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ESPECIAL DEFENSA

Almirante González Gómez (Digam): «No podemos demorar más la entrega del vehículo 8x8»

El máximo responsable de la planificación de la política de armamento afirma que la prioridad es ejecutar los programas aprobados

ABC
Esteban Villarejo

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Al frente de la Dirección General de Armamento y Material (Digam) se encuentra el almirante Santiago Ramón González Gómez. En plena fase de inversión por parte del Ministerio de Defensa, su figura cobra especial importancia como encargado de la planificación y desarrollo de la política de armamento y material del Ministerio, así como de la supervisión y dirección de su ejecución. Tiempos de consolidar el nuevo ciclo inversor.

—¿Qué supondrá para las Fuerzas Armadas el nuevo ciclo inversor?

—La Fragata F-110 proporcionará una plataforma naval de última generación que releve a las seis fragatas de la clase «Santa María» que, por su edad, comienzan a mostrar algo más que achaques. Recoge la experiencia de la serie F-100, da continuidad al diseño y construcción de escoltas polivalentes para escenarios de alta intensidad, en el que la Industria española, de la mano de la Dirección General de Armamento y Material (Digam) y la Armada, ha adquirido notable prestigio. Se alcanza la máxima nacionalización en sensores y armas, tal como ya se había hecho con la plataforma. Pero el hecho más importante de este programa es que constituye el pilar principal para el impulso de la transformación digital.

En el caso del EF-2000, se trata de un programa de éxito que continúa vivo y que, por sus años de existencia y debido a los avances tecnológicos habidos desde su entrada en servicio, necesita actualizaciones y mejoras en los sistemas de armas, así como mejorar sus prestaciones operativas, a la vez que abaratar su sostenimiento. Con esta iniciativa esperamos que el Eurofighter continúe siendo operativamente relevante en las próximas décadas.

«Si la disponibilidad presupuestaria lo permite, iremos introduciendo los programas que no encajaron en la pasada legislatura»

Los satélites de nueva generación SpainSat NG 1 y NG2 son necesarios para reemplazar las actuales capacidades que proporcionan el SpainSat y Xtar-Eur. Esperamos mejorar los diseños de manera que con tecnologías de última generación se multipliquen considerablemente las actuales capacidades. Se espera que entren en servicio alrededor de 2023 y serán el complemento perfecto del satélite SAR PAZ de observación de la tierra.

—¿En qué estado se encuentra el proyecto del 8x8, cuyos demostradores aún deben ser probados por el Ejército de Tierra? ¿Cuándo se firmará el contrato?

—Seguimos desarrollando el expediente de los programas tecnológicos asociados al VCR8x8. En octubre del año pasado se cerró la fase de diseño detallado, comenzando la fase de fabricación, integración y pruebas. La madurez que en la actualidad presentan los productos del programa nos permite poder lanzar la fase de producción a comienzos de 2020, siendo la intención el adjudicar el contrato para esta fase antes de fin de 2019.

Con ello pretendemos cumplir con las primeras entregas de vehículos al Ejército de Tierra programadas para finales de 2020. Hay que tener en cuenta que este sistema de armas es esperado en el Ejército de Tierra desde hace años, y que proporcionará a nuestras tropas, además de un importante salto tecnológico en cuanto a sistema de armas se refiere, unas magníficas condiciones de seguridad en todo tipo de operaciones. Asimismo, el 8x8 constituye la espina dorsal del concepto Brigada 2035, por lo que en la Dirección General no podemos permitirnos el lujo de demorar más su entrega.

—¿Cuáles son las prioridades ahora en materia de adquisiciones?

—En el último año se ha hecho un gran esfuerzo en el terreno de la adquisición de nuevas capacidades, pero veníamos de una década, coincidente con la crisis económica, en la que las inversiones fueron casi inexistentes. Se ha hecho mucho y, también, queda mucho por hacer. Por todo ello, la prioridad se centra en ejecutar los programas aprobados. Con ello estaremos cumpliendo con parte de los dos objetivos que la política de la Defensa fija para el Armamento y Material: de una parte, proporcionar a las Fuerzas Armadas los medios destinados a su modernización y sostenimiento, y por otra, potenciar la Base Tecnológica e Industrial nacional.

«La capacidad aeronaval de ala fija es un componente estratégico fundamental de nuestra Fuerza Conjunta»

Conforme la disponibilidad presupuestaria lo vaya permitiendo iremos introduciendo en la ecuación presupuestaria algunos de esos programas que no encajaron en la dotación de la pasada legislatura, pero que son esenciales para mantener el alistamiento y disponibilidad de nuestras Fuerzas Armadas, y créame que la lista no es corta...

—Uno de los grandes proyectos europeos de la industria militar puede ser el FCAS. España firmó una carta de intenciones en diciembre y todo apunta a que se unirá al proyecto en el próximo Salón Aeronáutico de París. ¿Qué supondrá tecnológicamente este proyecto? ¿Qué aportará?

Cuando de manera general hablamos del FCAS (Future Combat Air System) estamos hablando de un sistema de sistemas que comprende no sólo un avión de nueva generación, sino toda una pléyade de diferentes sistemas que habrán de operar, en el futuro y de manera federada, con dicho avión (aviones «legacy», satélites, armas inteligentes, buques de guerra, sistemas de comunicaciones, etc.).

