Tenis

Alcaraz supera a un bravo Davidovich y alcanza la semifinal del Conde de Godó

El murciano supera un difícil encuentro en el que el malagueño lo puso en muchas dificultades (7-6 (5) y 6-4 en dos horas y 10 minutos) y jugará por la final en Barcelona

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Carlos Alcaraz, durante el partido contra Davidovich EP

Alcanza Carlos Alcaraz las semifinales del Conde de Godó con otro partido de esfuerzo, paciencia, algún enfado, genial a ratos, fallón en otros y ante un Alejandro Davidovich que lo puso en mil y un aprietos antes de claudicar tras dos horas y ... diez minutos.

Conde de Godó

Cuartos

  • Carlos Alcaraz
  • 7 6
  • Alejandro Davidovich
  • 6 4

    Es asistir a un espectáculo de magia. Tanto Alcaraz como Davidovich entregan sus trucos desde el inicio, con dejadas, willies, botes pronto. Diversión para la grada y mucha tensión para los tenistas, fallones a ratos, geniales a otros, siempre activos porque no hay tiempo de lamentos ni de rectificaciones si llega el error. Con estilos desenfadados y creativos ambos, les cuesta hallar continuidad a su buen juego, bien por el viento, bien por el rival, bien por la inconsistencia en el juego propio. Pero hay buena mano y ganas en los dos lados, solo que Alcaraz tuvo ese punto más de precisión y cordura en momentos determinados para recibir el billete a la semifinal.

    Davidovich fue finalista del Masters 1.000 de Montecarlo en 2022 y ya ha celebrado rondas de prestigio en los grandes torneos. La cabeza ya no se pierde y se cree que puede estar donde está y más arriba. Hay seriedad en su rostro y en su juego, consciente de que Alcaraz puede apabullar con apenas un giro de muñeca en una de esas dejadas imposibles, o de hombros, con una de esas derechas inalcanzables. Y hay, sobre todo, entereza y compromiso con cada punto. Un hueso.

    Por eso, aunque pierde de inicio su turno de saque, mantiene la templanza para no dejar que el murciano se marche en el marcador con esa catapulta que tiene de mano. Juega bolas altas, profundas, que eviten que el 2 del mundo pueda armar el tiro definitivo. Pero es difícil frenar a un Alcaraz motivado y al que si le descubres un truco, te saca otro (19 ganadores). El saque funciona casi mejor que nunca, obliga a Davidovich a restar a dos metros de la línea, y con el rival tan atrás, el toquecito mágico para la afición: la dejada.

    La esconde como muchos, la ejecuta como pocos. Y aunque el personal está alerta, llegar resulta un esfuerzo extra: reflejos, arranque, carrera hacia delante, agachar las piernas, decidir con qué golpe responder... Y muchas veces, incluso, se suma la desesperación de hacer todo el planteamiento y a pesar de ello no llegar. Una frustración tras otra.

    En este partido de cuartos, el murciano y el malagueño no solo comparten trucos, también incomodidades. A rachas, hay cierta prisa por parte de Alcaraz de querer terminar con derecha ganadora, y choca con la red una y otra vez (41 errores).

    Como en el choque ante Roberto Bautista, es otro partido con varios breaks en ambas bandas que deriva en un set complejo, sin un líder claro y desatascado en el tie break. Más allá del viento, que sopla a rachas, se incomodan el uno al otro, perturban sus estrategias porque la del otro también sorprende en cada punto.

    Tan incómodo el malagueño que hasta tiene 6-5 y 0-30 para atrapar el primer set. Y ahí, el número 2 del mundo: buen saque, derecha plana, ataque, subida a la red. Despejado el peligro y la opción del tie break.

    Trucos y errores se suceden por igual en ese partido acortado a siete puntos. Breaks y contrabreaks sin que ni Alcaraz ni Davidovich dobleguen al otro. Pero hay fallos que cuestan un set. El malagueño (37 errores) quiere dar el resto con la derecha y el viento se alía en su contra: larguísimo el golpe, Alcaraz gana el parcial, en 76 minutos, pero resopla; Juan Carlos Ferrero le pide, desde el banquillo, que sonría. No es el día. Gesticula gesticula el murciano incluso en el descanso, demasiados errores que no sabe cómo sujetar, aunque vaya por delante en el marcador. Recriminarse incluso ganando, otra clave de los que buscan siempre mejorar.

    Sonreía Ferrero para dar ánimos, pero en Alcaraz hay cara de frustración. Cuando consigue un break, comete errores forzado por el torrente de Davidovich, que se planta en la pista con orgullo y obliga al murciano a otro golpe más, y otro más, y otro más. Se recuperan pista y breaks, hay puntos que activan a la grada y otros que la sorprenden, así de desordenado está el choque también en la segunda manga.

    Así de igualado, y desplegado otro buen repertorio de todo: saque y red, bolas profundas, dejadas que hacen que la pelota bote en campo contrario y en propio, saques directos, lanzamientos de raqueta al cielo por un error, puños cerrados por un acierto. Así de igualado hasta el 4-4, empuja un poco más Alcaraz, más centrado en esos momentos determinantes, a pesar de las incomodidades. Y al resto, se adelanta un milímetro y fuerza el temblor en la mano de Davidovich, que había conseguido turnos de saque en blanco, pero cede a la presión con una doble falta y una derecha a la red que otorga el viaje a semifinales a Alcaraz. Espectáculo de magia, con trabas, con brillanteces, con dos jugadores diferentes, creativos y competitivos.

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