El Gobierno reclama para España un ritmo de corrección del déficit «razonable»

Latorre ha dicho en este sentido que será el próximo viernes cuando el Gobierno, tras el Consejo de Ministros, informará de sus nuevas previsiones macroeconómicas y por tanto de cuál será el objetivo de déficit para España en 2013. Bruselas podría conceder a nuestro país dos años más, hasta 2016, para reducirlo hasta el 3% del Producto Interior Bruto (PIB).

Como fuere, y durante el XX Encuentro del Sector Financiero organizado por ABC, Deloitte, Sociedad de Tasación y Oracle, Latorre ha considerado como "un hecho normal" la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento de 2013 desde la caída prevista del 0,5% hasta una horquilla de entre el -1% y el -1,5% del PIB. "La modificación de las previsiones no hay que dramatizarlas", ha dicho.

"Lo peor lo hemos dejado atrás: fue el cuarto trimestre de 2012. Creemos que el primer trimestre de 2014 fue menos malo, aunque continúa con tasas de crecimiento negativas. Ahora estamos en el punto de inflexión y la caída del PIB se seguirá moderando", ha apuntado, para resaltar que el contexto internacional y la situación económica se han deteriorado. Por ello, ha abogado por acompasar el ritmo de consolidación fiscal a la evolución de la economía.

Pese a esta revisión a la baja de las previsiones de crecimiento, Latorre ha destacado la mejora de la confianza de los mercados en nuestro país, como así lo demuestran los diferenciales de deuda. "Mientras hace un año la prima de riesgo estaba en 440 puntos, ahora se sitúa en los 330", ha recrodado. De esta forma, ha enfatizado que lo mejor está por venir. "Los mercados se anticipan a la economía real y es preciso esperar para que la economía real comience a reflejar estos datos tanto en las cifras de crecimiento como en la creación de empleo. Pero se va avanzando en la dirección concreta", ha asegurado.

El "número dos" del Miniterio de Economía ha defendido al respecto el esfuerzo realizado por el Gobierno y el conjunto del país en el último año para sanear las cuentas públicas y corregir el resto de desequilibrios que afectaban a la economía española, como el déficit exterior, la falta de competitividad y las dudas sobre la situación de la banca.