Jaume Soler - Tripulante 18
Caminando hacia «la nueva normalidad»
Los deportistas se quejan, y con razón, ya que ven con impotencia como en el resto de países ya dejan entrenar a sus regatistas, que serán sus rivales en los próximos mundiales, europeos y Juegos
En el momento que se inició la desescalada, desde las instituciones se empezó a emplear la frase de que tenemos que empezar a prepararnos para “la nueva normalidad”. Esto se puede interpretar de muchas maneras, como todo en el vida, pero en el deporte lo ... de “la nueva normalidad” no parece quedar muy claro.
Vamos pasando fases como aquél que va aprobando revalidas. Estos pueden, pero estos otros no. Ya sea por criterios sanitarios o políticos, a mí esto me da igual, el hecho es que los deportistas –que en el caso de los profesionales es también su trabajo y modus vivendi- se están viendo afectados muy negativamente de todo este descontrol.
Es entendible, que en las primeras semanas del confinamiento total del país, todo el mundo tuviera que estar recluido en sus casas para evitar la propagación del virus, pero dos meses y medio después y con media España en fase 1 y la otra en fase 2, nos encontramos que sales a la calle y te encuentras a media ciudad haciendo ‘ejercicio’ a menos de un metro entre unos y el resto, sentados en las terrazas de los bares a menos de medio metro entre unos y otros.
Mientras tanto, exceptuando los futbolistas profesionales que sí están entrenando, y los jugadores de golf profesionales y amateurs pudiendo salir en partidas de cuatro a jugar, eso sí, sin tocarse entre ellos ni al palo de la bandera, luego ocurre que sí pueden tomarse una refrescante cerveza en la terraza del bar del club en una mesa de cuatro y compartiendo bolsa de patatas.
Sin querer salirme del hilo conductor, los regatistas ya sean de vela o también de remo u otras disciplinas parecidas, no pueden entrenar con sus embarcaciones. Y así ya van camino de los tres meses. A los olímpicos, como se hizo a los futbolistas, se les debería haber hecho a todos un test que bien se podrían haber pagado con las generosas subvenciones que reciben del CSD o a través del COE, que también debería de estar para estas cosas, y no solo para pedir prórrogas a las elecciones para sus paniaguados presidentes. Y en caso de dar negativo ¿dónde está el problema para que puedan salir a navegar las tripulaciones dobles como pueden ser un 470 o un Doble scull, que en el caso del remo, solo se ven el cogote?
Los deportistas se quejan, y con razón, ya que ven con impotencia como en el resto de países ya dejan entrenar a sus regatistas, que serán sus rivales en los próximos mundiales, europeos y Juegos. Para ellos, un día sin salir al agua en su barco y sin su compañero, es un día perdido. Está muy bien el ejercicio físico fuera del agua y las miles de charlas teóricas, de meteorología o de piscología; pero lo que necesitan es salir al mar con urgencia, sino luego los políticos de turno no podrán sacarse las fotos con los medallistas de Tokio –si los hay-, y después serán todo lamentaciones.
Sin estudiar no se puede aprobar y sin entrenar no se puede ganar.
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