entrevista
González-Páramo: «Los impuestos de los ciudadanos no deben estar para rescatar bancos»
El exconsejero del Banco Central Europeo asegura que España ha hecho ya muchos de sus deberes, pero no todos: «no hay que caer en la complacencia»
González-Páramo: «Los impuestos de los ciudadanos no deben estar para rescatar bancos»
Con más de 30 años de experiencia en el ámbito académico y financiero en instituciones públicas y privadas, José Manuel González-Páramo se incorporó a finales de mayo de 2013 al máximo órgano de gobierno de BBVA como consejero ejecutivo, con responsabilidades de regulación e ... instituciones, tras una larga etapa como miembro del Comité Ejecutivo y del Consejo del Banco Central Europeo (BCE). Además, asumió el reto de presidir un nuevo Consejo Asesor Internacional, como respuesta a la creciente globalidad de la entidad financiera española. Para González-Páramo, España está ya en el buen camino, con el restablecimiento de la confianza perdida, gracias a las reformas puestas en marcha y a los ajustes, pero quedan aún cosas por hacer, «no hay que caer en la complacencia» advierte. «Hay que seguir con la agenda reformista, con deberes en política fiscal, laboral y financiera, para estar seguros de que el país está sobre unas bases sólidas y en condiciones de aguantar crisis futuras».
–Los últimos mensajes que llegan del exterior son de reconocimiento a las reformas y ajustes realizados en España, ¿que falta por hacer?
–No está todo hecho. Hemos empezado a dar la vuelta a la esquina. A cambiar la tendencia, porque la confianza ha empezado a subir, la inversión, a crecer, la demanda interna, después de mucho años, también crece… por eso estamos tan satisfechos. Pero, insisto, con más de un 25% de tasa de paro, deuda pública entorno al 100% del PIB, un déficit que no cumple desde hace años seguidos con los compromisos europeos... son síntomas de que hay cosas pendientes.
–¿Por ejemplo?
–Darle un par de vueltas a la reforma laboral . Porque España sigue siendo el país europeo con mayor proporción de contratos temporales frente a indefinidos. Eso en un país es, a medio y largo plazo, suicida. Porque los contratos temporales son enemigos de la cualificación en el trabajo. Es un ejemplo de un frente en el que se puede progresar. También cómo hacer del subsidio de desempleo algo más incentivador en la búsqueda de trabajo. Hay que facilitar el tránsito entre trabajos. Además, hay que revisar el gasto público. Sabemos que hay un sistema fiscal que no da suficientes recursos para financiar el Estado del Bienestar que decidimos tener. Por razones de solapamiento de gastos en distintos niveles de gobierno, o por cualquier otra razón. Son todos retos fundamentales para este Gobierno y para el que venga. Hay asuntos que deben ser acuerdos de país, más que de partido.
–En cuanto a la reforma financiera, ¿podemos deshechar todo atisbo de desconfianza sobre el sector bancario español?
–Qué duda cabe que cuando uno compara el entorno actual financiero con la situación en la que el ministro Luis de Guindos tuvo que solicitar un rescate financiero –para fundamentalmente las cajas de ahorros–, la situación es radicalmente nueva. Esto se debe, en parte, a las reformas que se pactaron con la Troika dentro del sector. Hoy vemos entidades que se han recapitalizado, dentro de una situación de liquidez mucho mejor, que salen al mercado, procedimientos de resolución de entidades que están en pie, que no lo estaban antes del rescate, y una transparencia del sector que da relativa calma al mercado.
–¿Ha tenido mucho que ver en esta recuperación la política monetaria seguida por el BCE?
–Ha sido una condición necesaria para que todo esto se haya podido hacer. Es decir, sin las operaciones de LTRO (operaciones de refinanciación a largo plazo) para inyectar liquidez a los bancos a finales de 2011 y principios de 2012 –y no solamente al sistema financiero español, sino al de toda la periferia europea–, la banca no hubiera tenido acceso a los mercados, cerrados para ella. Fue liquidez y financiación, y sin las llamadas OMT (compras monetarias directas), o compras masivas de deuda pública en el mercado secundario, qué duda cabe que hubiera estado en riesgo algo más que la refinanciación de las entidades españolas. Posiblemente la supervivencia del euro tal y como lo conocemos. Si hay un elemento básico sobre el cual todo lo demás se ha podido hacer ha sido la política del BCE.
