El alud de expedientes y una gestión «del siglo pasado» colapsan los ERTE
La nula digitalización del SEPE y la falta de personal han multiplicado los errores en la gestión y tramitación, lo que anticipa una avalancha de litigios
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Iniciar sesiónCobros indebidos, pagos que no llegan, subsidios prometidos que no se materializan, citas para tres meses, centralitas colapsadas, sedes electrónicas caídas... Miles de afectados por ERTE y beneficiarios de prestaciones siguen sufriendo las consecuencias de un enredo burocrático que todavía provoca retrasos , errores ... en el reconocimiento de las ayudas y en el desembolso de las prestaciones. El «escudo social» contra la crisis que el Gobierno de coalición prometió y ha repetido como un mantra no ha funcionado en muchos casos. ¿Qué hacer? Es una pregunta recurrente pero sin respuesta clara, lo que contribuye a aumentar la carga de incertidumbre que ya viven los afectados por su empleo en un horizonte incierto.
Más de cuatro millones de trabajadores pasaron a la nómina del Estado en los meses más duros del confinamiento bajo el paraguas de los ERTE, una figura pensada para aliviar el peso salarial de las empresas y evitar los despidos por el Covid. Pero la avalancha de peticiones colapsó el SEPE y sumió su gestión, ya precaria, en un caos. A la tardanza en el reconocimiento de prestaciones se fue sumando una larga lista de errores y problemas que inundaron los despachos de las asesorías. Irregularidades que ya anticipan un rosario de litigios.
Poco personal y una gestión «del siglo pasado». El organismo que paga las prestaciones por paro no está digitalizado, sus gestiones no están, por tanto, automatizadas. En cuanto aparece un error, por ejemplo, con el DNI o con la cuenta del banco, deben revisar todo el proceso a mano, lo que provoca retrasos y, en algunos casos, equivocaciones como las registradas.
Pero el pasado mayo se encendieron las alarmas entre los afectados por los primeros ERTE. Algunos llevaban sin trabajar desde mediados de marzo, pero el dinero de la prestación por desempleo no terminaba de llegar. Además, no había manera de comunicarse con el SEPE. Al Gobierno no le quedó otras salida que llegar a un acuerdo con todas las entidades bancarias para que anticiparan las prestaciones que se fueran reconociendo, de forma que los afectados no tuvieran que esperar al mes siguiente. Sin embargo, la colaboración entre ambos se resquebrajó por la indicación del Ministerio de Trabajo a las entidades financieras de que recuperaran dinero que nunca debió pagarse debido a múltiples errores del SEPE.
El primer gran atasco de los ERTE pareció disolverse así. Pero después llegó el verano y con él las vacaciones de los trabajadores del SEPE. El refuerzo de personal quedó diluido. Sucedió además que a principios de junio, los funcionarios de este organismo se plantaron y se negaron a hacer más horas extra. La magnitud de las peticiones ha generado una carga de trabajo excesiva entre los trabajadores del organismo público. Esta situación especial ha llegado de lleno a una plantilla envejecida, con una media de edad de más de 50 años, y donde las jubilaciones son una constante cada mes. Desde el inicio de la crisis sanitaria, la Administración ha contratado más de 1.000 personas en España , un personal necesitado de formación y, por tanto, incapaz desde un primer momento de hacer el mismo trabajo que el resto. Mucho trabajo, pocos refuerzos y un estrés legislativo que ha sido muy difícil de digerir por los empleados. Las prisas del Gobierno y un rosario de procesos improvisados y farragosos no han ayudado.
Con una plantilla de algo más de 8.000 personas para todo el país, el SEPE se ha tenido que enfrentar a una avalancha de trabajo inédita. Esta plantilla ha tenido que gestionar la prestación de millones de personas en España . Hoy, la presión se ha reducido y son cerca de 600.000 los que cobran las ayudas, aunque la segunda ola y un estado de alarma de seis meses, con confinamientos en casi toda España, anticipan que la cifra irá subiendo de forma irremediable.
