MASTERS DE PARÍS BERCY
El gran día de Ferrer
Disputa la final de París ante el polaco Janowicz y tiene más cerca que nunca su sueño de ganar un Masters 1.000
ENRIQUE YUNTA
El día está marcado para David Ferrer , domingo 4 de noviembre a las 15 horas (TDP) . A la vuelta de la esquina, más cerca que nunca, un Masters 1.000, sueño que persigue desde que está en el circuito ... y es alguien con nombres y apellidos. Está en la final de París Bercy y se mide al polaco Jerzy Janowicz, agradabilísima sorpresa que viene de la fase previa, un tenista con un futuro tremendo. Pero Ferrer se mira al espejo y se dice a sí mismo que es ahora o nunca, que este es su día. Quiere ser tendencia y salir en la portada del lunes.
Más allá de cuestionar el desbravado cuadro de París, alterado por las ausencias, las prematuras eliminaciones de los favoritos y la inminente disputa de la Copa de Maestros, Ferrer ha cuajado una notable semana y le queda únicamente rematar la faena. Se ha ido creciendo y ha adaptado su tenis a una pista rápida y bajo techo, históricamente un escenario poco propicio para los españoles. Pero Ferrer es un todoterreno.
Ahí donde otros sacan la lengua, Ferrer corre y corre para ganarse su trocito de gloria, t an competitivo en enero como en noviembre . Nadie ha jugado más partidos que él (85) y este sábado disputa el más importante de todos. «Estoy tranquilo, es una final muy importante, que trataré de afrontar de la mejor manera posible. Trataré de hacer mi juego, ojalá vaya bien», resume.
Ferrer tiene 17 títulos , pero ninguno de ellos es un Masters 1.000. Insiste siempre en que le queda eso y el Godó, dos deseos que arrastra desde que era un niño, y uno está ahí, a un paso y contra un rival que ha maravillado estos días. «Voy a jugar contra un jugador desconocido, pero esta semana está a un nivel altísimo, es un jugador que dará mucho que hablar. Él tiene cero presión y yo mucha más . Lo afronto como un partido más en mi carrera, si gano es un sueño cumplido y si pierdo no va a cambiar nada en mi vida».
El oponente se llama Jerzy Janowizc y es el 69 del mundo , pero saldrá de París cerca del top 30. Apunta bien Ferrer porque el polaco ha demostrado que tiene recorrido, sustentado su juego en un saque demoledor, un golpe durísimo desde el fondo de la pista y un toque suave cuando procede, explotado el recurso de las dejadas. Jugará agitado por la emoción.
«No es fácil controlar la presión durante tanto tiempo. Pero me digo que será el último partido, pase lo que pase. Tengo que encontrar en el interior de mi corazón un poco de potencia para luchar cada pelota. Espero ganar, lo espero en el fondo de mí», suplica.
Janowizc se estira hasta los 203 centímetros y ha ido superando pruebas, a cada cual más exigente. Tursunov, Serra, Kohlschreiber, Cilic, Murray, Tipsarevic y Simon se han quedado asombrados con su tenis y con la seguridad con la que se expresa. «Siempre digo que soy muy fuerte mentalmente, que nunca tengo problemas de estrés o de presión, esa es mi fortaleza», explica.
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