–¿Qué queda para dar por cerrada la reforma financiera en España?
–Primero, y principalmente, que vuelvan a manos privadas entidades que ahora están en las del sector público, por razones justiticadas en su día pero que cada vez lo son menos. Segundo, tiene que continuar el ajuste de la capacidad del sistema financiero español a lo que esta economía necesita, y todavía estamos a medio camino. Es decir, entidades que están en situación razonable pero aún no son eficientes, porque tienen exceso de oficinas o de recursos y esto se tiene que seguir ajustando. ¿Y cuánto nos queda? Probablemente entre el 15–20%. Es un proceso que puede acometerse con más o menos rapidez, pero no pensemos que ha terminado, sobre todo para, digamos, entidades solventes. A nivel europeo queda hacer lo posible para eliminar la fragmentación, y a nivel nacional, proseguir con el desapalancamiento, porque somos aún de las economías más endeudadas de Europa a nivel de sector privado, lo que quiere decir que el stock total de crédito aún tiene que caer un tiempo.
–Bankia está empezando a privatizarse, en línea con lo previsto por el Gobierno, ¿cree que terminará por devolver toda la ayuda pública?
–Desde el punto de vista de un ciudadano que cubre con su cuota parte de los más de 22.000 millones que se han puesto en esta entidad es muy digno de subrayar lo bien que ha ido la colocación del primer tramo de Bankia. Desde luego no se puede cuestionar nada sobre el equipo gestor, que ha hecho lo mejor que podía imaginarse en un proceso como éste. El reto es importante si nuestra aspiración es recuperar en su integridad esta aportación.
–¿Qué pasará con CatalunyaCaixa?¿Le sigue interesando a BBVA?
–Hay un compromiso de devolverla al sector privado. BBVA como otros analiza todas las ofertas extranjeras o nacionales siempre desde una óptica muy estricta de creación de valor, por lo tanto cualquier alternativa que decida la Administración respecto de CatalunyaCaixa será analizada con el mayor interés desde este banco.
–Desde el punto de vista de todo el capital que se inyectó a entidades nacionalizadas, ¿fue un error decir que se iba a devolver toda la ayuda?
–Es una aspiración lógica, porque los impuestos ciudadanos no están para rescatar a los bancos. Bajo este principio, es lógico que cuando se interviene una entidad uno aspire a recuperar las cantidades inyectadas. Ahora se trata de hacer el máximo esfuerzo en hacerlo bien para cumplir esa promesa.
–Existe confianza respecto a los próximos test de estrés europeos, ¿saldrán todas las entidades españolas bien retratadas? ¿Y las europeas?
–No se esperan sorpresas entre las españolas. Y no debería haberlas cuando los «stress test» que ha pasado España desde que solicitó su rescate financiero ha significado «stress test, top down, botton up», transparencia, recapitalización... Todo muy bien recibido por el mercado que muy pronto ha empezado a facilitar liquidez y capital a las entidades que lo necesitaban, una vez que el Gobierno puso el énfasis en aquello que era más problemático, que era el segmento cajas y, en particular, Bankia. Hay detalles de los test pendientes de conocer que podrían determinar más o menos exigencia. Pero España es seguramente ahora mismo el país más transparente en su sistema financiero. Es muy poco lo que se desconoce de nuestra banca, y en cambio desconocemos mucho de cómo está el sistema financiero de otros países europeos. Si ha de haber sorpresas uno debería mirar a otro lado.
–Italia está ahora en el punto de mira
–Está en una situación especial porque es de los pocos países que no se ha beneficiado claramente del euro en cuanto a crecimiento económico, y eso tiene que tener un impacto en la salud de su sistema financiero. Son conocidos ya los problemas de algunas entidades, incluida la tercera del país, Monte de Paschi.
–¿Surgen dudas sobre Alemania?
–Alemania no tiene el sistema financiero más eficiente del mundo. No está exenta de alguna sorpresa.
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