Dicho esto, la Carta de Intenciones firmada por la ministra de Defensa a mediados de febrero en Bruselas va referida a la intención que tiene España de participar en el estudio, desarrollo y producción del NGWS (Next Generation Weapon System) o NGF (Next Generation Fighter), como se le empieza a llamar. Un avión de nueva generación, con dos versiones (convencional y naval) que será el motor y corazón de ese futuro sistema de sistemas que conocemos como FCAS.

Estamos coordinando las acciones necesarias con Francia y Alemania para poder firmar, en junio de este año, el acuerdo marco de actuaciones que fija los términos de participación en los futuros acuerdos de implementación y contratos de desarrollo, para las distintas fases del programa de adquisición del NGF.

El primer paso en la hoja de ruta del programa es un estudio conceptual conjunto, dividido en diferentes paquetes de trabajo con una duración de 2 años (2019-2021). A este respecto, en la Secretaría de Estado y particularmente en la Dirección General, somos muy conscientes de que un buen posicionamiento desde el principio de la industria nacional en el programa NGF permitirá a España no sólo influir en el futuro desarrollo del programa, sino -quizás mucho más importante- poder innovar y adquirir tecnologías útiles para otros muchos sectores industriales nacionales, ya que en la mayoría de los casos hablamos de tecnologías duales (en algunos casos disruptivas), que potenciarán no sólo la industria aeroespacial nacional, sino a una gran parte del tejido industrial nacional.

Por ello es necesario garantizar una asignación adecuada de recursos financieros. Considero que este debiera ser un proyecto de Estado; de llevarse a cabo será el mayor proyecto de adquisición de sistemas europeo hasta la fecha, y que necesita de la colaboración de todos los ministerios con competencias la industria aeroespacial nacional.

—¿Por qué modelo de avión se inclina para sustituir a los 80 F-18 «Hornet», una de las urgencias del Ejército del Aire?

—Actualmente los Estados Mayores de la Armada y del Ejército del Aire están llevando a cabo un estudio de los requisitos que ha de cumplir el sistema de armas que vaya a reemplazar al F-18 del Ejército del Aire y al AV-8B PLUS de la Armada. El proceso de la decisión es muy técnico, complejo y complicado, en el caso del F-18 existen varias opciones para reemplazar las capacidades militares que aporta este avión a la defensa nacional. Siendo una de las responsabilidades del Jemad y su equipo, el proponer el sistema de armas que mejor se ajuste a esas capacidades mencionadas, y dado que el trabajo de la Digam se limita a validar y gestionar el programa de adquisición del sistema finalista, me va a permitir que, en este caso y como piloto de reactores, me guarde mis preferencias de avión para otra ocasión.

—Los F-35 estadounidenses también son una opción para sustituir a los Harrier de la Armada. ¿Contemplan su adquisición... o dejar a la Armada sin ala embarcada es una opción?

—La capacidad aeronaval de ala fija es un componente estratégico y disuasorio fundamental de nuestra Fuerza Conjunta y contribuye, de forma esencial, al carácter expedicionario y a la proyección de nuestra Fuera Naval. Muy pocos de nuestros aliados disponen de ella. La credibilidad, flexibilidad y versatilidad que proporciona en la disuasión un Grupo de Combate Naval con Aviación Embarcada, supone una capacidad estratégica e irreemplazable.

En el caso de España fuimos pioneros de este concepto en Europa desde los albores del nacimiento de la Aviación Naval en 1917. Ya entonces, el ala fija embarcada había calado en el genoma de los marinos y de los primeros aviadores navales, pues no sólo complementa las capacidades de una Flota, sino que las potencia sinérgicamente.

El Ejército del Aire y la Armada están trabajando de manera conjunta en el proceso de planeamiento que determinará las posibles opciones de sustitución de los F-18 y de los AV-8B. Si bien para el F-18 existen varias opciones, en el caso de la Armada y, dado que España no dispone de un portaviones convencional, el F-35B es la única solución que encaja en el Juan Carlos I a la hora de reemplazar a los Harrier de la Armada.

—Otro de los grandes proyectos del futuro es la Brigada 2035. ¿Cómo será ese soldado del futuro?

—En el horizonte de 2035 se tiene previsto que las Brigadas del Ejército de Tierra, así como la Brigada de Infantería de Marina, queden actualizadas en armamento y material por un ambicioso plan de adquisiciones y modernizaciones, en el que el elemento «Brigada» se contempla como un Sistema de Sistemas o Sistema de Combate Integral (SCI). Como parte fundamental de cada SCI, se encuentra el soldado, para lo que ya en 2006 se dio inicio al Programa Conjunto de I+D «Combatiente del Futuro». El soldado del futuro será un claro ejemplo de la conectividad llevada a sus últimos escalones, será un nodo terminal en la cadena del sistema de «mando y control» que empieza en la gran unidad. Será un elemento altamente eficiente en su misión de combate debido a los elementos de eficacia de fuego y protección que integrará.

La unión de la inteligencia artificial, la robótica, el procesamiento de energía, las redes de última generación…, permitirán la aparición de funcionalidades que muy posiblemente cambien la forma de combatir.

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