Con esta situación de fondo y tras el parón económico las empresas empezaron a rescatar trabajadores de los ERTE y, de nuevo, los problemas. En algunos casos, y pese a que lo comunicaban al SEPE, éstos se encontraban, en algunos casos, con que el Estado seguía pagándoles la prestación. Hay afectados que se reincorporaron al trabajo en mayo y siguieron cobrando hasta agosto. Lo llamativo es que si es el Estado el que se da cuenta de que ha estado pagando prestaciones de más, envía una notificación al afectado en la que requiere la devolución del dinero en un mes, amenazando con un recargo del 20% si no cumple el plazo. Si es en caso contrario, el trabajador se queda como estaba. Y, lo peor, los errores quedan impresos en las vidas laborales.
Los asesores han trabajado a toda máquina para detectar los errores en una fórmula de apoyo al empleo compleja y con unos trámites enrevesados, aseguran los abogados laboralistas consultados por ABC. Ha sido a base de tramitar expedientes y más expedientes como los gestores han descubierto la causa de algunos problemas. «Hay empresas en las que unos trabajadores cobran, y otros no. ¿Por qué? Nos dimos cuenta de que le ocurría a quienes no habían cobrado el paro antes. Parece que en el SEPE hacen un vuelco automático de la información contenida en los listados de trabajadores que enviamos desde las empresas y en esos casos concretos, esa información no se vuelca. Hasta que alguien no revisa manualmente para verificar que todo está correcto, esas personas siguen sin cobrar», aseguran asesores a este diario.
Muchos de los errores en las solicitudes se han producido en la identificación de los trabajadores, pero también en la información laboral proporcionada por las empresas (bases reguladoras, porcentajes de reducción...), según relatan las mismas fuentes. Puntualizan que otros errores en la presentación de los ERTE han lastrado también el reconocimiento de las prestaciones. El formulario de presentación cuenta con 14 campos a rellenar por cada trabajador. Esto ha ocasionado, dicen, que los expedientes de empresas con un número considerable de empleados hayan llegado trufados de errores, insignificantes, pero que imposibilitan la tramitación. Un sistema informático con más de 30 años de antigüedad y la falta de personal han contribuido a crear la tormenta perfecta. Sin olvidar, además, que sobre el SEPE también recae la gestión de otras seis prestaciones extraordinarias aprobadas durante el estado de alarma, además de las prestaciones ordinarias por paro.
Sin ayudas por hijo
La máquina de la Administración también ha fallado en el pago de algunos subsidios. Las ayudas por hijo en los ERTE no han llegado y tampoco la ayuda para las empleadas del hogar. Los complementos por descendencia no se pagan de oficio, como prometió la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y solo tras una reclamación del interesado ante el SEPE se recibe la ayuda.
El colectivo de las empleadas de hogar ha sido uno de los más golpeados en esta crisis. El miedo a los contagios hundió las afiliaciones de estas trabajadores, lo que llevó a Gobierno de coalición a aprobar una ayuda compensatoria que no se está abonado. «El subsidio para las trabajadoras del hogar se tenía que haber pagado en julio, pero tenemos contabilizadas unas 60.000 solicitudes al SEPE, de las cuales solo se han abonado unas 32.000, explica Edith Spínola, portavoz de la asociación de empleadas del hogar Sedoac, quien explica que tampoco funciona el modelo de la página online habilitada para consultar el estado de la prestación, informa T. S. Vicente .
Relata que algunas trabajadoras han recibido una carta en la que se anuncia que se ha aprobado la ayuda, pero que no se les han pagado, y puntualiza que hay muchas otras que no han recibido ni respuesta ni tampoco la carta. «Nos preocupa muchísimo que no se haya abonado este subsidio que venía salvar a las compañeras y tampoco sabemos si se va a extender la ayuda; hemos enviado una consulta a la titular de Trabajo, pero todavía no hemos recibido respuesta», añade.
Fondos europeos, a digitalizar
Ahora el Gobierno espera que lleguen los fondos europeos para emprender la digitalización del SEPE. 1.167 millones que se dedicarán a modernizar un órgano que seguirá en plena ebullición en los próximos meses. Una vez que se cierre el ejercicio la gestión quedará en manos del Tribunal de Cuentas , que rastreará y dictaminará sobre el uso que se ha dado a los fondos públicos.
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