Ángel Granda representará a España en los Juegos de Tokio en la clase RS:X

Sobre la inclusión de Ángel Granda en el equipo, Santiago López-Vázquez, director de preparación olímpica, comenta que "la decisión se ha tomado por criterios técnicos y la observación de las tres regatas de selección que habíamos marcado. Ha sido una selección larga y reñida y había varios candidatos, pero estamos muy cerca ya de los JJ.00. y había que tomar la decisión para empezar a trabajar con el seleccionador de manera individual en busca de su preparación óptima final para los Juegos. Granda aporta juventud y ambición; es el más joven del equipo de RS:X. Hay que felicitar a los seis deportistas que han luchado por representar a España en Tokio 2020, por todo su esfuerzo y trabajo a lo largo de todo este ciclo olímpico, son un ejemplo de trabajo en equipo y han demostrado ser un equipo muy compacto, bajo las órdenes técnicas de Marcos Fernández, que ha desarrollado una gran labor con ellos."

Ángel Granda, nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1997 y comenzó a navegar a los 11 años tras realizar un curso de windsurf porque le divertía. Esa diversión se convirtió en pasión y, de la mano de Isidro Henríquez, antiguo miembro del equipo olímpico español de vela, llegó a convertirse en un gran regatista, bajo la grímpola del Real Club Náutico de Gran Canaria.

Noveno clasificado en el reciente Campeonato de Europa celebrado en Vilamoura, este puesto mejora en tres posiciones la obtenida en el anterior continental de 2019, reflejo del trabajo realizado durante los últimos meses, teniendo en el Campeonato del Mundo, a celebrar en aguas de Cádiz a finales de abril, su próximo objetivo.

Ángel Granda nos cuenta cómo ha sido hasta el momento esta campaña olímpica y cómo ha sido la convivencia con el equipo preolímpico de RSX: “Empezamos la preparación con el equipo a finales de 2017 y yo era el peor de todos, el que más verde estaba, el más joven, salíamos al agua y daba igual el viento que hubiera, me ganaban. Poco a poco eso fue cambiando, la verdad es que aprendí mucho de ellos, cada uno ha aportado algo a mi formación porque trabajamos muy bien en equipo, entre todos nos ayudábamos y, con los piques típicos del agua, siempre ha habido muy buen ambiente entre nosotros. A medida que pasaba el tiempo iba yendo mejor, sobre todo con viento, que al ser pequeño y pesar poco era lo que más de costaba. La cuarentena me vino muy bien porque en el mundial de Australia, con 25-30 nudos todos los días, pagué mi falta de peso, así que durante el tiempo de parón mi entrenador me aconsejó subir de peso. Así lo hicimos y en este tiempo hemos podido constatar que mis aptitudes son mejores en un rango de viento mucho más amplio.”