Djokovic, firme e invicto hasta la final

Vuela este Djokovic incluso en dificultades. Se lo vio quebradizo físicamente ante Daniil Medvedev, pero supo aguantar más que el ruso, volátil desde que alcanzara la cima del mundo. Pero ante Fritz, un hueso que se lo ha pasado en grande esta Copa de Maestros, a la que llegó de rebote por la baja de Carlos Alcaraz, se mostró el Djokovic más impenetrable.

Hubo agujeros por los que se coló el gigante estadounidense, que ha crecido muchísimo en esta semana y al que ya se le observa con madurez y templanza suficiente, nada que ver con aquel que ganaba un set y se perdía en el segundo. Pero a Djokovic hay que tumbarlo varias veces si quieres ganarle. Sobre todo en esta pista rápida y bajo techo donde su derecha se ha mostrado infalible: un 9'2 de nota la puntúa la organización sumando aspectos como velocidad, efectividad, mordiente. Y pudo más esta derecha que el mejor revés del torneo, el que impulsó a Fritz hasta esta semifinal y el que lo llevó hasta dos tie breaks.

Si este Djokovic es el líder de semanas de número 1, el que quiere atacar más pronto que tarde de nuevo esa atalaya de la ATP, el que quiere emular, por el momento a Federer en esta Copa de Maestros, es porque tiene un tenis descomunal y una cabeza privilegiada. Lo demostró una vez más en Turín, en ese segundo set en el que se le escapaba por errores propios y por un paso de calidad y confianza de Fritz tras haber perdido el primer set en el alambre. Iba con velocidad el estadounidense, aun perdido un primer turno de saque que recuperó a la primera oportunidad que se ganó y que le concedió también Djokovic. Y se envalentonó hasta el 5-3, a un juego, al resto, de llevar la semifinal a un tercer capítulo.

Pero ahí, el mejor Djokovic. Ojos fijos en la pelota, revés concienzudo y derecha impecable. Agotó las reservas del break del estadounidense y le hizo mella en la confianza. Segundo tie break del partido, pero con aires cambiados ya: Djokovic imparable, Fritz atrapado. Gritó el 9 del mundo tras un punto espectacular en el que se salvó de seis latigazos de Djokovic. Pero el serbio, frío como el hielo, dejó hacer, dejó gritar, dejó respirar... apenas un punto. Al siguiente, suyo era el saque y el primer punto de partido. Cometió un error, hasta los más fríos se deshielan en algún momento; pero se ganó otra opción al resto y ahí Fritz se deshizo del todo.

Djokovic suma su octava final de la Copa de Maestros, ha ganado cinco: contra Davydenko (2008), contra Federer (2012, 2014 y 2015), contra Nadal (2013). Perdidas las de 2016, ante Murray, y de 2018, ante Zverev.