Ferrer, más cerca que nunca

El panorama en París es inmejorable y Ferrer se anima porque lo ve posible, liberado desde el momento en el que se creyó que era uno de los grandes. Ya no hay discursos victimistas en el alicantino y su tenis explota a sus 30 años, inagotable en cada carrera, orgulloso para luchar cada punto. En noviembre se expresa como si estuviera en enero.

Ferrer lleva 84 partidos, más que nadie en esta temporada, y contabiliza 70 victorias. La última llegó el viernes ante Jo-Wilfried Tsonga, un triunfo enorme (6-2 y 7-5) que le da motivos para ilusionarse. El español, confirmado como maestro en Londres (5 a 12 de noviembre) y primera baza de España para la final de la Copa Davis (16 a 18), se está gustando y advierte al personal.

Él mantiene un discurso tan realista como plano, pendiente del trabajo del día sin mirar más allá. «Lucho porque es mi trabajo y ahora son semifinales e intentaré ganar, como un partido más. Nunca he pensado en ganar un torneo , siempre pienso en mi siguiente partido», apunta Ferrer. Sin embargo, las eliminaciones de Djokovic, Murray, Del Potro y Berdych, y las bajas de Nadal y Federer, le convierten en el candidato número uno.

Ahora toca Llodra, un tenista en desuso , el prototipo del saque-volea que tan poco se ve. El francés, invitado por la organización, es un jugador magnífico en este tipo de superficies y está cuajando un notable torneo: «Saca muy bien. Ha estado tiempo lesionado pero esta semana está en muy buena forma. Intentaré restar muy bien y estar muy consistente todo el partido».

Por el otro lado del cuadro, ahí donde Ferrer no quiere apuntar porque piensa en las semifinales, Gilles Simon y Jerzy Janowicz compiten por una plaza en la final. El polaco, revelación del torneo y que arrasa con su servicio y su juego desde el fondo de la pista, mide la recuperación del francés, competitivo como antes.