólares (96.000 millones de euros) adicionales en sobrecostes, de acuerdo a las conclusiones de la Conferencia para el Desarrollo del Mercado del Petróleo celebrada el pasado mes de abril en Pekín. Aun así, muchas empresas demuestran su pesimismo aprovisionándose ahora : las importaciones de carbón, por ejemplo, se dispararon un 43% de marzo a abril, ante el temor a peores disrupciones en la cadena de abastecimiento provocadas por un conflicto sin final a la vista.
Esto supone una peligrosa posibilidad para China, muy dependiente de terceros países para satisfacer sus necesidades energéticas. La Federación de la Industria China de Petróleo cifra la tasa de importación en dos tercios para el crudo y poco menos de la mitad para el gas. En septiembre y octubre del año pasado, varias regiones de su territorio llegaron a sufrir apagones a causa de una recuperación postpandemia muy exigente, en la que su industria encadena parones con sobresfuerzos, y los límites autoimpuestos al suministro de carbón por cuestiones medioambientales.
Esta inflación, además, afecta a todos los sectores y comienza a hacerse notar en el coste de vida. El índice de precios al consumo, que en marzo marcaba un 1,5%, saltó en abril al 2,1% , la primera vez que rebasaba esta cota desde diciembre de 2021. Dicha tendencia añade presión al desempeño de un país atrapado por una política de covid cero que mantiene desde hace ocho semanas un confinamiento domiciliario en su principal núcleo económico, Shanghái, así como restricciones crecientes en la capital, Pekín.
Autosuficiencia verde
La respuesta de China para solucionar a largo plazo su falta de autosuficiencia pasa por la energía nuclear . Su capacidad, casi inexistente en 1993 con apenas 1.232 megavatios (MW) ha crecido año a año hasta los actuales 52.150 repartidos en 54 reactores que le colocan como el tercer país del mundo , solo por detrás de Estados Unidos (92.000) y Francia (61.000).
El decimocuarto plan quinquenal del gigante asiático, aprobado en octubre del año pasado, aspira a sumar otros 18.343 MW para 2025 . Su capacidad seguirá avanzando a un ritmo anual del 7% «gracias a un decidido impulso político y una relativa aceptación social», estimaba Wu Yuehao , director de S&P Global Ratings, durante un encuentro digital reciente. La firma calculaba que, ante semejante ritmo, China habrá alcanzado 145.000 MW una década más tarde.
A finales de abril, el Consejo de Estado liderado por el primer ministro Li Keqiang aprobó la construcción de seis nuevos reactores, dos en cada emplazamiento, en las provincias de Cantón, Zhejiang y Shandong. Este impulso facilita asimismo un segundo propósito medioambienta l. China se ha propuesto alcanzar el máximo de emisiones en 2030 y la neutralidad plena para 2060 .
Gas y nuclear son dos de las respuestas que maneja un país donde el carbón, mucho más contaminante, todavía representa más de la mitad del consumo. El conflicto en Ucrania , un problema execrable pero transitorio, ha agravado otro de gran calado: el suministro energético de un mundo cada vez menos sostenible. China ya parece haber elegido su solución.
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